Hace pocos días tuve la oportunidad de asistir a la posesión de niños, niñas y adolescentes como personeros estudiantiles, representantes de los estudiantes ante consejos directivos, contralores estudiantiles y mediadores, los cuales fueron elegidos por sus compañeros gracias a su liderazgo y propuestas para garantizar el bienestar de su entorno escolar.
Para este evento me invitaron a dar unas palabras que escribí pensando no solo en hacer un reconocimiento, sino también una reflexión desde mi experiencia en la política y el sector público.
Venimos de una generación que creció siendo apática a la política, sin embargo, es fundamental entender que lo público nos pertenece a todos y que para lograr transformaciones de fondo en nuestra sociedad, es necesario vencer la apatía y la indiferencia, con participación. Es momento de participar de forma responsable, entender cómo funciona el Estado, proponer y tomar acción.
He aprendido que un buen líder no sólo cuestiona, sino que es propositivo y busca construir caminos que permitan materializar las buenas ideas.
Es por esta razón, que celebro y resalto la importancia de estos espacios en las instituciones educativas, al igual que los que se generan en el territorio, colectivos y organizaciones sociales, pues son supremamente valiosos para fortalecer las bases de la democracia, el liderazgo, la participación ciudadana y generar las herramientas necesarias para potencializar las capacidades de nuestros niños, niñas y adolescentes.
Medellín va dirigida hacia una participación y liderazgo joven, lo cual, sin duda va a impactar radical y positivamente el progreso, la construcción de un desarrollo sostenible y la consolidación de las transformaciones de fondo que hoy necesita nuestra ciudad.
Ser un líder no es fácil, pero tomar la decisión de liderar tiene el potencial de cambiar el rumbo de una sociedad. Con esta reflexión extiendo una invitación a todos y todas las jóvenes que tienen un sueño de cambio, para hagan uso de los mecanismos de participación, alcen sus voces y sean conscientes del poder que tienen en sus manos, que usado de manera responsable es la semilla de esperanza que nuestra sociedad necesita.
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