Nosotros sí sabemos quiénes son ustedes

Capítulo segundo: lo innovador de los trueques

Saliéndome del sensacional falso sobrino de Gaviria, de tomas policiales en instituciones educativas en Medellín, de lo hipster que se anda volviendo Medellín con sus colectivos y sus bicicletas –que no es malo-, hoy dedicaré este espacio a una de esas cosas que me he encontrado en mi trabajo y que me remueve el corazón.

No recuerdo cuándo fue la primera vez que vi eso, sé que fue en Montebello, Antioquia. Regresaba a Medellín al medio día, todos los pasajeros nos subimos al bus y después una horda de niños llenó de olores y voces el pasillo. Los niños jugaban, a mi lado se sentó una niña con su cabello enmarañado. En la emisora sonaba música popular y los niños cantaban a todo pulmón. Yo, descubriendo esa rutina, sonreía a lo que escuchaba y veía.

-Mi Dios le pague, hasta mañana.

-Con gusto, con gusto.

Y el con gusto duraba hasta que se bajaba el último niño. Luego desde abajo uno gritó:

-Profe, hasta mañana.

La profe se despidió y sonrió con orgullo al resto de pasajeros. Luego los niños salieron corriendo por un sendero y el bus siguió. Eso mismo lo he visto yendo de Támesis a La Pintada, de Betulia a Urrao, de Caramanta a Valparaíso. El común: los conductores nunca le han cobrado nada a estos niños de las montañas. A ese punto quería llegar, estos conductores no tienen obligación de transportar a estos niños, tampoco tienen la obligación de no cobrarles; lo hacen –creo- por convicción, porque saben que con ese acto le están haciendo la vida más feliz a alguien y a veces, con lo que hacemos y somos, todo se reduce a eso, a cómo facilitamos la vida a los otros.

Podría funcionar a modo de trueque. Digo, el conductor ofrece su servicio de transporte y a cambio estos niños juntan sus voces con la de los cantantes que suenan en las emisoras, hasta prometen con su presunta felicidad estar ejerciendo su ciudadanía. Habrá que prepararnos más, a la ciudad le hace falta el espíritu colaborativo del campo, le hace falta humildad y la humildad le hace falta hasta a la web. Mientras muchos descarados juegan a ser Dios con sus intenciones partidarias y capitalistas para dominar a otros, esos otros juegan a vivir la vida, respirando y dando el aire que a veces, en algunos casos, otros no podemos respirar.

Con sinceridad, para los muchos Nicolás Gaviria que aunque no amenazan con muertes, se burlan del romanticismo con el que vivimos otros.

[author] [author_image timthumb=’on’]https://scontent-mia.xx.fbcdn.net/hphotos-xpf1/v/t1.0-9/10441335_10153067958139128_7535219206262728980_n.jpg?oh=d69c83014469d06abe666f6a9144514c&oe=558BB7CD[/author_image] [author_info]Ave Velásquez Montoya Soy Ave Velásquez, o así me conocen. Escritor de ficción, no tan buen periodista; un opinador que lo relativisa todo -a eso debo muchos dolores de cabeza- y que se conmueve con todo. Tengo un blog que se llama LaMentira Blog y bueno, soy comunicador periodista de la Corporación Universitaria Lasallista y trabajo en el programa Antioquia Joven de la Gobernación de Antioquia. http://lamentirablog.tumblr.com[/author_info] [/author]

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