En Colombia, durante el catastrófico paro nacional del año 2021, fue común escuchar frases como “no me toque la papita”, en mi región el norte de Antioquia se popularizó la frase “no me toque la lechita”, todo ello haciendo referencia a la reforma tributaria que posteriormente produjo la salida del ministro de hacienda de la época, el interés de estas consignas era precisamente que estos productos no fueran gravados con nuevos impuestos en el mencionado proyecto de ley.
Las crisis generadas en la pandemia y posterior paro nacional, ocasionaron una fuerte alza en los insumos agropecuarios, situación que sacó lo mejor de nosotros para poder sostener nuestros proyectos productivos, en mi municipio Entrerríos, una cooperativa se ideo mezclar su propio fertilizante para poder disminuir en más de 20 mil pesos el bulto al campesino, otra cooperativa ayudó a financiar el proyecto y dio descuentos a sus asociados, un claro ejemplo de éxito que aún no se ha contado lo suficiente, ahora que la calma retorna las ideas desaparecen, ¿será entonces qué son necesarias las crisis?
Un año más tarde, las mayorías de izquierda en el congreso y el gobierno del cambio, aprobaron una innecesaria reformar tributaria, quedó haciendo falta una verdadera presión social, que evitara a los nuevos padres de la patria poner en práctica la famosa frase “las decisiones impopulares se toman al inicio del gobierno”, la mayoría en el congreso fue aplastante, y los congresistas de la región (amigos de Daniel Quintero) condenaron a su gente a nuevos impuestos.
Si bien la leche volvió a salvarse en la reforma tributaria, varios de sus derivados y productos complementarios no lo lograron, por ejemplo la leche en polvo, la leche achocolatada, la lecherita, los dulces de leche, la natilla, y los cereales que con leche hacen un rápido desayuno no se salvaron, ahora tendrán un nuevo impuesto “saludable” que en realidad simplemente es un tributo más, que afectará fuertemente a la clase media-baja del país, a las empresas del sector, y a la economía en general.
Pero, ¿por qué menciono a Daniel Quintero?, el alcalde de Medellín, en las últimas semanas emprendió un fuerte ataque de desprestigio al sector lechero, con dineros públicos se ha instalado una valla en Medellín haciendo referencia con cifras engañosas al consumo de agua de una res, un proceso de adoctrinamiento en contra del sector que irrespeta a los ganaderos y lecheros de Antioquia, una agresión innecesaria e injusta, fiel a su estilo, ¿qué dirán de esto los congresistas de la región amigos de Quintero?
Daniel Quintero, no me toque la lechita.
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