No me gustan los lunes (que amenazan)

Estos lunes…

I don’t like mondays. La canción cantaba el drama de un colegio donde una adolescente disparaba contra sus compañeros. Luego vendrían muchos más. Mañana lunes, el covid-19 va a seguir disparando contra la gente que va a ir a trabajar por un salario. ¿Quién recibirá sus balas?

En la guerra de trincheras, cuando salías de la zanja estabas en manos de la suerte. Podrías tener fusil, bayoneta, casco, incluso contar con la inteligencia de los mandos. Pero en lo más crudo del combate, si te librabas era por puro azar. No me gusta este lunes. Lunes en mitad de una pandemia, donde no sabemos quiénes contagian y quiénes no. Regresar a empresas donde no hay espacio para mantener la distancia. En transportes que tienen que trasladar a millones de personas. Pienso en ese empresario de VOX que abandonó en la puerta de un hospital a un trabajador suyo accidentado. Millones de personas regresan al trabajo sin el plenoa acuerdo de la comunidad científica. Metros, autobuses necesariamente llenos de gente.

«¿qué opina la patronal española de esta medida? ¿Y las patronales madrileña, catalana, gallega, andaluza…? ¿Puede alguien explicarnos la urgencia económica, como adultos que somos, para entender qué está en juego y que podamos saber si nos interesa? ¿Vamos a imitar a Italia y tener aquí un Bérgamo?»

Tras la jornada de trabajo, regresarás a casa. Tendrás la paranoia de si estás bien. Quizá te duele la cabeza o la garganta, te preguntarás a cada rato si tienes fiebre o si solo es que estás cansada. Toses y miras a tu alrededor. Con tu propia familia te sientes un sospechoso.  ¿Podrás estar con los tuyos o mejor ni les beses?

Estos lunes no me gustan. Son una amenaza. ¿Por qué no ha dicho nada la patronal? ¿Por qué no ha dicho nada Pablo Casado ni Isabel Díaz Ayuso ni García Ejea ni Feijoo? ¿Por qué no dicen nada ni en VOX ni en Ciudadanos? ¿Qué opina el PNV del regreso al trabajo? ¿Por qué este silencio?

Hemos dicho que tenemos que fiarnos de las autoridades científicas. Y es el argumento que calla a los profetas del apocalipsis. ¿No sería sensato esperar hasta que las autoridades científicas digan con claridad qué se espera de la pandemia? ¿Quién está empujando a una decisión que debilita la principal fuerza del Gobierno?

Duelo a garrotazos, pactos de la Moncloa, reinventarnos

Con el coronavirus, por la intensidad de sus efectos sanitarios, económicos y sociales, España va a dividirse. Todos estamos asustados. Es verdad que unos más y otros menos, pero todos asustados por nuestra suerte y la de los demás, especialmente de los más vulnerables y de los que sentimos más cerca. Todos, en todo el país, andamos sin duda, preocupados por la enfermedad. No menos por el día después.

«Ahora que estamos llenos de fragilidad y de compasión, es un buen momento para dar pasos para solventar todo lo que nos falta»

De los 47 millones de españoles, de toda la geografía y de todas las naciones de este país de países, una parte, la más grande, son los que andan sacando lo mejor de sí mismos. Son los solidarios, los que están haciendo mucho más de lo que le va en el sueldo, los que se encuentran en los balcones y en las redes de ayuda, en el apoyo a medidas que son para todas y todos. Son los que dedican parte de su tiempo a echar una mano como sea, los que tienen compasión y la convierten en actos, los que denuncian los bulos y las intoxicaciones y los que detienen las mentiras en nombre de la verdad que todos necesitamos.

También está ahí esa España que congela el corazón, la de los que van a la suya, la de los privilegiados, los aprovechados, los que pescan en río revuelto, los gorrones, los pícaros, los señoritos, los timadores, los del sálvese quien pueda, los mojigatos, los cobardes y los apesebrados. También son nuestros compatriotas y con ellas y ellos hay que hablar aunque ellos son más del monólogo.

Sánchez quiere poner a hablar a las dos Españas y pregona, torciendo la historia, unos nuevos Pactos de la Moncloa. Iglesias sabe que hay más Españas y quiere recuperar la parte ocultada de la Constitución de 1978, aunque para hacerlo va a necesitar el concurso de jueces demócratas. Otros seguimos pensando que España es muy plural y tiene heridas que arrastra desde hace al menos doscientos. Tenemos  que reinventarnos. De manera urgente para dejar de ser tan desigualdes, de tener un mercado de trabajo tan precario, de tener esa brecha fiscal que impide avanzar. Ahora que estamos llenos de fragilidad y de compasión, es un buen momento para dar pasos para solventar todo lo que nos falta.

Políticos, sindicalistas y patronal para unos y otros

Tenemos en España también políticos para todas las Españas. Políticos que representan a los que piensan en la mayoría y políticos que representan a los que piensan, sobre todo, en ellos mismos. Han surgido políticos locales que siempre han hecho política para unos pocos y que hablaban con las demás derechas para frenar cualquier avance social. Ahora usan la crisis para reclamar más ayudas solo para los suyos. Curiosamente, los que hacen esto, los egoístas de cualquier partido de la derecha, siempre han estado políticamente de acuerdo, sean catalanes, madrileños, gallegos, andaluces o de Murcia.

Tenemos sindicatos que trabajan para la mayoría de este país, que son trabajadores y pensionistas o futuros trabajadores y pensionistas. Aunque muchas veces tienen dificultades para explicar a la mayoría sus decisiones. La derecha los tiene siempre en el punto de mira. Señal de que algo están haciendo bien.

Y tenemos una patronal que no suele estar a la altura casi nunca. No es gratuito que el Presidente de la Patronal durante la última crisis, Díaz Ferrán, esté en la cárcel por ladrón, mientras nos decía a los demás que cobráramos menos y trabajáramos más. La patronal nunca ha estado contra la Gürtel, la Púnica ni ninguna trama corrupta. Y eso que unas pocas empresas traicionaban al conjunto, precisamente a las que no hacían trampa. La patronal ahora está diciendo que no ve lo de la renta mínima. Seguramente porque si llega para quedarse, la gente tendrá más recursos para no tener que aceptar cualquier trabajo precario de 500 euros.

La patronal está guardando silencio hoy, un día antes del regreso al trabajo. Son las ventajas de poder presionar por detrás y encima no mancharte las manos. Son capaces, si repuntan los muertos, de pagar un anuncio en su prensa mercenaria echándole la culpa al Gobierno de la medida.

Regresamos a las clases sociales: unos al tajo, otros confinados, otros haciendo caja

El gobierno ha dado por terminado el confinamiento de los trabajadores y trabajadoras no esenciales. Ha hecho la salvedad de que no deben ir a trabajar los considerados vulnerables, esto es, los mayores de 60, hipertensos, diabéticos, los que tienen inmunodeficiencias (celiacos, psoriasis…), enfermedades cardiovasculares, enfermad pulmonar crónica, enfermedad hepática crónica, enfermedad renal crónica, cáncer en fase de tratamiento, embarazo. Los que obligatoriamente debe ir trabajar habrán de cumplir medidas estrictas de prevención: distancia de seguridad, uso de equipos de protección, protocolos de higiene, etc. Cientos de miles de empresas improvisando medidas. Los hospitales privados cobran por enviar medicinas (los públicos no), el PP permitió que se despidiera a los trabajadores enfermos con su reforma laboral y el gobierno de coalición acaba de derogar esa disposición. La Junta de Galizia no ha renovado el contrato a los médicos de baja por enfermar por coronavirus. Estampas de España.

Este lunes abren, junto a los servicios esenciales, los no esenciales. Que se convierten en esenciales. ¿Esenciales para quién? Algunos dejan entrever que en los países de nuestro entorno, las autoridades han optado por las empresas y no por la gente. Que estamos perdiendo competitividad porque seguimos parados. Que  «ellos» (los competidores) siguen haciendo negocio y que nosotros estamos haciendo el gilipollas (me imagino a Boris Johnson hablando así antes de entrar en la UCI). Si ese es el punto de vista de la patronal, debiera salir hoy mismo Garamendi o Pablo Casado o alguien vinculado a Bruselas a explicárnoslo.

ESTRIBILLO DISTORSIONADO ANTES DE LAS 20:00

Algunos calculan que en 15 días, aquellas ciudades que tienen o habrán tenido colapso sanitario, ya no lo tendrán. Y que ante nuevos posibles contagios por el regreso al trabajo, la sanidad estará en mejores condiciones para curar a los nuevos enfermos. Y que el cumplimiento estricto de las medidas, hará que ese contagio sea infinitamente menor. Parece que quien razona es el Doctor Spock de Star Trek.

Los amantes de la muerte, que son muy de los cantos legionarios y de los ataudes en las columnas de opinión, estarán deseando que no sea así, para poder seguir disparando contra el gobierno y pasear los muertos que es un recurso muy socorrido para el peor periodismo de Europa y una de las derechas más carroñeras. Su negociado es así.  El Mundo, el ABC, La razón, OK diario, Espejo Público o Periodismo Digital podrán rellenar cientos de artículos y de horas de tertulias. Y que no se hagan los indignados, que alguno de ellos ya se inventó una trama falsa que le partió el alma a las víctimas de Atocha y todos están dándole eco a bulos y falsificaciones.

En esta canción triste, el grueso de la ciudadanía exige a gritos una explicación: ¿qué opina la patronal española de esta medida? ¿Y las patronales madrileña, catalana, gallega, andaluza…? ¿Puede alguien explicarnos la urgencia económica, como adultos que somos, para entender qué está en juego y para que podamos saber si nos interesa? ¿Vamos a imitar a Italia y tener aquí un Bérgamo? Si eso pasa ¿a quién hay que pedirle cuentas?

¿Qué opina el Partido Popular, VOX y Ciudadanos? ¿O solo están esperando y guardando silencio para atacar al gobierno, haga una cosa o la contraria? ¿Qué opina el PNV? ¿Qué opina el PSOE como partido?

«Cuanto más presionen los del dinero, más unidos debemos estar. De esta salimos todos juntos, compartiendo, dando todas las explicaciones. Feo domingo de Resurrección. No me gustan los lunes que amenazan»

¿Por qué no está hoy domingo llena la prensa, las radios, las televisiones de análisis sobre la vuelta al trabajo? ¿Por qué este silencio de domingo de Resurrección cuando en vez de insistir en medidas que devuelven la vida, parece que hay riesgo de que este pueblo vuelva a crucificarse? El único que parece que escucha el mensaje cristiano es el Papa Francisco que confía en la ayuda mutua y en la compasión.

Desde los balcones aplaudíamos a ese puñado de gente que se estaba jugando la vida para que nosotros pudiéramos quedarnos en casa. A una parte de la España de los balcones la mandan al tajo los mismos que en Bérgamo impidieron que se cerrasen las empresas y las obras hasta que se pasara la crisis. Los que no puedan teletrabajar, los que tienen que poner el cuerpo, los que hacen cosas con sus manos, sus dedos, su cuerpo regresan al trabajo en mitad de una enorme incertidumbre. Vuelven a dividirnos. Yo hoy voy a aplaudir más fuerte. Porque va a haber más gente ahí afuera.

Cuanto más presionen los del dinero, más unidos debemos estar. De esta salimos todos juntos, compartiendo, dando todas las explicaciones. Feo domingo de Resurrección. No me gustan los lunes que amenazan.

 

Juan Carlos Monedero

Es licenciado en Ciencias Políticas y Sociología en la Universidad Complutense de Madrid. Hizo sus estudios de posgrado en la Universidad de Heidelberg (Alemania). Actualmente es profesor titular de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad Complutense de Madrid (con dos tramos de investigación -sexenios- reconocidos).