No bote su voto al Congreso

Según veo en las redes sociales, muchos anuncian felices, y con un ímpetu que no comprendo, que van a votar en blanco en las próximas elecciones al Congreso de la República. Las razones que dan para esto son conocidas y, no puedo evitar decirlo, trilladas: que los políticos no sirven para nada, que todos son unos corruptos, que el problema principal de Colombia son, de hecho, los políticos, que los políticos de hoy son lo mismo que los de ayer, que solo se dedican a robar, etc.

Entiendo la indignación que sienten estas personas puesto que, es cierto, en Colombia muchos políticos nos han dado razones de sobra para exasperarnos y para querer mandarlos a todos bien lejos. Sin embargo, y no quiero generalizar, creo que muchas personas que orgullosamente dicen que van a votar en blanco, dizque porque ‘no creen en los políticos’, están cometiendo un grave error. Me explico.

Votar en blanco en las elecciones al Congreso perjudicaría principalmente a los partidos minoritarios. ¿Por qué? Porque para que el voto en blanco tenga un efecto real en las mismas,  éste tendría que obtener la mayoría del total de votos válidos emitidos en dicha elección. Lograr obtener la mayoría de votos no es nada fácil, puesto que, siendo realistas, es poco probable que el voto de opinión (y el voto en blanco es un voto de opinión) logre ponerse por encima de los votos que las maquinarias políticas pueden movilizar a su favor ese día, por lo que las personas que voten en blanco, a pesar de sus buenas intenciones, habrán botado su voto a la basura, en lugar de habérselo dado a un candidato serio, y habrán dejado el Congreso en manos de quienes tanto desprecian.

Ahora bien, incluso suponiendo que el voto en blanco lograra triunfar en las elecciones al Congreso, la cosa no pinta muy bonita. Esto lo digo porque si bien las elecciones tendrían que repetirse, en las mismas no podrían inscribirse las listas que no hayan alcanzado el umbral en las elecciones anuladas (Según el acto legislativo 01 de 2009, el umbral para participar de la repartición de curules en el Senado y para mantener su personería jurídica es del 3%, lo que equivale a más o menos 480 mil votos, puesto que el Registrador Nacional ha calculado que la participación en las elecciones legislativas oscilará alrededor de unos 16 millones de votos[1]). Esto es: probablemente los movimientos y partidos minoritarios que intentaban llegar al Congreso. Lo anterior debido a que es seguro que los partidos poderosos no tendrían ningún problema en superar el umbral requerido para participar en las nuevas elecciones.

Así, lo único que lograríamos serían unas nuevas elecciones en las que los candidatos de partidos y movimientos minoritarios no podrían tomar parte, y los únicos candidatos en la balanza serían los de los partidos que superaron el umbral, es decir, los tan censurados partidos tradicionales y aquellas estructuras políticas que surgieron de los mismos, como el Partido de la U.

Pero adicional a lo anterior creo que hay otros motivos para no votar en blanco y, en vez de eso, hacer el ejercicio mental de evaluar cuál puede ser el candidato al que se le debe entregar el voto, y votar por éste.

En primer lugar, seamos serios: el próximo Congreso va a ser probablemente el Congreso que deberá debatir las leyes que regirán la transición y el posconflicto colombiano. Allí se discutirán normas que serán fundamentales para el futuro de Colombia, y me parece un error fatal renunciar a la posibilidad de elegir a alguien que creamos puede aportar al país en un momento tan trascendental como el que estamos viviendo hoy y viviremos en los próximos años.

En segundo lugar, es mentira decir que no hay por quién votar. De hecho, si miramos los candidatos al Congreso que hay en estas elecciones, podemos ver que hay gente seria y bien formada, que quiere contribuir a la construcción de un mejor país. Para evidenciar esto, doy tres ejemplos de candidatos al Senado que, me parece, vale la pena resaltar.

Para los que quieren un candidato con experiencia y trayectoria, está el liberal Guillermo Rivera. ¿Qué es de un partido tradicional y por ello no debemos votar por él? Sinceramente, ese argumento no me convence. No tengo especial simpatía por el Partido Liberal, y creo que éste ha tenido episodios vergonzosos en su historia y que merecen total rechazo, pero esto no es motivo para descalificar a quien como Representante a la Cámara ha evidenciado  ser un hombre serio y sumamente juicioso en sus debates, y que además ha mostrado un gran interés y preocupación por la situación de las víctimas del conflicto armado colombiano.

Para los de izquierda está el jurista Rodolfo Arango, por el Polo Democrático Alternativo. Aunque no es del todo un candidato de mi agrado, no puedo negar que el echar un vistazo a su hoja de vida y a su trayectoria académica me da motivos para confiar en que una persona así podría enriquecer muchísimo los debates en el Congreso, pues llega cargado con el bagaje necesario para debatir complejos asuntos de orden jurídico que pasarán por nuestro órgano legislativo, como por ejemplo los relativos a temas de justicia transicional.

Y para los que nos sentimos más al centro está la politóloga Claudia López, por la Alianza Verde. A esta mujer, de lejos mi candidata favorita, le sobran méritos para llegar al Congreso. Sus investigaciones fueron clave para lograr destapar el abominable fenómeno de la parapolítica, y en general ha mostrado gran coraje para denunciar fenómenos de corrupción y alianzas entre sectores políticos y actores armados ilegales, lo que ha puesto en peligro su propia vida. Hoy, tras varios años de una excelente tarea de control político desde la academia y el periodismo, López ha decidido pasar a la arena electoral para contribuir a depurar la política colombiana desde adentro. En mi opinión, hay que apoyarla.

Con esta columna no quiero únicamente lograr que algunas personas que están considerando votar en blanco voten más bien por algún candidato serio, sino que también espero que las personas que la lean se tomen en serio su deber de votar, y antes de hacerlo piensen bien a quién quieren ayudar a llegar al Congreso de la República. Espero que leer esto les haya servido para algo, y mucha suerte el 9 de marzo.

[author] [author_image timthumb=’on’]https://fbcdn-sphotos-e-a.akamaihd.net/hphotos-ak-ash3/t1/1896768_1404022706522257_982353613_n.jpg[/author_image] [author_info] Alejandro Cortés Arbeláez Estudiante de Ciencias Políticas y Derecho de la Universidad EAFIT. Ha publicado en revistas como Cuadernos de Ciencias Políticas del pregrado en Ciencias Políticas de la Universidad EAFIT, y Revista Debates de la Universidad de Antioquia. Ha sido voluntario de Antioquia Visible, capítulo regional del proyecto Congreso Visible. Actualmente se desempeña como practicante en el Observatorio de Restitución y Regulación de Derechos de Propiedad Agraria. Leer sus columnas. [/author_info] [/author]
 *Agradezco a Sara Vélez Zapata por sus valiosos comentarios a esta columna, especialmente por su explicación sobre el umbral electoral.
1. Carlos Hernández Osorio, La mayoría del Congreso quiere reelegirse, aunque la tendencia histórica es a la renovación.

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2 Comments

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  • Muy buena columna Alejandro. Lo mismo pienso yo. Son cada vez más personas que «alegan y alegan» por los políticos, y al momento de preguntarles cuales de los políticos candidatos al congreso son los corruptos no logran mencionar 4 nombres. La generalización se ha convertido en la mejor excusa para desconocer la situación del país.
    Como ciudadanos es nuestro deber conocer a quienes elegimos y a quienes no, pero preferimos conocer a profundidad los partidos de futbol que los partidos políticos.