No basta sólo pensar

“Empezar nunca va a ser fácil, siempre se tendrá la sensación de dar un salto al vacío, de no tener la certeza de si vamos a fracasar o a tener éxito. Pero el resultado sólo lo sabremos si damos el salto”.


Hay personas que se sienten cómodas siendo críticas, viendo los toros desde la barrera, y estar siempre pendientes de los actuares del vecino, para que en caso de que sufra algún tropiezo, burlarse de su fracaso y llenarse de ira con sus victorias. Ese tipo de personas se quedan en los deseos, en las ideas, en las intenciones. Son pocas las iniciativas que logran materializar porque en lugar de centrar su energía en sacar adelante sus propósitos, se centran en poner trabas y dificultades al que ejecuta.

Como se dice popularmente “hay muchas personas que tienen sueños e ideas, pero son pocas las que ejecutan”. La clave, aunque suene sencilla, es hacer. Así lo he escuchado de jóvenes emprendedores colombianos como Fabián Gómez Gutiérrez, fundador de Frubana, otra startup de origen colombiano. En conversación con Robbie J Frye (ver), Gómez comenta que cuando conoció a Simón Borrero, fundador de Rappi, estaban en la casa de una amiga en común. Borrero le preguntó a Fabián que si quería tomar algo. Este le respondió que sí, que quería una cerveza. Simón sacó su celular, abrió una aplicación -Rappi- y la pidió. Hoy esa empresa es la primer empresa unicornio colombiano.

Fabián quedó estupefacto porque era la misma idea que él tenía desde hacía tiempo pero que no la había hecho realidad. Lo máximo que había logrado, era plasmarla en una presentación de Power Point. Al ver que Borrero la había implementado y que además estaba en el mercado disponible para cualquier usuario, sintió que debía cambiar su mentalidad: ejecutar lo que se tiene en mente o si no, descartar rápidamente la idea y pensar en otra que sea realizable. Con la lección aprendida, Fabián creo Frubana, una empresa similar a Rappi que hoy tiene operaciones en Colombia, México y Brasil.

Ese parece ser el ADN de las empresas de base tecnológica que logran sobrevivir en el mercado: la capacidad de ejecutar a toda velocidad, de resolver problemas en tiempo real para brindarle la mejor experiencia a los usuarios / clientes, pero sobre todo de innovar todo el tiempo con base en las nuevas demandas: creación de nuevos productos, servicios, experiencias. Decía Alejandro Salazar en una explicación que hacía sobre su libro La estrategia emergente que los planes estratégicos suelen fallarle a las empresas tradicionales porque no los logran cumplir a cabalidad y por irónico que parezca, este tipo de empresas encuentran como solución seguir haciendo más planes estratégicos; mientras que las startups, en lugar de hacer y reevaluar sus planes estratégicas, dedican más su tiempo a ejecutar, así se equivoquen, en el camino lo resuelven y se adaptan a las condiciones.

Sin duda, empezar nunca va a ser fácil, siempre se tendrá la sensación de dar un salto al vacío, de no tener la certeza de si vamos a fracasar o a tener éxito. Pero el resultado sólo lo sabremos si damos el salto. Si nos equivocamos, aprenderemos, y si logramos lo que pretendíamos, habrá valido la pena. Qué bueno que cada día tengamos más personas con mentalidad de construir y hacer, que personas que se quedan con la sensación de lo que pudo haber sido y nunca fue por temor; y que, con el tiempo, decidieron tomar la fácil postura de criticar a los que hacen. Esa mentalidad, como nuestras creencias, se pueden cambiar y adoptar en nuestra vida. Si pensamos más en hacer, con propósito de construir y servir, seguramente tendremos una mejor Nación.

José María Dávila Román

Comunicador Social - Periodista de la UPB con Maestría en Gerencia para la Innovación Social y el Desarrollo Local de la Universidad Eafit. Creo que para dejar huella hay que tener pasión por lo que se hace y un propósito claro de por qué y para qué, hacemos lo que hacemos. Mi propósito es hacer historia desde donde esté, para construir un mundo mejor y dejar un legado de esperanza y optimismo para los que vienen detrás. Soy orgullosamente jericoano.

Nota al pie: El columnista tiene o ha tenido vinculación laboral con la minera AngloGold Ashanti. 

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