Recuerdo disfrutar el pequeño libro de Alonso Salazar, No nacimos pa’ semilla, allí se encuentran testimonios escalofriantes, no se puede negar, difícilmente se podría modificar la versión, la frialdad, la anécdota y pillaje con que se planeaba un asesinato. Los propios autores narrando su hazaña, si es que podríamos juzgar de mérito, semejante crueldad. Tenemos mucha memoria de las tantas bombas que sonaron en las calles de Medellín, persiguiendo a Pablo Escobar. Inolvidable la bomba en las instalaciones de Caracol radio, de chiripa nos salvamos, decían los vecinos de la parroquia la Consolata.
Los archivos de los periódicos tendrán un gran valor agregado en el futuro, allí se podrá consultar hechos y sucesos del momento, en su tiempo y espacio, el catálogo será clasificado por fechas que ayudará a su rápida búsqueda. La foto tendrá el testimonio del suceso de ese entonces, hoy se contemplan los archivos fotográficos de ciudades, pueblos, corregimientos, se puede ver su transformación urbana.
Es difícil entender como un negacionista del talante de Darío Acevedo Carmona, supuestamente, formado en el pregrado de Historia de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, con maestría y doctorado, tuvo por trabajo modificar los testimonios del archivo del Centro Nacional de Memoria Histórica. Inimaginable, escuchar los anacrónicos comentarios y las justificaciones del exdirector del centro de memoria histórica. La indolencia de Darío Acevedo es solo comparable con la de un atorrante, majadero, que nunca reconoció la existencia de un conflicto armado en Colombia, el cual había dejado más de nueve millones de víctimas.
A todo lo anterior, sin tener memoria de juez penal, los testimonios desgarradores de los muchos testigos directos del conflicto, contradicen la desfachatez del negacionista Darío Acevedo, se chupo un gran presupuesto nacional desviando la verdadera información de archivos y de testimonios. Flaco favor, de nada sirvió tener semejante dechado de virtudes, desviando y negando la información, más allá de los textos y de la biografía, la verdadera memoria histórica, está en los testimonios que se encuentran en las veredas, en los corregimientos y en los pueblos de la quebrada geografía nacional, allí era difícil que llegará a desvirtuar el testimonio oral.
Comentar