Finalizó la vuelta España el pasado 16 de septiembre, y con ella la ilusión de ver a varios de los ciclistas colombianos en el podio, “Superman” López dio una gran muestra de coraje, demostró que es una de las cartas fundamentales de nuestro país para futuras competencias, Rigoberto Urán sigue mostrando su altruismo deportivo acompañado además de alocuciones que ponen en el dedo en la llaga en los momentos turbulentos y noticiosos de la realidad colombiano, como el caso de los actores colombianos que protagonizaron un caso de violencia intrafamiliar en México, “ (…) no se dejen cascar de un guevón”, fueron las palabras del ciclista antioqueño al respecto; por último y no por poco importante Nairo Quintana, siempre combativo, aunque no ganó ninguna etapa; al finalizar el certamen dio estas declaraciones, que abren un espacio a la reflexión: “(…) no solo ganar te hace grande en estos momentos difíciles también se aprende y nos obliga a una reflexión, es difícil ganar aunque a veces no se le da importancia (…)”, “(…) a veces las cosas salen y a veces no, sigo aprendiendo (…) ” y “(…) de los momentos difíciles también se aprende y nos obliga a una reflexión (…)”.
Las palabras del ciclista boyacense, abren un espacio para reflexionar respecto a la derrota, los colombianos seguimos sumidos en la búsqueda de procesos que requieren soluciones sencillas y rápidas, el facilismo se torna en elemento de cultura en tanto los resultados son más raudos y no requieren el máximo del esfuerzo. El análisis sobre la derrota se convierte en un elemento imprescindible sobre el replanteamiento de estrategias que posibiliten alcanzar objetivos. El escenario del posconflicto es un espacio expedito para esta reflexión, si la guerra se convirtió en un habitus de experiencia colectiva que conllevo a la derrota a través de la muerte, qué estrategias replantear como Nación para evitar el regreso a ella a través de la construcción de un proyecto que incluya la vida y la convivencia como pilares fundamentales.
Las palabras del ciclista colombiano deben recabar en lo más profundo de nuestra sociedad, la resiliencia, como esa capacidad de recuperación ante la adversidad, debería ser el motor que guíe la formación de nuestras próximas generaciones, tenemos una responsabilidad apremiante a la que ineludiblemente debemos hacer frente, repensar nuestro proyecto nacional, desde el cual la exigencia de entrega, garantía, compromiso y sacrificio no caerá únicamente en nuestros deportistas, sino que trascenderá a la forma como nos relaciones los unos con los otros, en los pequeños cambios se encuentran las semillas de las grandes transformaciones.