Mujeres al frente

“Deberíamos hacer un ejercicio del pensamiento en el que consideremos sufragar para que tengan mayor participación, mayor visibilidad y que con su oportuna intervención en los cargos de elección popular, empecemos a vivir en medio de una sociedad más equitativa, justa e igualitaria”.


La presencia de mujeres en el poder político ha adquirido una creciente relevancia en todo el mundo, ya que se reconoce su papel fundamental en la construcción de sociedades más equitativas e inclusivas. A lo largo de la historia, líderes femeninas han demostrado su capacidad para generar cambios significativos en diferentes áreas, desde la representación equitativa hasta la promoción de políticas de igualdad de género. Su presencia no solo inspira a otras mujeres y niñas, sino que también contribuye a romper barreras y estereotipos de género. Este texto explorará la importancia de las mujeres en el poder y su participación en política en el mundo, Latinoamérica y, de manera particular, en el territorio nacional. Veremos cómo su liderazgo ha impactado positivamente en la toma de decisiones y en la promoción de una sociedad más justa.

En los países donde las mujeres han asumido los roles de liderazgo político se han logrado avances significativos en términos de equidad de género. Lideresas a lo largo del mundo han promovido estrategias y medidas concretas para abordar las desigualdades de género en diversas áreas. Por ejemplo, han suscitado la igualdad salarial y el acceso equitativo a la educación y el empleo, lo que ha permitido a las mujeres tener mejores oportunidades y superar las barreras que históricamente les han limitado. Además, se han enfocado en la protección de los derechos reproductivos, la lucha contra la violencia de género y la promoción de la participación política y social de las mujeres. Estos avances han contribuido a construir sociedades más inclusivas y justas donde las mujeres tienen un papel destacado en la toma de decisiones y en la construcción de un futuro más igualitario.

Por otra parte, mujeres visionarias y valientes a lo largo de la tierra han dejado una huella indeleble en la historia. Jacinta Ardern, convertida en la primera ministra de Nueva Zelanda se ha destacado por el manejo efectivo de la crisis en el ataque terrorista en Christchurch en 2019 y por su respuesta efectiva a la pandemia de COVID-19. Finlandia vio a Tarja Halonen convertirse en la primera presidenta del país, enfocada en los derechos humanos y la igualdad de género. Noruega tuvo a Erna Solberg como primera ministra, quien promovió la sostenibilidad y la igualdad de oportunidades. En Bangladesh, Sheikh Hasina lideró el país hacia un crecimiento económico sostenible y la mejora de los derechos de las mujeres.

En otra parte del mundo, en África, Ellen Johnson – Sirleaf, venciendo los comicios en 2005 logró posesionarse como presidenta de Liberia y primera presidenta en un país africano. Esta mujer, luego de haber ejecutado un buen periodo presidencial, hacia el año 2011 fue reconocida como premio nobel de paz junto a otras compañeras pertenecientes al movimiento Mujeres de Liberia Acción Masiva para la Paz. Otro ejemplo que podemos tomar del contexto africano es el de Wangari Maathai a quien en el año 2004 le fue concedido el premio nobel de paz por su admirable contribución al desarrollo sostenible, la lucha en la promoción del desarrollo económico y cultural como la defensa a la democracia y la paz. Estas y otras, como Funmilayo Ransome – Kuti en Nigeria, Hadijatou Mani vendida como esclava a sus 12 años y, quien luego de ser liberada en 2008 denuncia al Estado y gana, son el claro ejemplo de mujeres aguerridas luchando por la dignidad e igualdad de derechos.

La intervención en los escenarios políticos por parte de las mujeres en América Latina y el Caribe, aunque en 2021 tuvo un leve aumento, aún se encuentra muy por debajo de la paridad. Según datos del Observatorio de la Igualdad de Género, la reciprocidad de las féminas en todo Latinoamérica no supera el 15 por ciento de participación. Colombia no es la excepción con respecto a las bajas cifras de mujeres electas; verbigracia, en 2019 solo el 11 por ciento de ellas han sido electas para ocupar lugares en alcaldías, concejos, asambleas y congreso de la República. El reto es que ellas más capaces deben empoderarse de los espacios políticos.

Frente al panorama anterior, vale la pena observar la intervención de ellas en las diversas luchas que como continente latinoamericano se han dado y siguen dándose. Rosa Parks, activista afroamericana en medio de la hostilidad del racismo norteamericano, pudo ocupar un asiento para blancos en lugar de uno de los reservados para las personas de color en la parte de atrás del autobús; además, fue una figura importante en el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos. Rigoberta Menchú, nobel de paz, es representación a observar como ejemplo, pues aun en medio de las hostilidades de su época, esta guatemalteca dispone su vida a la lucha contra la violencia y a la reivindicación de la justicia social y mejores condiciones de vida para su pueblo.

Más al sur de nuestro continente, podemos hacer mención de otras mujeres que han sido importantes protagonistas en los escenarios políticos. Michelle Bachelet presidenta de Chile en dos ocasiones alcanza significativos logros a nivel social, entre ellos, diversas leyes para el amparo de derechos tales como la educación y la protección de pueblos originarios. Particularmente, en nuestro contexto colombiano, observamos el talante de mujeres que desde siempre han puesto su vida al servicio desde los escenarios políticos. María Cano, la primera mujer política en Colombia, se desenvolvió como promotora de la defensa de los derechos civiles y de los trabajadores. Elsi Quintana Simanca, desde los Montes de María ha hecho florecer la semilla de la paz, ejemplo de resistencia y lucha que ha empoderado a las mujeres en medio del conflicto armado.

Todas estas líderes y otras a lo largo del mundo han demostrado que las mujeres tienen un papel esencial en la construcción de sociedades más justas y equitativas. Simultáneamente, en cuanto a los indicadores de sus gestiones, los estudios han demostrado que la presencia de mujeres en el poder puede tener un impacto positivo en diversas áreas, particularmente al abordar las necesidades y preocupaciones de la sociedad con políticas más inclusivas. Verlas lideres puede ser la posibilidad de inspiración para otras jóvenes y niñas, ayudando a romper las barreras y estereotipos de género. Ellas, lideres, suelen abordar y proteger las políticas que promueven la igualdad de género, la lucha contra los derechos reproductivos y la violencia de género, así como el acceso equitativo a la educación y el empleo.

Todo lo aquí expuesto no quiere decir que la gerencia de lo público y la participación en política deba mirarse de manera imparcial e indiferente en los casos en los que se encuentren los hombres sino, por el contrario, que los impactos de la gestión de cualquier líder o lideresa político pueden variar y deben ser evaluados de manera integral. No obstante, la presencia de ellas en el poder debe ser fundamental para el avance de sociedades más justas e igualitarias.

En definitiva, a pesar de observar avances en la participación de las mujeres en los escenarios políticos, no puede perderse de vista que solo el 11 por ciento de ellas han sido elegidas en 2019. Deberíamos hacer un ejercicio del pensamiento en el que consideremos sufragar para que tengan mayor participación, mayor visibilidad y que con su oportuna intervención en los cargos de elección popular, empecemos a vivir en medio de una sociedad más equitativa, justa e igualitaria. Por demás, una colectividad educada y culta, pues las mujeres poseen una capacidad innata para mantener el orden en su entorno por sus habilidades organizativas excepcionales.

John Jaramillo

Educador apasionado y convencido del camino que allana la educación para gestar generaciones honestas, responsables y constructoras de sociedad. Licenciado en Filosofía y Educación Religiosa de la Fundación Universitaria Católica del Norte; magister en Tecnología Educativa y Competencias Digitales; actualmente, abogado en formación.

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