Minxear el mundo polarizado

“no existen mundos que compitan entre sí como ontologías rivales, simplemente narrativas que crean falsas disputas que hacen creer a las personas que no tienen nada que ver con las otras”


La idea de mundos polarizados implica desacuerdos no sólo a nivel político; sino a nivel educativo, orientaciones sexuales o, simplemente, las personas que prefieren o no prefieren la pizza con piña. La frase más común: “pertenecemos a mundos distintos”, parece camuflarse con la imposibilidad de establecer lazos con personas distintas procedencia e intereses. Y no estoy hablando de la incompatibilidad de los acuarianos con los nacidos bajo el signo de Leo, estoy hablando de las brechas sociales, a veces arbitrarias, que terminan creando partidos que promueven el odio y la destrucción de cualquier apuesta por la alteridad.

Tal como los teóricos de la argumentación señalarían, los “desacuerdos epistémicos” pueden ser profundos y, en ocasiones, irreconciliables así se cuente con la misma evidencia disponible. Las concepciones de mundo que no se quedan en la simple perspectiva pasmada según la cual: “desde que no se metan conmigo, todo está bien” ¡No! En mi país, dichas diferencias tienen implicaciones reales como el asesinato de líderes sociales, la desaparición de civiles, como la noticia más reciente, la amenaza a un candidato presidencial. En efecto, las visiones de mundo pasan de la palabra (De dicto) a la acción (De re) y esta transición se hace por medio de acciones concretas. Para decirlo en criollo, si no piensas como alguien de mi partido: “¡Plomo es lo que hay, plomo es lo que viene!” Tal como dijo un furibundo uribista en las protestas sociales en Colombia del 2019-20.

Si bien, el filósofo Ludwig Wittgenstein afirmó que el mundo de los felices es distinto del mundo de los infelices, quisiera oponerme y decir que los mundos en los cuales circundan las personas no son distintos; ni antagónicos. Ni siquiera, son dos mundos pues no hace falta hinchar la ontología de esa manera, máxime, cuando una vez más vuelven las sombras de los nacionalismos. Hay un solo mundo en donde las dinámicas se entremezclan en complejos tejidos sociales. Un ejemplo de la idea anterior se plasma en la serie “Minx: una para ellas” de Elle Rapoport.

Minx, es una serie que muestra desde el inicio la convergencia de dinámicas sociales de actores de mundos aparentemente opuestos. La yuxtaposición de mundos ocurre cuando Joyce; culta escritora feminista de clase social privilegiada, se encuentra con Doug; un publicista y macho yankee que tiene un estudio porno. En esta relación los personajes no sólo se distancian en las maneras, sino también, la ideología, visión e, incluso, formas de hablar que implicarían discrepancias. No obstante, lo interesante de la serie es que muestra que los mundos no se oponen radicalmente ya que, de hecho, convergen. El solapamiento de los aparentes mundos distintos se da en términos de vasos comunicantes tales como el deseo sexual. Lo anterior, que bien podría dar lugar a ríos de tinta por parte de psicoanalistas, son frecuentes en diversos fragmentos de la serie. Incluso, uno de los capítulos más llamativos llamado “Au Revoir, Le Double Pene”, muestra el entretejimiento de esferas sociales antagónicas liadas por el impulso sexual. Otra lectura más foucaultiana del asunto podría señalar que hay dinámicas de poder involucradas en la medida en son las clases altas las que imponen cierta norma moral sobre las bajas. Esto, sin lugar a dudas, daría lugar para otra entrada. Lo dejo hasta aquí.

En últimas, podría cerrar esta entrada diciendo que no existen mundos que compitan entre sí como ontologías rivales, simplemente narrativas que crean falsas disputas que hacen creer a las personas que no tienen nada que ver con las otras. La cuestión es que llevar a la práctica esta consigna parece inviable en un mundo cada vez más polarizado. Llamo a Minxear el mundo polarizado que, tal como la seria, implica pensar el límite de las divisiones y, como he venido argumentado, poner fin a la creación de submundos paralelos y no-conectados: ¿En qué mundo habitas?, ¿en el tuyo? ¿en el nuestro?

Joan Sebastián Mejía Rendón

Egresado del Instituto de Filosofía de la Universidad de Antioquia y actual maestrando de la Maestría en tecnología, políticas y cultura de la Universidad Nacional de Córdoba. Los temas de trabajo en los que se ha centrado son filosofía de la ciencia y de la tecnología. En la actualidad estudia un cruce entre filosofía de las mentes animales y mente extendida. En un contexto más detallado, estas investigaciones se ubican en la perspectiva de la técnica animal.

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