Mi primera chamba

Gustavo Petro viene, casi desde el inicio de su período, señalando que se está gestando un “golpe blando” para tumbarlo, sin embargo, este discurso solo intenta disfrazar la ineptitud de sus funcionarios, así como los escándalos que surgen dentro del propio gabinete.

Uno de los primeros hechos bochornosos para el actual gobierno surgió a raíz de la pérdida de una aparente gran cantidad de dólares en la propiedad de Laura Sarabia, en ese entonces Jefe de Gabinete, por lo que se procedió de forma irregular a chuzar a Marelbys Meza y posteriormente, a hacerle una prueba de polígrafo, en la que abiertamente hubo hostigamiento y abuso de poder contra la exniñera de Sarabia.

Mientras esto ocurría, el país se daba por enterado de una conversación entre Sarabia y un rabioso Armando Benedetti, en la que éste último amenazaba con contar la “verdad” sobre la compra de votos en el caribe, con la que, aparentemente, Petro logró los números en las urnas para llegar a la presidencia.

En tiempo récord, también estalló el escándalo de unos dineros procedentes del narcotráfico que habría administrado Nicolás Petro para la campaña del hoy presidente, aunque, al parecer, estos dineros fueron usados por Nicolás para vivir sabroso.

Laura Sarabia y Armando Benedetti salieron temporalmente del gobierno, y Nicolás Petro resultó acogiéndose a un principio de oportunidad con la Fiscalía, aunque luego se retractó después de recibir una visita de Gustavo Petro y cambió su versión inicial, diciendo que estaba siendo presionado por el ente investigador. Vale recordar la icónica frase de un padre orgulloso: “yo no lo crié”.

Luego de este zaperoco, nos enteramos de una licitación para la elaboración de pasaportes que inició la Cancillería de Álvaro Leyva, la adjudicó y luego tumbó la misma adjudicación que ganó Thomas Greg & Sons, sometiendo al Estado colombiano a una demanda que probablemente perderá el país (detrimento patrimonial), pero lo más circense de todo esto, es que la misma Cancillería declaró el estado de urgencia manifiesta para poder contratar a dedo a quien fuera a hacer los pasaportes, y se la dieron a Thomas Greg & Sons.

Esto le valió una sanción por tres meses a Leyva por parte de la Procuraduría, además de un desacato inicial, pues al canciller le valió huevo lo que dijera el Ministerio Público, aunque finalmente cedió para no hacer más grande el problema.

Posteriormente y para iniciar el 2024, nos enteramos que Colombia perdió la sede de los juegos Panamericanos, ante una falta de voluntad política de Gustavo Petro y una desastrosa gestión por parte de la ex ministra del deporte, Astrid Rodríguez. Hay que señalar también, que por falta de la voluntad del Gobierno Nacional, Barranquilla también perdió la posibilidad de ser un escenario de la Fórmula 1 (¿Sorprende que abuchearan a Verónica Alcocer en el Carnaval de Barranquilla?).

Seguimos con el escándalo de FECODE, pues la Fiscalía General de la Nación reveló que el sindicato de maestros donó 500 millones de pesos a la Colombia Humana, pero que estos dineros fueron triangulados para la campaña presidencial de Petro, con lo que se estarían violando topes de financiación e incumpliendo la ley electoral del país, además de un posible delito de falsedad en documento público y otras tantas irregularidades.

La cereza del pastel se la llevan el asedio que sufrieron los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, en una clara instigación del propio Gustavo Petro para presionar la elección de la nueva Fiscal, y los nuevos cargos que les dio a Laura Sarabia y a Armando Benedetti, la primera como directora del DAPRE y el segundo, en una embajada de adorno en la FAO con la que facturará 50 millones de pesos mensuales.

Con todos estos escándalos, más los gastos excesivos de la primera dama y la constante amenazadera al Congreso de la República para que aprueben sus nefastas reformas porque es “un mandato popular”, Gustavo Petro aún tiene el descaro de decir que en el país se está gestando un golpe blando, aunque en realidad lo que quiere hacer es generar un clima de opinión para que los entes de control no investiguen ni actúen ante las evidentes irregularidades/ilegalidades/faltas que se han cometido durante este Gobierno. En pocas palabras, Petro cree que está por encima de la Ley.

De lo único que puede acusar a Petro a la oposición, es de aplicar la máxima napoleónica: “si el enemigo se equivoca, no lo distraigas”.

“Mi primera chamba” es el perfecto soundtrack para esta tragicomedia, la cual devela la falta de preparación de alguien que soñó siempre con el poder, pero que carece de las actitudes, aptitudes y ética para ejercerlo.

César Augusto Betancourt Restrepo

Soy profesional en Comunicación y Relaciones Corporativas, Máster en Comunicación Política y Empresarial. Defensor del sentido común, activista político y ciclista amateur enamorado de Medellín.

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