“La vida misma se ha encargado de enseñarnos que las crisis son la mejor oportunidad para crear cambios; En Colombia no solo nos ha golpeado la pandemia del Covid – 19, sino que por años llevamos arrastrando problemas incluso peores que la emergencia sanitaria, sin embargo, hoy hemos creado una solución desde la reflexión y la unidad un paro que nos invita a avanzar .”
El liderazgo personal es una de las cualidades que por estos días es vista con gran pronunciamiento en el marco coyuntural por el que atraviesa nuestro país, como comunidad estatal y más exactamente dirigido al marco de este diplomado, que invita a la participación de los jóvenes en la política.
Es muy interesante reconocer que el detonante de las reformas tributaria y salud, complementado con una serie de problemáticas de políticas y gestión pública de fondo, han propiciado un espacio de participación que posee valores muy interesantes.
Y es que ocho días después del inicio del paro nacional y en respuesta a la pregunta del foro, esta acción política que han liderado y a día de hoy sostienen los jóvenes, ha demostrado diferentes tipos de acciones, tanto honrosas como deshonrosas; sin embargo, ese no es el punto a reflexionar.
En este proceso de cambio político, entendiendo este no como un cambio de mandatarios, que aquí entre nos: ante el panorama se podría considerar una realidad alterna a la proximidad, se han venido generando una serie de dinámicas que deberían producir orgullo. La apropiación de un liderazgo personal que trasciende a lo colectivo, pasando por el emocionalismo y consolidándose como un movimiento serio de equidad e igualdad por la lucha de los derechos, sin tomar atribuciones o colores partidistas, es uno de los hechos más significativos como patria.
Y lo llamo patria porque cuando conversamos acerca de la democracia es innegable que debemos recurrir a un llamado a la conciencia y la criticidad de nuestros pensamientos, al entendimiento de nuestro entorno, y por consiguiente, la búsqueda y ejecución de soluciones reales.
Sin embargo, esto no surge de la noche a la mañana, no es la primera y quizá, espero equivocarme, no será la última vez que en Colombia los que gobiernan deseen violentarnos. Pero si algo hay claro a día de hoy, es que ya no pertenecemos a una conciencia dormida, ni mucho menos a una rememorada patria boba, que construye sobre cimientos fluctuantes.
El accionar político que hoy tenemos en frente es la respuesta al cambio, a un centralismo no ideológico utópico que nos aleja de tener compromiso, y nos coloca dentro de lo sistémico de un ser democrático, de un desarrollo increíble de sensibilidad y de empatía en donde ya no consideramos esto como una causa, sino que lo hemos convertido en un propósito.
Chavela Vargas, cantante Mexicana de origen costarricense en alguna ocasión dijo: «para creer, hay que sentir la necesidad de creer.» Esa intrínseca necesidad de creer, de sentirnos parte de una patria que en muchas ocasiones se nos ha desmoronado en las manos parte de esta premisa: «los jóvenes tienen que hacerse cargo de su país», Jaime Garzón, Abogado y Periodista colombiano.
La apropiación de este liderazgo transformacional ha sido capaz de superar los diferentes tipos de contingencias, abusos, la censura y malversación en medios y en redes sociales; Y por encima de ello ha prevalecido la paz como símbolo permanente del cambio.
Finalmente, la aceptación de nuestros problemas nos brinda la capacidad de tomar acciones positivas para el cambio, un cambio que nos incluye a todos, incluso a los tibios. Ciertamente nadie escoge en que país nacer, pero lo que si podemos elegir es hacernos uno con esto que llamamos patria. Sigamos pronunciados, movilizándonos, trabajando, seamos constantes e incansables, no solo por este momento, hemos alcanzado una Colombia despierta, que vive y late en cada corazón.
Comentar