“Frente a las ideas de Marx, Ludwig von Mises ofrece una visión radicalmente diferente. Como uno de los principales exponentes de la Escuela Austriaca de Economía, Mises defendió el libre mercado, la propiedad privada y la limitación del poder del Estado”.
En el contexto de América Latina, Colombia ha sido un país que ha oscilado entre la búsqueda de un modelo económico que garantice el progreso y la justicia social, y la adopción de políticas que, en nombre de la igualdad, han terminado por ahogar el crecimiento y la libertad individual. En este espacio quiero dedicarme a exponer y a argumentar las razones fundamentales por las cuales en nuestro país debemos ir alejándonos de las ideas económicas inspiradas en Karl Marx, que han predominado en gran parte de la región, y abrazar las propuestas de Ludwig von Mises, un defensor del libre mercado y la libertad individual, como camino hacia la prosperidad y el desarrollo sostenible de Colombia.
Las ideas de Karl Marx, reinterpretadas y adaptadas en América Latina, han tenido un impacto profundo en la política y la economía de la región. Desde la Revolución Cubana hasta el Socialismo del siglo XXI en Venezuela, Bolivia y Ecuador, el marxismo ha sido presentado como la solución a la desigualdad y la pobreza en la región. Sin embargo, los resultados han sido desastrosos: economías estancadas, hiperinflación, escasez de bienes básicos y un aumento de la dependencia estatal. Colombia, aunque no ha adoptado plenamente el socialismo, no ha sido inmune a estas influencias. Políticas como el control de precios, la excesiva regulación estatal, la burocratización, la expansión del Estado y la expansión del gasto público han limitado el potencial de crecimiento económico del país.
El marxismo, en su esencia, propone la abolición de la propiedad privada y la planificación centralizada de la economía. Estas ideas, aunque “bien intencionadas” en su búsqueda de equidad, ignoran la complejidad de los mercados y la importancia de los incentivos individuales. En Colombia, donde la informalidad y la falta de oportunidades son problemas graves, adoptar políticas inspiradas en Marx solo agravaría estos males. La experiencia venezolana es un claro ejemplo de cómo el control estatal de la economía lleva a la miseria y no a la justicia social.
Frente a las ideas de Marx, Ludwig von Mises ofrece una visión radicalmente diferente. Como uno de los principales exponentes de la Escuela Austriaca de Economía, Mises defendió el libre mercado, la propiedad privada y la limitación del poder del Estado. Su obra más famosa, La Acción Humana (1947), es un tratado sobre cómo las decisiones individuales, guiadas por los precios y la competencia, son el motor del progreso económico. Para Mises, la intervención estatal en la economía no solo es ineficiente, sino que también es una amenaza a la libertad individual.
En Colombia, las ideas de Mises podrían ser la base para un modelo económico que fomente la innovación, la inversión y el emprendimiento. En lugar de depender del Estado para resolver todos los problemas, los colombianos podríamos beneficiarnos de un sistema que incentive la creación de riqueza y la competencia. Un ejemplo claro es el sector agrícola, donde la excesiva regulación y los subsidios han distorsionado el mercado y limitado la productividad. Al reducir la intervención estatal y permitir que los agricultores respondan a las señales del mercado, Colombia podría convertirse en una potencia agroexportadora.
Uno de los principios fundamentales de von Mises es que el Estado no debe ser el árbitro de la economía. En Colombia, sin embargo, el Estado ha jugado un papel predominante en sectores clave como la salud, la educación y la infraestructura. Aunque estas intervenciones han buscado garantizar el acceso a servicios básicos, también han generado ineficiencias, corrupción y un alto costo fiscal. En lugar de seguir expandiendo el tamaño del Estado, Colombia debería enfocarse en reducir la burocracia, simplificar los impuestos y promover la inversión privada.
La libertad económica no es solo un fin en sí misma, sino también un medio para alcanzar la prosperidad. Países como Chile, que en las últimas décadas ha adoptado políticas inspiradas en el libre mercado, han logrado reducir la pobreza y aumentar el ingreso per cápita. Colombia, con su ubicación estratégica, recursos naturales y capital humano, tiene el potencial para seguir un camino similar. Pero para ello, es necesario abandonar las ideas que han llevado al fracaso a otros países de la región y abrazar un modelo que priorice la libertad individual y la iniciativa privada.
Colombia se encuentra en una encrucijada. Por un lado, puede seguir el camino del estatismo y el populismo, que ha llevado a la ruina a países como Venezuela. Por otro, puede optar por un modelo basado en las ideas de Ludwig von Mises, que promueve la libertad económica, la propiedad privada y el Estado limitado. La elección es clara: menos Marx y más von Mises. Solo así Colombia podrá alcanzar el progreso y la prosperidad que necesitamos y que merecemos. La libertad no es solo un valor moral, sino también la clave para el desarrollo económico y social. Es hora de que, como colombianos abracemos ese camino, el camino de la libertad.
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