«Medellín se sostiene por todas las ventas ilegales»: Luz María Múnera

«Quiero que la gente sepa eso: que mi segundo periodo será mi preparación para la Alcaldía de Medellín.»

Este es su primer periodo en el Concejo de Medellín, ¿cómo ha sido esa experiencia para alguien que es mujer y de izquierda en una ciudad machista y conservadora?

Es terrible y muy dura [risas]. Cuando yo entré al Concejo yo sabía que la cosa era muy difícil y pensaba que me iba a enfrentar a un mundo muy adverso, pero la imaginación no me alcanzó porque la cosa terminó siendo peor de lo que me la imaginaba. Es difícil en los sentidos que acabas de plantear. Yo llegaba con todas las razones complicadas para los otros concejales, el Alcalde y sus secretarios, pues yo llegaba en oposición al Gobierno de Federico, pues lo teníamos definido desde su plan de desarrollo. Llegaba también una mujer, de izquierda democrática y que se reivindica como tal. No era fácil.

Yo también era una mujer que había estado durante muchos años en las gradas gritando consignas y dando peleas muy duras en la defensa del patrimonio público y del territorio. Entonces no fue sencilla mi llegada, pues todo el mundo quería, en términos coloquiales, medirle el aceite a la del Polo. Los primeros meses era un “tire y afloje” muy duro en el que había que pararse muy fuerte y tenía que dejar claro que iba a ir a asumir la curul como la curul de mi partido y que iba a ir a ejercer la oposición. Una oposición reflexiva, propositiva y técnica.

Hubo unos concejales con los que existieron unos “rifirrafes” muy fuertes. Para otros, por el contrario, fue más fácil asumir la llegada mía; eso lo demostraban en la práctica. Pero creo que le molestamos mucho al poder político y al poder económico desde el primer momento.

 

Eso último es muy interesante porque siempre se habló que había entre 3 y 4 concejales alternativos o independientes, pero muchas veces la veíamos a usted muy sola en los debates. ¿Qué pasaba ahí?

La coalición de Gobierno se había formado desde antes de la posesión. De hecho, a nosotros nos citaron a una primera reunión para decirnos cómo era el Concejo. Incluso Fabio Rivera era el que guiaba ese recorrido pues había sido el último presidente de ese periodo. Yo dejé entonces claro que me declaraba en la oposición y ellos dejaron claro que se armaba una coalición de concejales. No había alterativos, eso no era verdad.

Frente a un plan de desarrollo y frente a un programa de gobierno como el de Federico, uno pensaría que un alternativo no puede hacer parte de esa coalición. No había entonces ningún concejal alternativo en el Concejo. Puede que de nombre, pero ellos se armaron como coalición mayoritaria desde antes de la posesión.

 

Hoy nuevamente estás haciendo campaña, aunque desde una posición de concejal. ¿Qué hay de nuevo en campaña, frente a las otras elecciones en las que has participado y que no tenías una curul?

Yo he estado en muchas campañas haciendo muchas cosas. Desde que se inició el Polo he manejado campañas dentro del partido. Tal vez la más rica y la más querida por mí fue la de Rodrigo Saldarriaga a la Cámara. Fueron campañas muy distintas. Lo primero que tengo que decir es que es más fácil llegar que mantenerse, y más en una ciudad como Medellín. Lo segundo es que yo había visto campañas con muchos dineros en las calles, pero ésta es campeona. Ésta no ha sido una campaña fácil para mí, pues he tenido la desventaja de tener enemigos adentro de mi partido y fuera de él. Además, tenemos un Alcalde que le está cobrando caro a la oposición un trabajo de 4 años.

Ha sido entonces una campaña bastante compleja. La competencia no es una competencia que ponga en igualdad de condiciones a todos los candidatos. Yo no tengo contratación y tampoco quisiera, no porque Federico no me la haya querido dar, sino porque yo no la aceptaría. Cuando hablo de contratación me refiero a esos contratos en los que a uno le dan el 10% de todo lo que haga o consiga, yo no tengo eso por principio. Me parece que esa es una forma de corrupción. No tengo grandes burocracias y me gano 4 millones de pesos mensuales. Mi ahorro para la campaña era relativamente poco, y se hace con lo que la gente te aporte, los ahorros propios y tu capacidad de endeudamiento. Otras campañas están manejando unas cantidades de dineros exorbitantes.

Competir con esos es muy difícil y muestra en el país en el que estamos, yo lo digo en el Concejo y a muchos les molesta. Hablar de democracia con hambre es muy difícil, es muy complejo llegar a las comunas con ideas y proyectos cuando a lo que te estas enfrentando es al hambre y la miseria; mientras atrás aparece un politiquero ofreciendo plata por el voto y favores a los líderes barriales. Nosotros no tenemos condiciones para hacer eso y tampoco lo haríamos, pues creemos en que tenemos que seguir trabajando por la democracia.

Otra dificultad es que no son claras las Alcaldías. Eso hace difícil la campaña porque no está determinada la política con que se va cada uno. Por ejemplo: yo hoy no le puedo decir a un ciudadano la manera clara y concreta porque yo puedo ser mejor que x ó y candidato, cuando no hay claro este último por cuál Alcade se va, ni la idea de ciudad que va a defender.

Uno sabe para dónde se van los repitentes, pero uno no sabe para dónde cogen los que llegan nuevos.

Mencionaste un poco lo que te está costando haber sido oposición a Federico, pero yo quería saber si hay un costo de tus votantes, y de tu partido, por no haber apoyado a Sergio Fajardo en las elecciones presidenciales.

Eso tiene sus públicos. Yo pertenezco a una tendencia dentro del Polo que se llama Somos Todos. Nosotros tomamos una decisión que dentro del partido me ha costado infinidades, se ha hecho un cobro permanente por haber hecho objeción de conciencia con Fajardo. Yo ni siquiera hubiese podido elegir un candidato porque hubiese sido doble militancia y seguramente me habrían demandado y me habrían quitado la curul.

Hoy en día estamos pagando las consecuencias de no haber seguido esa orientación del partido. Un ejemplo es que yo había presentado la inscripción de candidatura a la Alcaldía por el Polo, queríamos poner un debate de ciudad fuerte. De hecho, arrancamos la candidatura con dos premisas: la unidad (que en buena medida se logró) y hablemos de la ciudad que tenemos para construirla como la queremos. Yo retiro mi candidatura porque el partido me dice de manera clara que yo no tengo las mayorías internas y que por eso no soy candidata. Nunca hubo otra razón de fondo, fue un castigo por Fajardo. Entonces dentro del Polo sí ha costado, pero hacía afuera, que es para donde uno trabaja. Es otro asunto.

Yo defiendo la existencia de los partidos porque uno debe tener una línea ideológica y política clara para poder decirle a la ciudadanía qué es lo que quiere y para dónde quiere ir. Por eso yo reivindico al Polo Democrático y su ideario de unidad. Eso en la práctica ha sido positivo porque no era coherente contrastar todo el ideario del Polo apoyando a un hombre como Fajardo. Hay mucho público de afuera que dice que demostré mi coherencia. Esto para Somos Todos no era un problema de pragmatismo sino de principios políticos. Es lo mismo que sucede en estas elecciones cuando todos dicen que quieren ir para Quintero. Esto primero es un problema de que no podemos seguir votando por el menos malos y de que no podemos abandonar principios. Para nosotros es importante, por ejemplo, la negación del neoliberalismo como modelo económico. Quintero no es independiente, recordemos que viene de la casa Gaviria, y es ése el expresidente que nos termina de meter al neoliberalismo. Recordemos el lema de aquella época, “bienvenidos al futuro”, que realmente era bienvenidos al neoliberalismo.

«Este modelo de servicios puede triunfar en muchas ciudades del mundo, pero en estos países latinoamericanos, donde no hay equidad y hay tanta miseria; la ciudad de servicios se vuelve un problema.»

En tus intervenciones en el Concejo y en la plaza pública, haces mucha referencia a dos frases: “un modelo de ciudad que queremos” y “en Medellín sólo se debaten temas light”, ¿a qué estás haciendo referencia con eso?

Nosotros cuando nos referimos a que no apoyamos el modelo de servicio, lo hacemos porque el modelo de ciudad de servicios nos golpeó mucho. En Medellín vivimos muchos años en la segunda revolución industrial, que no terminamos, y que según Federico vamos para la cuarta. Teníamos la ciudad industrial de Colombia. Hay gente que no le gusta eso por los temas del medio ambiente, pero eso ya está inventado porque existen una serie de medidas para que una ciudad pueda industrializarse. Por ejemplo, hay tecnología para que la industria pesada contamine mucho menos. Necesitamos cualquier tipo de industria y no el modelo de servicios.

Este modelo de servicios puede triunfar en muchas ciudades del mundo, pero en estos países latinoamericanos, donde no hay equidad y hay tanta miseria; la ciudad de servicios se vuelve un problema. Cartagena es una muestra de ello, pues viven del turismo pero también de la explotación sexual de niños, niñas y adolescente, junto con venta de drogas. Eso le está pasando a Medellín, e incluso yo creo que podemos estar superando a Cartagena en esas cifras.

¿Cuál es entonces la ciudad que uno se sueña? Pues creemos formas económicas en diferentes formas de industria, que no tenga que ser sólo la pesada. A mí los cluster, por ejemplo, no me molestan y creo que nunca se desarrollaron lo suficiente. Nosotros por ejemplo hablamos del cluster de la salud, y éste terminó siendo un montón de garajes con operaciones fallidas y con mujeres muertas. Mujeres que necesitan estar lindas, además, para esa ciudad de servicios.

Entonces ese modelo no sirve, además de que la ciudad de turismo y venta de servicios es hoy el 5% del producto interno bruto de la ciudad. Medellín se sostiene por todas las ventas ilegales. ¿Eso es lo que queremos? ¿una ciudad en la que tú ya no sabes si el aguardiente que te tomas es de la FLA o de alguna fabrica del Hueco? Es decir, una ciudad llena de rentas criminales en la cual los niños y las niñas son vendidas a los turistas mientras el Estado se hace el “bobo”. Hablar de todo esto, para las administraciones de Medellín, es hablar mal de la ciudad. Los problemas existen siempre y cuando los nombras, lo que no se nombra no existe. Entonces hay que hablar de esos problemas, cuando existan, para que los podamos solucionar.

Nosotros una vez hicimos una comparativo que nos sorprendió. En Medellín tenemos la cocaína y la marihuana más pura y más barata del mundo. Todo está hecho para que esta ciudad sea sostenida por rentas criminales, desde las arepas hasta nuestros niños y niñas.

 

O sea que más que una ciudad de servicios, tenemos una ciudad basada en lo delictivo…

Así es, a lo delictivo y a la violación de las normas. Pero todo esto alrededor de la prestación de servicios.

 

¿Y Crees que los ciudadanos hemos normalizado eso?

Claro, te voy a dar un ejemplo que uso mucho y que ejemplifica eso. Tengo que mencionar que no es un problema de moral, sino de lo que es la ciudad de servicios. Yo tengo 52 años y empecé a hacer trabajo social a los 14. Si yo hace 30 años subía a la Comuna 1 a cualquier barrio, y hablaba con doña Berta, y si su hija ejercía prostitución, la señora se inventaba todos los cuentos del mundo para que yo no supiera que su hija hacía eso. Hoy yo subo donde doña Berta y me dice “mire mija como estoy de bien, ya tengo con qué mercar. Es que mi hija es de las mejores prepagos de Medellín”. Ahí podemos ver cómo se ha normalizado cada cosa de ésas. Uno también se puede encontrar a cualquier otro habitante y te dice “Mija, mi muchacho es jíbaro y eso nos trae comida a la casa”. Eso ya la gente no lo niega.

Cuando uno quiere atacar este problema tiene una pregunta ¿los chicos y chicas que terminan en los combos y en la ilegalidad son víctimas o son victimarios? Yo sostengo que cuando entran son víctimas y después de un tiempo son víctimas y victimarios, son los dos roles.

Colombia es un país que no le da valor agregado a sus materias primas. ¿dónde están las riquezas de una Nación? En las manos gloriosas de sus hombres y de sus mujeres. Digo manos no sólo para hablar de obreros, que manejen la manufactura; sino el cerebro. Colombia es un país miserable porque acá esa riqueza no existe. No desarrollamos ciencias y tecnologías; así Federico diga que estamos ya en la cuarta revolución.

«El Gerente de EPM y el Alcalde terminaron dándome la razón, cuando algunas personas no nos creían.»

Todas estas cuestiones y problemas que nos estás contando muy difícilmente se arregla con policía y cámaras, pero ¿qué podrías hacer desde el Concejo con una bancada más fuerte o simplemente con tu curul, para solucionar esto que nos acabas de mencionar?

Lo hemos hecho. Esto va a sonar un poco arrogante, pero a pesar de ser 1 contra 20, nosotros nos hemos dado unos lujos interesantes en la ciudad. En estos cuatro años la agenda del Alcalde la pone Luz María Múnera. Si tú revisas las noticias y las redes, yo hablo de un tema y el Alcalde sale a responderme. Yo creo que ese trabajo de nosotros va cambiando un poco la imagen. Que la gente vea que hay una concejala -y que pueden haber más- que no es millonaria aunque haya pasado 4 años, que no pasó de estrato 3 a 55; demuestra que se puede hacer de manera decente este ejercicio.

Hemos hecho que las víctimas del desarrollo sean menos, estando en las luchas con la gente cada vez que hay una obra y el Estado llega a sacar a las patadas. Hoy se está discutiendo una política pública para protección de moradores que impedimos nosotros, esto existe porque nosotros estábamos ahí. Acabamos de poner un Concejo Municipal de Paz, y para nadie es un secreto que yo me eché eso al hombro, eso es un reconocimiento que la izquierda, el centro y la derecha me hacen. Entonces sí se logran cosas.

Lo más importante es que esto se vuelva una escuela para la democracia. Para nosotros, ése es el objetivo fundamental. Cada que hay un problema de ciudad, llegamos con el equipo para dejar instaladas suficientes capacidades. No llegamos a decir que somos magos para arreglar cosas. Llegamos a resolver líos y a dejar que la gente sepa a qué tiene derecho y cómo se llega al Estado para reclamarlos. Hoy a Metrosalud no se lo han regalado a Sura porque nosotros estábamos ahí dispuestos para pelear. No hubo un momento del año que no le pidiéramos al Alcalde que aprobara dineros para Metrosalud, para no tenerla que cerrar. Hoy por fin la ciudad sabe cuál es la situación económica de EPM. El Gerente ya confesó cuál es. Dijo que entregaba a EPM en el límite de su posibilidad de endeudamiento. El Gerente de EPM y el Alcalde terminaron dándome la razón, cuando algunas personas no nos creían.

 

Retomando el tema electoral, hace un momento mencionaste la gestión que hiciste para la unidad de izquierda y alternativos en Medellín. Vemos que existe la Coalición Queremos, que agrupa unos de esos partidos, pero también vemos que, por ejemplo, hay otras listas apartes que no están agrupadas allí como la de la FARC y Estamos Listas. ¿Cuál es tu análisis de lo que pueda pasar con este sector?

Acá hay varios asuntos. Yo lamento mucho, y no me escondo para decirlo porque no me da pena, que las FARC no esté en la lista de Queremos porque creo que ése era el verdadero respaldo a la paz, no salir a decir “ay sí, qué linda la paz, yo amo la paz”. El gran respaldo era reconocerlos a ellos como civiles ejerciendo político con las ideas y no con armas. Lastimosamente eso no se dio. Creo que ellos se van a quedar con un fragmento de la votación que quizás le haga falta a Queremos. Repito que es una gran lástima que no estén con nosotros.

Lo de Estamos Listas es distinto. Lo primero es que yo saludo ese ejercicio, me parece algo muy bacano. Además, me parece muy necesario en una ciudad tan machista. Lo que pasa es que yo no me reivindico como feminista, sino como defensora de los derechos de las mujeres. Creo que el feminismo ha tenido muchos desvíos y dentro del movimiento feminista hay ciertos sectores muy fuertes que yo no comparto. Creo que ese ejercicio de Estamos Listas vale la pena, políticamente es muy interesante, pero me parece muy triste que tal vez no lleguen porque hay que tener mucha estructura para poder lograr la cifra repartidora. Si no llegan a los 24.000 mil votos no van a tener concejal.

Si ellas con sus consignas y con sus miradas del mundo, se hubieran metido a una lista de unidad sin perder la independencia, o sea con la marca de Estamos Listas dentro de una coalición como la de Queremos, ellas mínimo tendrían una concejala y puede que hasta dos. Entonces puede que con ellas se pierdan algunos votos, sobre todo las mujeres de Queremos, aunque en mi caso nunca he tenido un nicho fuerte de mujeres.

Pero también habrá un fenómeno, que yo espero que salude la ciudad, y es que se ponga de pie y diga que es muy bacano ese ejercicio de unidad de Queremos. Que miren que llegaron a un primer acuerdo y que pueden caminar juntos. Yo espero que ese voto de reconocimiento llegue, sea por un candidato o una candidata en particular; o que sea marcando el logo.

 

¿Y con quién estás de formula a la Asamblea para estas elecciones y cómo surge la alianza?

Mi fórmula es Martín Román, el número 55 en el tarjetón. De una vez hago la propaganda [risas]. Yo lo conocí a él cuando yo era líder comunitaria y él estaba siendo asesor de la Alcaldía de Medellín en el tema del Plan de Ordenamiento Territorial. Dentro de todo ese trabajo que se hizo con líderes, Martín nos enseñó a entender a los líderes comunitarios un tema tan complejo como es el del POT. Además, en un momento tan complejo como cuando el director de planeación se paraba de las reuniones y nos decía que eso era muy complicado y que nosotros éramos muy brutos como para entender eso. Martín se puso la tarea para que nosotros sí entendiéramos cómo es que “eso se come”.

Yo lo conocí peleando mucho con él. Teníamos fumadas en un balcón donde yo casi siempre le terminaba diciendo “neoliberal hijueputa” y me iba furiosa; porque él defendía mucho a Fajardo en esa época. A pesar de todo siempre fuimos muy amigos, y siempre lo respete mucho. Cuando llegué al Concejo me invitó a almorzar, después supe que era porque quería que le ofreciera trabajo, y yo nunca se lo ofrecí porque creí que no tenía cómo pagarlo. Por eso el primero año Martín no estuvo en el equipo.

Cuando llegó el debate sobre planeación local y presupuesto participativo, lo busque a él porque sé que sabía del tema. Yo lo llamé y le pedí que me ayudara en eso, él aceptó y me empezó a ayudar. Un día cualquiera le dije que se quedara y que me ayudara con cositas asesorándome. Su tarea entonces terminó siendo el Concejo y me empezó a ayudar a construir Somos Todos.

Yo creo mucho en el trabajo académico de Martín. Ha hecho que no nos equivoquemos. Él es el coordinador de investigación del equipo en el Concejo. Es un hombre de mucha nobleza, de exagerada nobleza. De hecho, soy más rígida yo. Yo soy más mala clase y Martín es más “madre”.

Cuando llegamos al momento en el que necesitamos entregarle al departamento una propuesta concreta, el equipo de Somos Todos se reunió y dijimos que era Martín Román. Él era la posibilidad que todo lo que ha hecho el equipo no se perdiera. Era el candidato que ya sabía lo que estábamos trabajando, y no teníamos que desgastarnos mucho enseñándole los temas. Además, ha asesorado alcaldes en todo el departamento; entonces conoce el territorio. Hay razones políticas, ideológicas, éticas y técnicas para que Martín sea mi fórmula a la Asamblea. Creo que, si gana, gana el departamento.

Por último, ¿por qué los medellinenses deberían votar por usted?

Yo simplemente le estoy diciendo a la gente que revise lo que pasó estos 4 años. Yo creo que la ciudad necesita que todo esto siga pasando. Que sigamos teniendo todo lo que te acabo de decir en esta entrevista: información, educación para la democracia, control político. Demostré que puedo hacer esto sin volverme corrupta, y la corrupción no es sólo lo que dice la ley pues son otras cosas también. Creo que he defendido la ética en el manejo de lo público y en el ejercicio de la política. Revisen mi trabajo y renuévenme mi contacto. Podemos seguir haciéndolo bien otros 4 años. No me voy a quedar hasta ancianita en el Concejo, eso lo tengo claro. Tengo planes políticos…

 

¿Cómo aspirar a la Alcaldía de Medellín de nuevo?

Sí. Es más, quisiera que estos 4 años el Concejo fueran mi campaña a la Alcaldía. No para ser mentirosa, sino para prepárame otros 4 años: conociendo la ciudad de primera mano, construyendo propuestas como las que hemos construido y así poder decirle a la ciudad en cuatro años que estoy absolutamente lista y que quiero ser candidata a la Alcaldía de Medellín; la primera alcaldesa de la ciudad. Quiero que la gente sepa eso: que mi segundo periodo será mi preparación para la Alcaldía de Medellín.

 

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