“Su vida será la rabia y su ciudad será la del odio”.
En el purgatorio de la Divina Comedia, – obra clásica de la literatura – Dante describe la terraza de los iracundos. Esta obra clásica tiene distintos olores, paisajes, texturas, entre otros escenarios donde el sumo poeta demostró su magnificencia. El espacio que habitan los iracundos se encuentra invadido de una enorme cantidad de humo, esta humareda impide la vista. Ahora bien, qué tiene que ver esto con Medellín, pues parece que la terraza se hizo realidad y los textos del florentino mutaron de nombre, ahora la terraza de los iracundos es la ciudad de la eterna primavera, Medellín, medallo, la tacita de plata, y como la quieran llamar.
Salir a la calle en estos últimos años, con la contaminación y el exceso de autos, motos, camiones y demás latas bestiales, es un ejercicio de paciencia y sorpresa de los altos niveles de cólera en que sobreviven nuestros paisanos. El afecto de la ira es humano, no es algo que se pueda eliminar de nuestra natura, sin embargo, la explosión de la cólera y la rabia que se ve en los ojos de nuestros bípedos semejantes es un acontecimiento que llama la atención. Nuestro ordinario caos, se convirtió en un conflicto de una sociedad de iracundos. ¿cuántos videos se pueden ver de los llamados actos de intolerancia? Sujetos que el ejercicio de la razón se les convierte en una tarea imposible y son tomados por la pasión, en especial de esa que, según Séneca, se parece bastante a la respuesta animal, atraviesa el cuerpo y en las expresiones y miradas se puede ver el estado perturbado de muchos ciudadanos.
La ciudad es un escenario donde se promueve toda clase de violencia, naturalizada y casi como espectáculo, eso que alguna vez se llamó civismo, convivir o contrato social, parece extinto. Ya que somos una sociedad que confía tanto en la ciencia y sus investigaciones, sería interesante pensar la relación entre los humos de la ciudad y la ira de los humanos. Victoria Camps en un pequeño texto que tiene por título Convivir, expone algunas causas del conflicto, una de esas causas según la filósofa es el egoísmo, es decir, la competencia individualista y el interés propio, cada cual marcado por su propio afán y beneficio son una clave perfecta para quedar ciego con tanto humo, como Dante en su terraza. Aquí estamos contaminados, por tanto humo, por tanta rabia, ciego de la presencia de nuestros congéneres y la visión solo nos alcanza como objetivo de guerra para el enemigo.
Entonces, sabemos expresar muy bien la rabia, con el pito del carro, con la grosería siempre en la punta de la lengua, con el patético gesto del fuck you, pero ¿Cómo expresamos la paciencia? ¿cómo es la relación de cada cual con la serenidad? ¿ese extraño, que es igual a usted, qué culpa tiene de sus problemas e infelicidad? Si usted no se pacifica con el infierno que lleva dentro, llevará su rabia animal a la calle y su convivencia será la iracundia, y su vida será la rabia y su ciudad será la del odio.
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