Al Poniente entrevistó al profesor Néstor Julián Restrepo: Doctor en Política, Comunicación y Cultura de la Universidad Complutense de Madrid. Magister en Estudios Latinoamericanos mención política de la Universidad de Salamanca. Politólogo de la Universidad Nacional y Comunicador Social. Actualmente es el coordinador de la Maestría en Comunicación Política de la Universidad Eafit.
«¿Cuánto le dura a Duque su 60% de favorabilidad? Pues le dura el primer error que tenga»
¿Cuáles cree que sean las consecuencias políticas que traerá el virus y el confinamiento en Latinoamérica?
La primera consecuencia política será el remezón institucional que está teniendo el Estado nación en América Latina. No sabemos si nos vamos a conformar como un Estado red como habla el profesor Pedro Piedrahita, o sea un Estado cooperante que actúa en red, o vamos a volver a un Estado autoritario donde ya no entren las ideas de izquierda o derecha, porque estamos viendo una cantidad de falencias. América Latina lo que ha develado con el COVID-19 es una crisis institucional, una crisis de políticas públicas (como por ejemplo en sanidad) y lo que vemos a futuro es precisamente cómo volver a construir, de una forma más estable, una institucionalidad en América Latina donde se logren consensos. Lo que va a venir después de esto, y no precisamente traído por el COVID-19 sino porque antes ya estaba, es la movilización.
Yo lo que veo es que la gente se va a movilizar mucho más. Va a haber un desgaste total en las democracias de Latinoamérica. Tienen que haber cambios estructurales. Me preocupa la carencia de liderazgos en América Latina, no hay liderazgo. Los gobernantes actuales son bastantes débiles, no tienen unas bases ideológicas, tampoco tienen unas bases partidistas (que son fundamentales para construir institucionalidad), no hay una representación política…estamos llenos de outsiders sin carácter, simplemente con el juego de la emoción, de polarizar y de fragmentar. Creo que ahí lo único que va a haber es una cantidad de movilizaciones, inconformidades y luchas por quién logra el poder.
El peligro con esto no es que nos lleguen populismos y demagogos, sino autoritarismos muy fuertes con la idea que nos vendan una estabilidad económica, posibilidad de empleo o posibilidad de volver a ser como éramos antes. Entonces yo siento que América Latina es la región que más se está viendo afectada, pues Europa se ha afectado muchísimo, pero tiene institucionalidad para volver a estabilizarse; Estados Unidos está sufriendo mucho, pero es Estados Unidos, tiene una estabilidad importante. Incluso África está librando mejor las cosas que América Latina, donde somos una sociedad de libre mercado que no es estable, que no construyó institucionalidad desde la lógica del mercado y que por eso no tenemos unas lógicas claras.
Justamente estábamos en reformas pensionales, reformas tributarias, reformas políticas y nos cae esto, entonces estamos totalmente a la deriva.
«Organismos como la OEA cada vez están más obsoletos»
Profesor Néstor, ¿veremos en la “post-pandemia” una unidad latinoamericana apoyada por organismos internacionales como la Unasur y la OEA o por el contrario veremos una separación de estos países?
Yo creo que esas instituciones ya estaban muy débiles y sobre todo las “panamericanistas”, como por decir el Mercosur que era una lógica muy interesante y muy bella o el Alba desde la lógica Bolivariana. Eso ya estaba prácticamente en liquidación y lo que nos ha demostrado esto es cómo también estos otros organismos como la OEA cada vez están más obsoletos. Están corrompidas por dentro, tienen unas lógicas de corrupción bastante altas.
Siento que va a haber una lógica de fragmentación y de individualización. Pero yo espero que eso genere nuevos grupos de integración política, principalmente. Yo creo que acá en América Latina, sino ponemos la política por encima de lo económico no va a haber mucha “tabla de salvación”. Latinoamérica es una sociedad joven, hay muchos recursos económicos, hay muchos recursos intelectuales que pueden construir una propia institucionalidad. Pero acá habrá que preguntarles a los líderes si a ellos le interesa construir una propia institucionalidad. Allí volvemos a lo que ahora mencioné, la falta de liderazgos… la carencia de partidos políticos y representaciones fuertes, ahí está el problema. Tengo esperanza en la movilización social y en esos actores que hacen parte de los movimientos sociales. Un ejemplo de ello es Chile.
Es muy interesante eso que estás diciendo de los liderazgos, porque por ejemplo Slavoj Žižek ha dicho que tanto la falsa izquierda como la nueva derecha, han estado negando la realidad de la pandemia, tergiversando así todo lo relacionado a esta, para poder fortalecer sus significados sociales y banderas políticas. ¿Crees que esto le aplica tanto al gobierno de AMLO como al de Bolsonaro?
Sí, total. La lógica de negar lo que está pasando con la pandemia, de jugarle a la demagogia de mantener vigente sus liderazgos. Por ejemplo, con Bolsonaro no es una derecha muy clara, porque es que la derecha puede construir un país como le dé la gana, así no nos guste a muchos como a mí. La derecha tiene unas bases políticas e ideológicas, pero la de Bolsonaro no tiene esas bases de derecha por así decirlo. Es una derecha más emocional, sin criterio. Además es una derecha más fanática, pensada en lógicas de fanatismo y no en lógicas políticas.
Por otro lado, yo creo que el gran pecado de la izquierda en América Latina es que cedió demasiado. Se fue demasiado al otro lado y cuando menos pensó, perdió el poder de institucionalidad que tenía. Uno ve entonces fenómenos como el de AMLO, donde uno percibe más una lógica de demagogia, de personificación (igual que Bolsonaro).
Lo que hace la pandemia es develar la carencia de políticas públicas. Cuando nos muestran los problemas de salud pública en América Latina, y valga la aclaración que nos ha ido bien porque no nos ha pasado la mitad de lo que le ha pasado a Europa, uno lo que ve es que literalmente ni la derecha, ni la izquierda, han tenido una agenda clara, simplemente ha sido un juego individualista, personal, que es muy parecido a las peleas de la colina entre feudos.
«La revolución ya no está en las armas, la revolución está en quién controla los medios»
Profesor, hay algo que me ha costado entender y es por qué alguien como Nayib Bukele sigue siendo tan popular en la opinión pública a pesar de sus medidas militaristas y deshumanizantes…
Primero que todo el fenómeno de Bukele es muy interesante. Es un tipo que sabe usar perfectamente los medios. Recuerda que los medios de comunicación son los primeros fabricantes de consensos en el Siglo XX. La revolución ya no está en las armas, la revolución está en quién controla los medios. Ellos forman una unanimidad. Eso no quiere decir que haya realmente una buena política de Estado o un buen gobierno. Hay que tener claro eso.
Lo segundo es que un tipo como Bukele es el mejor ejemplo de la política “pop”, como lo plantean muchos autores en la comunicación política: es un tipo joven, se viste muy bien, siempre está refinado. Él habla de una manera autoritaria individual y personalista, alejándose de los partidos y la institucionalidad, en un país como El Salvador que carece totalmente de institucionalidad. Yo me atrevería a decir que este país es un Estado fallido, pues tiene problemas muy serios institucionales, de corrupción, de violencia y de otras cosas más. Entonces llega un muchacho como si fuera un cowboy.
En Colombia estamos muy dados a esos tipos de políticos, entonces lo que vemos es eso. Los outsiders se están pudiendo mover muy fácilmente en estos momentos de crisis porque los ciudadanos por temor, por físico miedo como lo plantea Manuel Castells, están cediendo todas las garantías que les había dado el Estado social de derecho. El Salvador es un ejemplo de eso, Bukele da la orden de encerrar 3 meses, nadie paga nada y no le importa la economía, la estabilidad nada…además toma medidas militaristas.
A Bukele esos índices de favorabilidad le duran, lo que le dure un error que cometa y el virus se crezca y acabe con gran parte de la población de El Salvador o cuando ya no pueda responder por una economía tan débil como esa. Su favorabilidad llega hasta que ahí, hasta que él no le dé respuesta a eso.
Para seguir con la línea de opinión pública y medios de comunicación, le quería preguntar su opinión sobre el contrato que firmó Duque para posicionar su imagen. Teniendo en cuenta que estamos pasando por una crisis económica y que los recursos fueron tomados de un fondo destinado para temas del Acuerdo de Paz.
A mí me parece desafortunado, descarado y desatinado, esos son los tres adjetivos que le pondría a eso. Es no entender la magnitud del problema en el que estamos metidos. Es pensar de una manera egoísta, pensar simplemente en el político. En el político que necesita unos índices de favorabilidad altos. Vuelvo al caso de Bukele, ¿cuánto le dura a Duque su 60% de favorabilidad? Pues le dura el primer error que tenga o cuando salgamos de la pandemia y tenga que responder con políticas públicas y de empleo y no pueda lograr que este país funcione, hasta ahí le llega eso
Creo que ahí lo que hay es una falta de un gobernante con una agenda pública clara, con unas determinaciones claras. O sea, el tipo está en una burbuja. Nuestro gobernante está en una burbuja pensando de manera egoísta, obviando las realidades de este país, como por ejemplo un proceso de paz que se nos está saliendo de las manos.
Ahora una pregunta sobre Ecuador, ¿usted considera que hay una relación directa entre el “lawfare” contra Correa y la crisis humanitaria que está sufriendo los ecuatorianos, como una especie de cortina de humo en medio de la crisis?
Yo no lo vería así. Yo sé que hay una persecución política y unas lógicas de intereses muy marcadas en contra de correísmo vs. esa élite que está detrás de Lenín Moreno.
Lo que uno devela de Ecuador es que, desde la lógica de la pandemia, un país que no tuvo una agenda clara. Le faltó impactar en muchas políticas públicas, como por ejemplo de salud. Se vio ahí perfectamente que es un país que ya no tiene de donde sacar recursos para solucionar esos problemas estructurales vs. una lucha de poderes y una puja interna por el control del país entre dos élites. Élites que además quedaron fracturadas después del correísmo,
Lo que uno ve en Ecuador es un país que se hunde en la pelea política sin pensar en cómo solucionar las cosas. Lenín Moreno no sabe cómo sacar de la crisis de salud pública tan fuerte que tiene Ecuador, no tiene ni idea. No sabe cómo volver a generar empleo ni educación. Es un país que está en un caos. Fuera de eso es un país muy pequeño. Costa Rica nos ha dado cátedra de cómo manejar un país pequeño y cómo ser democrático y dar oportunidades. Por ejemplo, es el primer país de Centro América que está saliendo de la pandemia. El de Costa Rica es un gobierno socialdemócrata que logra tener un equilibrio entre un mercado abierto vs un Estado fuerte (que toma decisiones políticas y hace políticas públicas) y el otro caso es el de Ecuador que es todo lo contrario: un Estado que le han dado unos bandazos y es una lucha entre intereses políticos y no han dado respuestas a los problemas institucionales y estructurales del país.
«América Latina va a tener una oportunidad económica, el problema es la falta de liderazgo y de visión.»
Por último, ¿crees que el virus y sus consecuencias seguirán haciendo que Estados Unidos siga recuperando la hegemonía que había perdido en los últimos años en nuestro continente o por el contrario veremos un ascenso de las relaciones con China?
Yo creo que en este momento estamos viendo la gran oportunidad de China de volver a empezar a ser un jugador importante en la región. Sin embargo, ya tenía intereses marcados acá, por ejemplo en Venezuela, en Bolivia, incluso en el mismo Colombia donde ya teníamos empresas chinas. La influencia era económica, pero ahora vamos a ver una gran influencia desde lo político.
Yo creo que en América Latina Estados Unidos estaba tratando, y lo estaba logrando, de volver a convertirnos en su patio trasero y se le está revirtiendo un poco. No es que vaya a desaparecer, ni vamos a volver a la década del 2000 cuando había una autonomía y sentíamos que nuestro continente se liberaba de la tutela norteamericana, que es el tiempo de Chávez, Correa, Evo, Lula…No creo que vamos a volver a eso. Pero tampoco vamos a volver a la doctrina del gran garrote, ni a volvernos el patio trasero.
Yo creo que Estados Unidos está siendo bastante aporreado. Trump y su política se está viendo bastante aporreada y creo que se van a contraer. América Latina va a tener una oportunidad económica, el problema es la falta de liderazgo y de visión.
Uno habla muy poco de África, pero creo es el continente que está quedando mejor parado con esta pandemia. Va a tener mucho que hablarnos de ahora en adelante en el contexto mundial. América Latina va a estar muy calladita esperando a ver quién la ayuda y tratando de jugarle al mejor postor. China va a tener ahí una oportunidad de oro, no va a ser la gran potencia, pero va a salir favorecida.
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