“La experiencia de Luruaco – Atlántico es la experiencia de vida de la Colombia profunda, de esa Colombia en la que sus poblaciones aun padecen las miserias de la humanidad misma”
Luruaco es una de las veinte tres entidades territoriales que componen al Departamento del Atlántico. Conocido popularmente como la capital mundial de la Arepa de Huevo, hoy vive un verdadero calvario por la precariedad del servicio de agua potable.
Desde hace décadas, este municipio ha sufrido muchos padecimientos por causa de la falta del preciado líquido a pesar de contar, paradójicamente, con dos lagunas (La Laguna de Luruaco y la Laguna de Tocagua), que de cuyos afluentes hídricos su preciado líquido no es apto para el consumo humano.
Si bien el municipio cuenta con una infraestructura para la prestación del servicio de agua potable operada por las empresas Aguas del Sur (Aqsur) y Acueducto Regional del Sur (Aresur), la prestación de este servicio es deficiente, no solo en el casco urbano de la entidad sino también en los respectivos corregimientos y veredas, para citar dos casos palpables; en el corregimiento de Arroyo de Piedras y Palmar de Candelaria, donde en el primero hace meses que no llega el agua y en el segundo solo se le suministra el preciado líquido desde las lagunas antes mencionadas las cuales tienen un agua salobre y de mal olor.
Hasta la fecha las irregularidades continúan, nada parece resolverse, y la comunidad, como siempre, es la más afectada. Las maleabilidades en la operatividad del servicio de agua potable ha estado afectando la calidad de vida de los habitantes de dicho corregimiento; desde los más pequeños hasta los más longevos. E inclusive, ha estado afectando la operatividad de las instituciones académicas, especialmente las guarderías y las escuelas de primarias quienes han estado prestando sus servicios a media marcha por no contar con planes de contingencia. A ello le sumamos las afectaciones al desarrollo social de la población y a su economía local ya que sus habitantes, además de pagarle una facturación excesiva por la prestación del servicio a Aqsur, tienen que comprar agua empacada para el consumo en casa generando esto un doble gasto.
Hasta el momento, el proyecto de captación de agua del Canal del Dique, que según algunas fuentes locales ha tenido una inversión de 31.000 millones de pesos por parte del Gobierno nacional y del departamental, no parece darles resultados a la comunidad luruaquera.
Las inconsistencias narradas aquí, son la muestra viva de la desidia y la miseria vivida por un pueblo que en pleno siglo XXI parece resistirse a no morir de sed. La experiencia de Luruaco – Atlántico es la experiencia de vida de la Colombia profunda, de esa Colombia en la que sus poblaciones aún padecen las miserias de la humanidad misma. Esta población, de herencia negra, es el espejo de la sociedad macondiana en la que muchos vivimos y no somos consciente de nuestra miseria y pobreza, pobreza material, mental, espiritual y cultural.
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