El magisterio colombiano enfrenta una crisis sin precedentes: hospitales que niegan servicios, jubilados sin medicamentos y un sindicato inmóvil. Mientras FECODE calla, las bases denuncian corrupción y sobrecostos millonarios en el FOMAG. La traición del poder se refleja en la indignación de miles de docentes que alguna vez marcharon con esperanza y hoy lo hacen con rabia.
La traición al magisterio se convirtió en la vergüenza nacional.
El magisterio colombiano está viviendo su peor crisis en décadas. Los mismos que en 2022 sacaron pecho apoyando al hoy presidente, que aportaron 500 millones de pesos para su campaña, hoy sienten que los engañaron. La ilusión de cambio se convirtió en filas interminables, citas canceladas y hospitales cerrando las puertas. El sueño de dignidad terminó en pesadilla: un sistema de salud para maestros que no atiende ni lo más básico. La traición huele a burla y el silencio de FECODE es más estruendoso que los gritos de sus marchas pasadas.
Los datos son fríos, pero hablan duro. Según la Veeduría Nacional por la Salud del Magisterio, hay sobrecostos superiores a los 5 billones de pesos en el Fondo de Prestaciones Sociales del Magisterio (FOMAG). Plata que se esfumó en fórmulas mal diseñadas y negocios turbios. Hoy los maestros no encuentran especialistas, las citas se cancelan días antes y muchos jubilados mueren esperando atención. Todo esto con un esquema de salud que entró en vigencia en 2024, respaldado por la misma dirigencia sindical que pedía “paciencia”.
En el Eje Cafetero, mi tierra, los profes ya no aguantaron. Esta semana hicieron un paro de 72 horas en Risaralda, Caldas y Quindío. La imagen es dolorosa: maestros que antes salían a defender al gobierno, hoy marchan contra el mismo gobierno que ayudaron a elegir. En Pereira se escuchó con fuerza la frase que muchos anticipamos: “Nos engañaron”. Los paros se replican en Norte de Santander y otras regiones. La base se mueve, pero el Comité Ejecutivo de FECODE se queda quieto, acomodado y callado.
Lo más indignante es la actitud de algunos directivos sindicales. Nombres como María Eugenia, Marta Alfonso y Domingo Ayala aparecen en la denuncia de los propios docentes. Ellos, desde la comodidad de sus oficinas, repiten que hay que “implementar bien el modelo” y piden al magisterio no salir a pelear. Mientras las bases sufren el caos en hospitales y farmacias, sus dirigentes hacen de bomberos para apagar la rabia de los profes. Es un sindicalismo de escritorio, que prefiere cuidar sus relaciones con el poder antes que dar la cara en las calles.
Lo grave es la quiebra del sistema y la división interna. Una parte de FECODE sigue defendiendo el acuerdo firmado en 2024, mientras la otra, la de las bases, pide desmontar el modelo por completo. En medio de esa pelea, los maestros siguen pagando la factura: tratamientos retrasados, hijos sin pediatra, jubilados que venden rifas para comprar medicamentos. El drama es cotidiano y vergonzoso.
El señor Aldo Cadena, vicepresidente del FOMAG, se presenta como solucionador, pero los docentes lo ven como un prestidigitador que juega con recursos pensionales para tapar huecos. Se ha tenido que aceptar que parte de esos dineros se usaron para cubrir gastos del sistema de salud. Es decir, lo que debía garantizar el futuro de los maestros, hoy financia un esquema fallido. Una maroma financiera que solo aplaza el colapso.
Los maestros, que creyeron que tendrían una salud digna, enfrentan ahora un sistema que beneficia a pocos privados, ni siquiera nacionales. Hospitales públicos y clínicas pequeñas denuncian demoras en pagos, mientras los docentes mendigan atención. La crisis no se resuelve con comunicados, ni con discursos de calma. Se resuelve con plata y con un nuevo modelo, pero el gobierno no tiene ni lo uno ni lo otro.
La realidad es que los profesores que pusieron la plata y el alma para que Petro llegara al poder hoy están huérfanos. La salud de sus familias está en juego, y el sindicato que debía defenderlos se quedó cruzado de brazos, esperando migajas del poder. Esa es la tragedia del magisterio: confiaron, invirtieron y hoy cargan con la enfermedad de la política. Colombia ya no está viendo a los profes marchar con esperanza, sino con rabia. Y cuando un pueblo que enseña se siente traicionado, lo único que queda es la vergüenza nacional.
Cinco datos curiosos
- FECODE aportó 500 millones de pesos a la campaña presidencial en 2022.
- El nuevo modelo de salud del magisterio empezó a operar en mayo de 2024.
- La Veeduría Nacional calcula 5 billones en sobrecostos en el FOMAG.
- En Pereira, maestros denunciaron que sus citas médicas se cancelan con apenas 3 días de anticipación.
- El magisterio colombiano reúne a cerca de 800 mil personas entre docentes y jubilados, todos afectados por la crisis.
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