Los juegos del perfumado

Mucho se habla del poder como ese oscuro círculo de la soledad y no fallan la literatura y los testimonios de quienes así lo describen. Nadie más solitario que un líder con poder, pues pocas personas se acercan con sanas intenciones; porque su familia y amigos -en el caso de los honestos- poco o nada pueden recibir aparte de tiempo y paz que su allegado no pierde en ese intento por gobernar bien.
Los perfumados, lacayos del líder de turno, lo persiguen en sus batallas dentro y fuera del poder, son guerreros a sueldo en corrillos, bazares y hoy en las redes sociales; reciben las sobras de la mesa de su rey con alegria y dispuestos a hacer de kamikasis para estrellarse contra el siguiente gobierno que no dio continuidad, contra quien ose atacar a su rey o en alguida confrontación por volver a obtener esas mieles del triunfo, aunque para los perfumados con solo una gotera de agua miel que lamen en el piso, es suficiente.
Poco o nada sabe o tiene como talento o virtud un perfumado. Es un experto en halagos, alabanzas y en regar su falaz versión de ese rey que -aunque desnudo- describe como el más bien-lucido de los monarcas. En su orfandad de capacidades al perfumado solo le queda vivir de alabar a aquel gobernante para seguir recibiendo sus migajas, solo le queda ser lambón a una causa que aunque desconozca o no dimensione, como un caballo con riendas apretadas y sin visión; solo va a los empellones con la palabras y las ganas esperando el aplauso de su patrón.
Tantos perfumados hay como monarcas que reinan. Saben posar de grandes consejeros, asesores o personajes claves en un gobierno, pero desconocen que el rey y su verdadera corte los ven como juglares que estorbaron en campaña y ahora más en gobierno, pero que son más útiles, con su ruido y su mediocridad, en el menester de aplaudir y de llevar y traer el chismorroteo que siempre es útil para entender lo que piensa o quiere la plebe.
Pobre de aquel perfumado que se jacta del momentáneo estado, pues solo está sumergido en una falsa noción de poder y en lugar de menospreciar a los demás integrantes de la Corte o burlarse de mercaderes, sirvientes y del pueblo; debería saber servir, servir y servir pues más temprano que tarde volverá a verse rodeado de sus semejantes, pisando la calle sin tapetes ni carruajes y mordiendo el polvo de la realidad.
Pobre vida y pobre realidad la de los perfumados

 

Miguel Jaramillo Luján

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@jaramillolujan
Bogotá-Colombia

Miguel Jaramillo Luján

Magíster en Gobierno de la Universidad EAFIT; Máster Comunicación de la Universidad Complutense de Madrid, España y Licenciado en Comunicación y Periodismo de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB).

Autor del libro Marca Poder, el Poder como Marca editado por Planeta. Elegido, por segunda vez consecutiva (2019 y 2020), entre las 100 personas más influyentes de la política en América Latina por la Revista Washington Compol. Ganador del Napolitan Victory 2020 y 2021 a campaña regional del año, mejor campaña de gobierno en 2018 y nominado a campaña del año en 2021. Ganador en los Premios Innopolítica 2021 a mejor campaña municipal, mejor campaña a cargo legislativo y mejor campaña a organismo de control. Ganador de 5 premios de la Asociación Colombiana de Consultores Políticos Acopol 2019 y 2020.

En España, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, Perú, México y Colombia ha laborado como consultor, estratega, docente y asesor. Entrenador de equipos de gobierno en varios lugares del continente, con líderes y gobernantes que han sido elegidos como los más populares en sus territorios por firmas globales de investigación como Invamer Gallup y Yan Haz.

Docente universitario y conferencista en varios eventos internacionales sobre gobierno, políticas públicas, marketing, imagen y comunicación. Director y Ancor de www.jaramillolujan.com y del portal de formación www.marketingpoliticoygobierno.com premiado por el gremio de la consultoría política en 2020 y como Blog Político del año en los Napolitan Victory Awards 2021.