“Por lo menos podremos tener la certeza que todo lo que rodea al “procés” ya no será ignorado más mediante el silencio y la prolongación de un encuentro para la resolución de un problema que les ha hecho daño a muchas personas.”
Esta semana han sido oficiales los indultos parciales que otorgará el Gobierno de España a los presos del “procés”, por el referéndum de independencia que tuvo Cataluña hace ya un par de años. Tiempo que por sí solo no sirve para pasar página, como recalcó el presidente Sánchez durante el anuncio oficial de estos. Unos indultos que ha hecho eco y ha despertado variedad de opiniones en todos los frentes de la política española.
Por el lado más cercano, antiguos militantes y barones del PSOE han remarcado su poco apoyo a estas medidas. Por otra parte, Emiliano García-Page, presidente de la Castilla-La Mancha, también ha criticado la decisión, evidenciando que el descontento no solo se centra en aquellos que observan la política desde algo más lejos. Sin embargo, el bloque socialista que se encuentra en la Moncloa cree firmemente en esta vía, por lo que es una noticia que produce alivio para la estabilidad de una apuesta arriesgada.
Desde la oposición, el ya caracterizado discurso populista que intentan imitar en el PP, para no perder cancha entre los votantes de derechas con VOX, ha provocado lleguen a afirmar mediante varios políticos el carácter “anticonstitucional” de los indultos. Pablo Casado, como ya es costumbre, ha calificado a Sánchez de un hombre que le gusta saltarse las vías de ejercicio político y jurídico de sus decisiones (cuando se ve perfectamente que actúa bajo el marco legal), con lloros como los de un crío que, luego de casi dos años de legislatura, no es capaz de aceptar que él no es el que se encuentra en la Moncloa.
Por último, los partidos independentistas reciben la noticia con una sensación agridulce. Por un lado, celebran el aparente cese de bloqueos entre ambas instituciones (o también comprendida entre España-Cataluña), encontrándose con un gobierno que sí está dispuesto a hablar, o al menos ha intentarlo. La mesa de diálogos que mantendrán desde la Generalitat con Moncloa abre un rallo de luz para aquellos que añoran una nación catalana independiente.
Pero no todas son sonrisas, la medida ha despertado un pequeño malestar entre otro grupo de independentistas que siguen insistiendo en la amnistía, en el reconocimiento que no se cometió ningún delito a la hora de proclamar la autodeterminación. Y es que, aunque sean similares las definiciones entre indulto y amnistía, el otorgamiento de uno o de otro determinará, claramente, la orientación y la forma de cómo se planea retomar el rumbo en Cataluña.
Independientemente de todos estos choques entre frentes, las partes que ahora ejercen el poder en Cataluña (ERC y Junts) y en toda España (PSOE-Unidas Podemos) se encuentran en una situación de cordialidad. En el Congreso, el Gobierno ha podido legislar gracias a votos independentistas y ahora toca por el otro lado poder, mínimamente, de una forma educada, exponer su plan de país.
Se desconocen las verdaderas intenciones de ERC y Junts, no se puede saber si el discurso de abandonar la unilateralidad para lograr la independencia, del que se han dado cuenta que esta no es una vía efectiva para lograrlo es genuino. Pero hasta que lleguen las respuestas a esas preguntas, por lo menos podremos tener la certeza que todo lo que rodea al “procés” ya no será ignorado más mediante el silencio y la prolongación de un encuentro para la resolución de un problema que les ha hecho daño a muchas personas.
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