Como Petro gobierna muy mal pero es habilísimo comunicador y sistemáticamente dice algo provocador que distrae, vale la pena, para no perder ni la memoria ni el foco, hacer una lista de algunos de los escándalos que lo rodean. Como son tantos, necesitaré más de una columna. Esta irá solo hasta la elección del 2022.
Aunque ha sostenido una y otra vez que nació en Ciénaga de Oro, en declaraciones en estrados judiciales ha jurado que es de Zipaquirá y eso dicen sus documentos de identidad.
En 1985, siendo concejal, fue el jefe de una célula del M19 que promovía invasiones. Después de una fallida operación de inteligencia del Ejército, Petro intentó asesinar a sangre fría al entonces capitán Gabriel Díaz, parte de esa operación. Para fortuna de Díaz, la pistola se encasquilló. Petro, iracundo, le desfiguró la cara con la cacha del arma y lo dejó muy mal herido. Unas semanas después, el 23 de octubre, Petro fue capturado. La Justicia Penal Militar, con competencia en esa época, lo juzgó y condenó por porte ilegal de armas y terrorismo. Sin embargo, la sentencia «desapareció». Petro también fue acusado por la justicia ordinaria por el planeamiento del asalto del Palacio de Justicia. No estuvo en la toma fue porque fue capturado. Petro, que ha sostenido que nunca ha disparado un arma, jamás fue amnistiado ni indultado y dice que no debe responder por «ningún crimen pues nunca los he cometido».
Ha dicho en múltiples ocasiones que tiene cinco títulos académicos, incluyendo dos especializaciones, una maestría y un doctorado. Mintió. Está probado que no tiene sino su carrera universitaria, con malas notas, y un diplomado.
Trajo a Hugo Chávez a Colombia, en 1994, tras su fallido intento de golpe de estado. Entonces juró con Chávez conseguir la «integración bolivariana de América Latina».
Siendo representante a la Cámara, fue grabado recibiendo dinero en bolsas. Dijo que era un préstamo de Simón Vélez. El arquitecto lo desmintió. Sin embargo, la investigación prescribió y el que entregó la plata, Juan Carlos Montes, fue trasladado a escondidas a Suiza.
De su paso como alcalde entre 2012 y 2015, muchos escándalos. El cambio del sistema de recolección de basuras y la compra de camiones de segunda mano inservibles, las motos eléctricas que nunca funcionaron, la entrega de drogas por parte de la Alcaldía a los adictos, las mentiras sobre los colegios y cupos en el sistema escolar prometidos y jamás entregados, y el aumento de 40% de la nómina paralela, fueron los más sonados.
Su papel en el mal llamado estallido social. Además de los trinos y declaraciones que lo promovían y apoyaban, se sabe que el violento y oscuro Xavier Vendrell coordina un colectivo de jóvenes del que hacen parte muchos de la primera línea y que Vendrell tiene amplísima experiencia en usar jóvenes para generar bloqueos y paros y enfrentar a la policía.
Los de la última campaña presidencial son muchos. Está fuera de duda que se volaron los topes y que hubo financiación ilegal. Sin ser exhaustivo, un repaso: la campaña no reportó los pagos hechos a los asesores internacionales ni a los testigos electorales. Tampoco todos los viajes hechos con SADI, la empresa de la narcoavioneta, ni los aportes de Daily Corp, la investigada compañía de criptomonedas. No aparecen reportados los $1.033 millones de la USO ni los $500 millones de Fecode, triangulados a través de Colombia Humana. Por cierto, los aportes de personas jurídicas están prohibidas en las campañas presidenciales. Parte de los actos de campaña en el Caribe se quedaron por fuera y no registraron los aportes del megacontratista Euclides Torres. La justicia nos debe la historia completa de los $15.000 millones que, si se supiera quién aportó y cómo, según Benedetti, los mandaría a todos presos. Y hay dudas sobre qué monto del dinero recibido debajo de la mesa por Nicolás Petro terminó en campaña, según él mismo confesó. Lo que sí se sabe es que el primogénito recibió plata del mafioso Santander Lopesierra. También hay pruebas de que otro narco, el Sobrino, hizo aportes en Casanare. Sobre la «campaña paralela» de Verónica Alcocer, palabras de Nicolás, tampoco ha hecho nada la Fiscalía que, por cierto, tiene entre sus debes investigar de oficio lo dicho por Ángela Benedetti que, según sus últimas declaraciones, tiene información muy sensible sobre Petro, su mujer y su campaña.
Cierro por hoy con «el pacto de la Picota», el acuerdo en las cárceles entre Juan Fernando Petro y el anterior Comisionado de Paz con algunos mafiosos, paras y corruptos, y que, en palabras del mismo hermano presidencial, significó «un millón y pico de votos» por los que «se ganó» las elecciones.
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