“Laureano Gómez había sido depuesto y conducido al exilio por un golpe militar encabezado por el teniente general Gustavo Rojas Pinilla…”. A Héctor Echeverri Cárdenas, director periodista del periódico Tribuna de Ibagué, se le aparecieron los guerrilleros liberales del Tolima, hartos de la violencia:
“Yo soy Tiberio Borja, de Rovira”, dijo, “y he venido a pedirle ayuda”.
Así comenzó una larga discusión que se prolongó toda la noche, y que terminó con el entendimiento de que Echeverri Cárdenas serviría como intermediario entre el ejército y las guerrillas liberales de Rovira. Era una incongruente escena representada aquella noche en Ibagué, pero una escena que se repetía con variaciones menores a todo lo largo de Colombia, cuando otras guerrillas se apresuraron a aprovechar la amnistía ofrecida por el nuevo gobierno. Junto con Tiberio Borja, Comandante Córdoba, estaban sus subalternos Andrés Espinosa, Coronel Nariño; Leonidas Borja, Teniente Tranquilo, y Jaime Borja, Sargento Cariño. Contaron que habían pasado cerca de cuatro años en las montañas, persiguiendo y siendo perseguidos por la policía laureanista. Vino luego el 13 de junio y la caída de Gómez. Al día siguiente, aviones de la fuerza aérea aparecieron en el cielo y en lugar de lanzar bombas, como en el pasado, arrojaron copias de El Tiempo, El Espectador y otros diarios liberales que informaban sobre el golpe. Al final de la semana regresaron para lanzar miles de boletines que prometían amnistía para todas las guerrillas, sin tener en cuenta sus simpatías políticas, que quisieran regresar a sus ocupaciones pacíficas. Casi inmediatamente, las guerrillas liberales aceptaron la oferta de amnistía. Para ellas el ejército era la mejor garantía posible de la paz, una creencia compartida por muchos liberales…” James Henderson; Cuando Colombia se Desangró. Un Estudio de la Violencia en Metrópoli y Provincia; El Ancora-Editores; 1.984; Pag. 228
Hay que reconocer que el primer acuerdo de paz, serio, sin contraprestaciones, y sólo con la obligación de dejar las armas, fue el que realizó Gustavo Rojas Pinilla en 1953 inmediatamente le dio el “Golpe de Opinión” al Presidente Laureano Gómez. Golpe de Opinión fue el nombre que le dio Darío Echandía ante la violencia política desatada por el liberalismo a partir del cierre del Congreso por orden de Mariano Ospina Pérez ante el inminente juicio político que le haría el Partido Liberal y que culminaría con su destitución. Golpe de Opinión porque la sociedad estaba aterrorizada de la violencia política.
Las únicas guerrillas que no aceptaron la oferta de amnistía del gobierno de Rojas fueron las guerrillas comunistas de Tiro Fijo y de Charro Negro: “Gerardo Loaiza, caudillo liberal de Rioblanco y alguna vez colaborador del Charro Negro, se negó a respaldar la posición comunista y se convirtió en el primer guerrillero tolimense que hizo la paz con el Gobierno. Su gran contingente entregó las armas a finales de julio. Siguieron sus huellas 700 guerrilleros de Rovira. Tiberio Borja y el coronel César Cuéllar Velandia, gobernador militar del Tolima, escogieron el lunes 3 de agosto como la fecha de entrega….Al llegar a Rovira se les presentó una escena increíble. Allí, en la plaza central, ordenados en improvisadas filas, estaban 308 hombres en armas, la mayoría de ellos llevando uniformes irregulares y andrajosos…Por fín, después de más de tres miserables años de vida en las montañas, 308 campesinos entregaron armas en la plaza de Rovira y regresaron a sus fincas arruinadas.
Durante los tres meses siguientes continuaron las entregas. La guerrilla de Rovira estaba compuesta por dos grupos, uno al mando de Tiberio Borja y otro, de igual tamaño, encabezado por David Cantillo Agudelo, El Triunfante. La banda de Cantillo entregó sus armas más o menos al mismo tiempo que Borja, y sus locuaces integrantes, evidentemente contentos de sentirse en paz de nuevo, autorizaron extensos reportajes en los cuales describían la vida durante la Violencia de 1949-53. Hacia mediados de agosto, aproximadamente mil guerrilleros se habían entregado en los municipios orientales de Prado y Dolores, y otros 205 anunciaron su intención de hacerlo en el Líbano. Durante septiembre la atención nacional se volvió hacia los Llanos Orientales, donde, en una serie de entregas dramáticas y altamente publicitadas, se rindieron cerca de 3.500 combatientes. Los rebeldes del Tolima continuaron rindiéndose a lo largo de octubre y noviembre. Quinientos hombres más entregaron sus armas en Rioblanco. En El Limón, Hermógenes Vargas, El Vencedor, y 192 campesinos que lo acompañaban se entregaron el 19 de octubre, y cuatro días más tarde hizo lo mismo Luis María Oviedo, Mariachi, junto con 148 seguidores suyos. En el mes de noviembre otro millar de amotinados depuso sus fusiles en Ataco y Dolores. Una de las más grandes rendiciones ocurrió al final de octubre, en la región de Sumapaz, a pocos kilómetros de la frontera tolimense con Cundinamarca. Allí, el comunista Juan de la Cruz Valera y sus 1.200 guerrilleros se acogieron a la paz con el Gobierno.” James Henderson. Ob cit. Pag. 229.
Demuestra lo anterior que para lograr una paz seria y duradera no se requieren de interminables diálogos de paz como lo hicieron Las Farc y ahora quiere el ELN, y los narcotraficantes o bandas de delincuentes que desean sacar partido de la ingenuidad del gobierno en lo que quieren llamar “Paz Total”.
En seis meses, desde abril que se dio el golpe de Estado, hasta noviembre, se pacificó y terminó la violencia política. Sin necesidad de dádivas, zonas de despeje, diálogos, acuerdos de paz, zonas de distención, y todo un festín de beneficios, que lo único que hace es volverse escéptico ante los gobiernos que no estudian su propia historia.
A Rojas Pinilla se le debe reconocer esa pacificación que hizo en 1953. Pero debe cuestionársele el haber querido ser un Perón, quien era el que gobernaba a Argentina en esos tiempos. Pues por imitar a Perón se alejó de la legitimidad democrática que dan los partidos políticos y quiso fundar su propio ego en su propia estructura, lo que dio lugar a la rebelión de la sociedad civil, que ocasionó su caía en 1957. Pero para consolidar la paz política entre los partidos y no repetir el suceso de 1949 y la violencia que eso desató, se ideó el Frente Nacional entre 1958 y 1974.
Sobre las cenizas de la equivocación de Rojas Pinilla se crea la Guerrilla del M19 en 1.970, guerrilla a su vez salida de las equivocaciones de las FARC.
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