Los celulares y la vida de la gente. Entre libertades, restricciones y dominación

No se puede negar que un dispositivo celular se ha convertido en una herramienta necesaria en la vida de las personas. La relación entre tecnología y el celular se afianza en la cotidianidad y adquiere unos matices dependiendo de los espacios, los territorios, la urbanidad, la ruralidad, el primer mundo, el tercer mundo, etc. También estas relaciones cambian dependiendo de los afectos, los oficios, las necesidades, etc.

De hecho, en la antropología es usual encontrar investigaciones que plantean o describen cómo se desenvuelve la vida de las personas a partir de la cultura del celular y principalmente de un cierto hábito o costumbre que modifica el modo de vida de las personas a través del uso de las tecnologías de la información y de la comunicación (TICS).

Por ejemplo, un estudio demostró (Horst y Miller, 2005) que en Jamaica los usos de los celulares en las clases sociales más populares lejos de estar asociado a un incremento en los ingresos familiares, toda vez que existe la creencia que la tecnología ayuda en el mejoramiento de los recursos económicos, estaba más asociado con el vínculo parental y el deseo de tener cerca a los familiares. Es decir, que en Jamaica el celular es percibido fundamentalmente como una herramienta de comunicación que afianza las relaciones entre padre e hijos, hermanos y hermanas, etc., en especial si se tiene presente fenómenos como la migración de los núcleos familiares que se desplazan a espacios geográficos con mejores opciones laborales o de estudio, tal y como se produce con el fenómeno del viaje de parientes jamaiquinos a lugares como Estados Unidos o Europa.

En definitiva, esta investigación puso de presente que entre las comunidades más pobres tener un celular estaba más vinculado con el afianzamiento de las relaciones de parentesco que con el estatus social o el mejoramiento en los accesos por nuevas fuentes de empleabilidad u obtención de recurso económico.

De otra parte, también es posible destacar estudios sobre lo usos que tienen los celulares dependiendo de las poblaciones. Por ejemplo, la investigación titulada Algo más que un celular: notas sobre el papel de la telefonía móvil en la vida de adolescentes de Santiago (Chile) en Chile (2010), pone de presente que este tipo de dispositivos además de tener una gran acogida dentro de la población adolescente, expresa que su portabilidad como también su herramienta es una manera identificar a una persona, entender sus gustos y preferencias, poniendo de presente relaciones estético-afectivas que se plantean entre las adolescentes mujeres y los dispositivos tecnológicos. La moda actúa también como un factor de presión social y que es determinante en la adquisición de un celular para los adolescentes, y esto hace que las poblaciones entre los 10 a los 17 años quieren estar a la vanguardia en cuanto a las últimas marcas que ofrece el mercado de los celulares. Hay una fuerte percepción en el estatus y la posición social que adquiere un adolescente con el uso del celular, pues no es lo mismo tener un iPhone a tener marcas chinas como Huawei o surcoreanas como Samsung.

Mientras que en unos territorios el uso del celular plantea nuevas libertades para sus poblaciones en otros espacios se favorece la restricción y el límite. Este es el caso del Estado en China, que advirtiendo de la adicción que genera en los infantes y los adolescentes una relación poco sana con los dispositivos tecnológicos y el internet, ha plateado toda una política de restricción al celular. Se trata de un proyecto de ley que restringe el acceso a niños y adolescentes a estas herramientas tecnológicas y en especial a las consultas que hacen en los portales de internet por un máximo de tiempo de dos horas.

La normativa también expresa que los menores de 18 años no podrán utilizar celulares, siendo su uso prohibido entre las 8 de la noche hasta las 6 de la mañana del otro día. Otro de los elementos a destacar de esta serie de intervenciones del Estado, atañen a un seguimiento por los contenidos, dispuestos a aplicar censura en aras de preservar los valores morales socialistas, advirtiendo que en la internet es muy fácil que niños, niñas y adolescentes se expongan a una serie de violencias y perversiones sexuales y morales que pueden alterar sus valores morales, inclinándose por formas degeneradas y perversas, las cuales pueden atentar con el ordenamiento social en China. La percepción de los padres es favorable, dado que el límite de tiempo en el acceso a la internet y los dispositivos celulares que promueve el Estado, lejos de ser asumido como una intervención autoritaria, es más bien percibido como una prohibición necesaria que favorece una mejora en los tiempos del encuentro y el diálogo familiar (Forbes, 2023).       

Finalmente, no podemos negar otras investigaciones de orden filosófico que ponen de presente que el uso de los celulares en cualquier territorio o al uso de cualquier población, está al servicio de unas lógicas del poder y de la dominación psicológica y emocional. Esto es lo que plantea el filósofo surcoreano Byung-Chul Han y su concepto de la psicopolítica en los contextos de la dependencia a las tecnologías de la información y de la comunicación, tal y como se produce en las dinámicas sociales en la actualidad.

Basta observar las obligaciones imaginarias que adquieren hoy días las personas con los dispositivos tecnológicos y que aluden a los compromisos abstractos que asume la nueva forma del trabajador de la información y del conocimiento. El emprendedor por tomar un caso y que se ha hecho viral con el influencer o el youtuber, otras subjetividades libres y esclavas al mismo tiempo y que se entregan a las dinámicas del mercado neoliberal en el ámbito económico y social de las redes sociales y las tecnologías.

El uso del celular demanda justamente una obligación imaginaria. Tal y como lo describe Byug-Chul Han las nuevas subjetividades trabajadoras pueden ser descritas a modo de un bestiario laboral, y donde el antiguo obrero semejaba al topo, que se mueve en espacios cerrados, es predecible y controlable; en cambio, el nuevo trabajador semeja a la serpiente porque se mueve en el espacio de la inteligencia artificial y el smartphone, crea aberturas y actúa como un empresario: es decir, la serpiente a diferencia del topo logra ser un sujeto que crea un proyecto y con ello genera un aumento en la productividad, acompañando ello con una serie de técnicas motivacionales como la competencia, la optimización del tiempo invertido en el trabajo, la iniciativa y la originalidad, siendo estas formas de dominación psicopolítica las características de una subjetividad independiente y al mismo tiempo esclava (Han, 2019, pp.31-33).

En efecto y como lo plante Byung-Chul Han (2019), en el neoliberalismo el trabajador deviene en empresario. La eliminación de la clase trabajadora corre por cuenta de esta nueva subjetividad que se entrega libremente a la explotación de sí mismo. Como lo plantea Han: “Hoy cada uno es un trabajador que se explota a sí mismo en su propia empresa. Cada uno es amo y esclavo en una persona. También la lucha de clases se transforma en una lucha interna consigo mismo” (Han, 2019, p. 17).

La anestesia afectiva tiene que ver con el fenómeno de la “servidumbre voluntaria”, un neologismo empleado por Byung-Chul Han (2019), para referirse a una idea de la vida emocional que se mantiene en un estado de duermevela y pasividad. Y ello es el resultado entender la libertad como autoexplotación y servidumbre, tan característica de la vida social de las personas en contexto neoliberal. El Smartphone es un dispositivo que alterna libertad y dominación psicotécnica.

En este universo digital de relaciones económicas de producción la libertad no es la capacidad de autodirección o siquiera la muestra de una potencia emancipatoria, sino al contrario es la instancia donde se produce la libertad del capital, entendiendo con ello el cambio del ciudadano al consumidor, y donde la libertad del ciudadano se entrega a la pasividad del consumidor: “El votante, en cuanto consumidor, no tiene un interés real por la política, por la configuración activa de la comunidad. No está dispuesto ni capacitado para la acción política común. Solo reacciona de forma pasiva a la política, refunfuñando y quejándose, igual que el consumidor ante las mercancías y los servicios que le desagradan. Los políticos y los partidos también siguen esta lógica del consumo. Tienen que proveer. De este modo, se degradan a proveedores que han de satisfacer a os votantes en cuanto consumidores o clientes” (Han, 2019, p. 23).


Bibliografía

Forbes (2023). ¿Por qué China quiere alejar a los niños de los celulares? Consultado 21 de abril de 2025. Enlace:

https://forbes.cl/actualidad/2023-09-05/china-alejar-ninos-celulares

Han, Byung-Chul (2019). Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder. Herder: España.

Horst, H., Miller, D. (2005). Del parentesco al vínculo: Teléfonos móviles y redes sociales.

Redes en Jamaica. Antropología Actual, 6(5), 755-778.

Henríquez, Muñoz, W. (2010). Algo más que un celular: notas sobre el papel de la telefonía móvil en la vida de adolescentes de Santiago (Chile) en Chile. Periferia. Número 13, diciembre. Pp. 1-20.

Juan Sebastián Ballén Rodríguez

Amigo de los libros y de la buena compañía. Filósofo de profesión y profesor universitario:

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