Los cafés históricos de Praga, espacios para tener una mesa preferida

Saludo a los lectores del Portal Al Poniente desde el Café Louvre en la ciudad de Praga, uno de los cafés más amables y representativos de la capital de la República Checa, que, valga la nota, es una de las quince ciudades más visitadas del mundo, mientras estoy disfrutando de un café irlandés acompañado de la clásica tarta sasher.

Cuando tomo el maletín de turista, y se me presenta la oportunidad de viajar y visitar diferentes países y ciudades, se me sale la vena de analista turístico que me inculcaron mis profesores del pregrado en Administración Turística en el Colegio Mayor de Antioquia y me pongo en la tarea de tomar una libreta de apuntes, a la manera de un antropólogo, para recoger experiencias que tal vez puedan ser aplicadas a nuestro medio.

El turista es un ser muy especial, porque es capaz de cambiar de vestido, cual camaleón, y de transformarse en un personaje receptivo y ajeno a los afanes de la cotidianidad. Con este vestuario temporal el turista deja atrás las urgencias de la economía de producción y se torna muy receptivo a las ofertas del turismo y del City Marketing.

Cuando uno les cuenta a los amigos que va a viajar a Praga, quienes la conocen le hacen un listado de los cafés que debe visitar en esta bella ciudad, lo cual se convierte en una obligación y en un ejercicio ritual. La tradición de los cafés en Praga es un regalo que nos dejó el imperio Astro-Húngaro y hoy son espacios inimitables.

Estos cafés son sitios para visitar, creyendo que el tiempo se puede detener y fomentando añoranzas de épocas conocidas por las referencias de la literatura, de la historia y del cine. Son sitios para rescatar el arte de la tertulia y de la amistad, ahora que se han perdido los momentos de conversación cara a cara siendo reemplazados por las comunicaciones virtuales a través del ciberespacio caracterizadas por su modelo frío e impersonal.

En esta crónica voy a hablar de cuatro de los cafés más reconocidos de la capital de la república Checa, El Louvre, El Imperial, El Savoy y el Slavia, y dejaré en el tintero, para una próxima oportunidad, y un futuro viaje, si el tiempo y la voluntad se conjugan, otros cafés que espero detallar pausadamente: el Café Europa, el Café Lucerna, el Grand Café Orient, el Café Obecní dům, y el Café Montmartre.

Es válido anotar que en el presente año (2014) se celebran los 300 años de la inauguración del primer café de Praga, (1) establecido por el armenio Georgius Deodatus Damascenus, en el año 1714, emulando el modelo de los cafés de la ciudad de Viena.

El primer café a referenciar, que a su vez me inspiró a escribir esta crónica, es el Café Louvre, que data de 1902. Es un sitio (2) donde grandes personalidades tuvieron su mesa preferida: el actor checo Eduard Vojan, los escritores alemanes Otto Pick y Franz Werfel, los miembros del Círculo Filosófico, los escritores checos Karel Čapek y Franz Kafka, y el físico Albert Einstein.

La tradición oral cuenta que el Café Louvre también fue un centro de reuniones de las mujeres que comenzaban a sembrar las semillas de su emancipación, a principios del siglo XX.

En el año 1948 el Louvre fue cerrado por los comunistas que se tomaron el poder, bajo el pretexto de que era un lugar burgués, y sus enseres fueron arrojados a la calle por las ventanas. Fue reabierto en 1992.
En mi próxima visita pediré un Country Cheese Cake «Louvre» acompañado de un café tradicional turco en cafetera.

El segundo café, a su vez una de las visitas más sofisticadas en Praga, es al Café Imperial, localizado a la entrada del Hotel Imperial en la parte más moderna de la ciudad. Su administración sugiere (3) que el visitante vaya vestido en forma casual elegante.

Abierto al público en el año 1914 el Café Imperial hace parte del Art Déco con una decoración maravillosa, cuyos techos son azulejos originales de la época de su fundación. Además resaltan sus columnas persas y sus paredes árabes con representación de plantas y animales y donde se destaca el brillante bronce en gran parte de su ornamentación. Allí tuvo su mesa preferida el compositor Leoš Janáček y también era frecuentado por Franz Kafka.

El Café Imperial invita (4) a dejarse cautivar por su cocina típica checa con unos cuantos toques de modernización. Zdeněk Pohlreich, su chef, es famoso en todo el país por su programa televisivo “Si, jefe”. El conejo tradicional checo que pedimos estuvo en su punto y no podía faltar el remate con un fondant de chocolate con helado de nata.

El tercer café digno de visitar en Praga es el Savoy, abierto en 1893. Es un café-bar y restaurante (5) que evoca la atmósfera de la antigua República de Chequeslovaquia y en su interior se destaca el diseño interior del neo renacimiento. Al entrar el visitante es cautivado por una imponente lámpara de araña y techos que alcanzan los siete metros de altura que algunos expertos califican como una joya neo renacentista.

Una opinión de un cliente en Trip Advisor nos resalta su encanto (6): El Savoy no engaña, comenzando por el nombre. Uno espera un servicio esmerado y calidad, y es lo que te ofrecen. En realidad este café es también un restaurante, donde puedes degustar desde una copa de Champagne (Mumm, Moet) a un simple café con leche (el Savoy, con chocolate y canela es espectacular) pasando por una cocina de platos tradicionales…

El Savoy tomó protagonismo como sitio importante en Praga apenas en el año 1989 a partir de la Revolución de Terciopelo, donde varios personajes de este movimiento tuvieron su mesa preferida. En mi próximo viaje a Praga iré al Savoy a pedir una torta de turrón con amareto y mazapán de cocoa, con una taza de chocolate Savoy caliente de República Dominicana.

El cuarto café objeto de esta crónica es el Slavia, cuyo nombre recuerda a la madre mítica de los eslavos. Para muchos éste es el café más tradicional de Praga. Ubicado al lado del río Moldavia y en frente del Teatro Nacional, fue abierto al público en el año de 1884 y se erigió como el sitio preferido por líderes de la disidencia, pensadores y literatos. El hecho de estar al frente del Teatro Nacional le ha garantizado siempre una clientela culta y amiga del arte. Dentro de los personajes que tuvieron allí su mesa preferida se pueden mencionar el pintor Jan Zrzavý, el director de teatro y expresidente Václav Havel, los poetas Jiři Kolář y Jaroslav Seifert (premio Nobel de literatura en 1974) y el escritor vanguardista Vítězslav Nezval cofundador del movimiento surrealista de la antigua Chequeslovaquia.

Su página web (7) referencia que: “somos conscientes de la historia que rodea por todos lados. El Teatro Nacional, el Puente de Carlos y el Castillo de Praga. Todo esto se puede ver directamente desde la mesa con una taza de café caliente o un vaso de buen vino”.

Quien visita el café Slavia puede observar una buena copia del “Bebedor de Absenta” una pintura de Viktor Oliva, del año 1901, que fue colocada allí en reemplazo del original a finales de la década del noventa. En el cuadro se ve a un hombre que tiene sobre la mesa un periódico y un vaso de absenta, y una dama transparente que tal vez es la inspiración del exceso de la bebida.

En la época comunista el café pasó a manos del estado, pero hoy de nuevo está en poder de propietarios particulares que se preocupan por dar el mejor servicio a clientes locales y a turistas.

Desde el año 2011 en el Slavia hay una escultura a tamaño natural del expresidente Václav Havel, (8), fruto del trabajo de grado de la artista Barbora Daušová en la Universidad de Bohemia Occidental e inspirado en el documental ‘Ciudadano Havel’.

En mi próxima visita a Praga ya tengo en mi agenda ir a almorzar al Café Slavia para comer pasta de la casa con mantequilla de trufas y champiñones frescos, acompañada de una copa de vino checo.

Como dije arriba, deberíamos rescatar el arte de la conversación, olvidándonos por momentos de los dispositivos móviles que, más que acercarnos, nos alejan. Un encuentro cara a cara con uno o varios amigos es algo irremplazable. El mirar al otro a los ojos, el observar sus reacciones faciales y corporales ante un argumento o una opinión, es algo que le da un sabor especial a una tertulia de amigos. Los gestos de aprobación, y aún los de desaprobación, no pueden captarse detrás de un frío chat a través del Messenger, del whatsapp, o de cualquiera de las opciones que nos ofrece la tecnología.

Y unos espacios ideales para cocinar una buena conversación son los cafés de Praga.

Los cafés como espacios de City Marketing deberían promoverse con mayor intensidad en el país que produce el mejor café del mundo: Colombia.

@ViajeroReal

 

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Bibliografía:
(1). http://viajar.elperiodico.com/destinos/europa/republica-checa/bohemia/praga/praga-300-anos-de-cafes-arte-y-talento
(2). http://www.cafelouvre.cz/en/Historie/
(3). http://www.cafeimperial.cz/cs/kontakty
(4). http://www.hotel-imperial.cz/cafe-imperial-es.htm
(5). http://cafesavoy.ambi.cz/en/#index
(6). http://www.tripadvisor.co/Restaurant_Review-g274707-d1024658-Reviews-Cafe_Savoy-Prague_Bohemia.html
(7). http://www.cafeslavia.cz/
(8). http://www.radio.cz/es/rubrica/notas/escultura-de-havel-decora-el–
cafe-slavia-en-praga