Lolitas del internet

Es preocupante y terrorífica la imaginación que usan para describir los escenarios en que planean arruinarles la vida a niñas cercanas a ellos.


Leo «ella es mi prima/sobrina/hija/hijastra y me la quiero desvirgar» con fotografías adjuntas de niñas, me asqueo completamente. Hombres en sus veintes, treintas, cuarentas o más se afilian a grupos o cuentas en las redes sociodigitales y se aplauden mutuamente al compartir parafilias. El acceso a su contenido es supervisado celosamente por quienes las dirigen, aun así, hay filtraciones que me han permitido hilar esta columna.

Cuerpos pequeños y exentos de las marcas que trae la edad son expuestos ante una jauría de (principalmente) hombres esencialmente semejantes al Humbert de Vladimir Nabokov. Además, el tipo de relación que estos hombres pederastas buscan con las niñas es muy similar a lo que describe el ruso en el primer tercio de la novela: un señor conoce a una Charlotte Haze. Humbert confiesa que solamente soporta relacionarse con ella porque quiere seducir y estar cerca de Dolores, su hijastra, antes de que ella «madure». Los hombres del Internet enuncian cínicamente lo mismo, leí cuatro declaraciones del estilo «salgo con la mamá, pero me gusta más su hija».

Nabokov incluso describe las conductas de su personaje y cómo es que Lolita es el adjetivo que utiliza para determinar el grupo etario por las que tiene obsesión: niñas entre los 10 y 15 años; según el personaje, es cuando parecen más ángeles que niñas o mujeres. Del mismo modo, proyecta los desplantes tempranos de su pedofilia pues desde muy joven buscaba relacionarse con niñas de esas edades, así como una queja a envejecer por sentir mayor criminalización al ser atrapado mientras postraba su mirada en las infantes de los parques.

Lo alarmante es que la esencia de estos comportamientos sigue vigente en los hombres paidofílicos. Es posible observar argumentos de «todavía no la penetro porque está muy pequeña», «su mamá ya no nos deja solos», «es muy torpe para tocarme, todavía no lo hace bien» o «antes de que cumpla los 15 años porque después se ponen peludas y qué asco» en estos grupos de redes sociodigitales.

Es preocupante y terrorífica la imaginación que usan para describir los escenarios en que planean arruinarles la vida a niñas cercanas a ellos; inclusive cómo intentan esconderlo de la familia y los engaños en que envuelven a sus víctimas para que no compartan sus violencias. Un comportamiento también típico de Humbert con Dolores, su Lolita. Común y tristemente, estas atrocidades se convierten en «secretos familiares».

Al 2019 en México, al menos una de cada cuatro niñas y uno de cada seis niños es víctima de violación, pero la tasa de impunidad es más alarmante: noventa y nueve por ciento. La cifra negra es aún mayor según la Comisión de los Derechos de la Niñez y Adolescencia, así como el Instituto Nacional de Estadística y Geografía. El secreto a voces, la inexistencia de educación sexual integral, las políticas adultocéntricas y la canonización de los vínculos familiares permiten que solo una de cada mil denuncias lleguen a sentencia penal.

Como profesional y activista, lamentablemente he escuchado testimonios de mujeres violentadas sexualmente durante sus infancias; además, he conocido a niñas y niños que han vivido ese infierno. El dolor que atraviesan es de tal magnitud que les toma 20 años poder hablar de ello, dejando estragos psicoemocionales que dificultan sus relaciones; agregando el constante sentimiento de vergüenza y culpa que experimentan incluso en la adultez, producto de la constante revictimización en la cultura latina.

La participación ciudadana y el compromiso gubernamental son urgentes para que desaparezcan las Lolitas del Internet y los Humbert de la familia.

Sofía J. Brega

“Demasiado feminista según mi mamá y utilizo el femenino como plural universal”. Mexicana comprometida con la transformación social, estudiante de Derecho en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez [México], fundadora de Girl Up Campus Juárez, Activadora de Paz.

1 Comment

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.