44 años homenajeando a un desleal que traicionó su juramento como militar y se levantó contra su patria dando un golpe de estado. 44 años homenajeando a un genocida que mandó fusilar a 200.000 españoles porque no encajaban en su idea de España y tampoco con los intereses de los que le apoyaban. 44 años homenajeando a un ladrón que robó bienes a españoles a los que derrotó con ayuda de Hitler y de Mussolini. 44 años homenajeando a un psicópata que buscó alargar la guerra para poder matar a más españoles. 44 años homenajeando a un enfermo acomplejado que persiguió a los homosexuales, sometió a las mujeres y llevo a los españoles otras vez a misa a punta de bayoneta. 44 años de homenaje que se explican porque encarceló a 350.000 españoles, exilió a 500.000 y fusiló a 200.000, de los cuales 115.000 siguen en 2019 en fosas comunes, en zanjas y en cunetas.
44 años de homenaje, mirándonos desde el mausoleo del Valle de los Caídos, que se explican porque los juicios franquistas siguen vigentes y porque nadie ha devuelto los bienes robados a los republicanos. Que se explican porque Pedro Sánchez renueva el ducado al dictador Primo de Rivera, título concedido por Franco. Que se explican porque Willy el niño sigue condecorado. Que se explica porque la Fundación Francisco Franco desgrava fiscalmente a los que la financian, como por ejemplo, la FAES de Aznar y el PP. Que se explica porque ni el PSOE ni el PP ni Cs quieren que el rey Juan Carlos, nombrado su sucesor por Franco, comparezca delante de los representantes de los españoles en el Congreso de los Diputados. Que se explican porque en el Parlamento, en las grandes empresas, en la judicatura y en la Casa Real siguen las mismas familias que se quedaron con España sobre 600.000 cadáveres, cárcel y exilio.
Dice Pedro Sánchez, ahora, que vienen elecciones, que ya era hora. Pero miente. Como casi siempre, porque no basta sacar al dictador del mausoleo si todo lo que dejó Franco atado y bien atado sigue entrelazado en nuestras vidas y en nuestra sociedad. Porque si quisiéramos alejar al franquismo de nuestro país, tendríamos que empezar a dejar de mentir desde el gobierno, porque eso también es una herencia franquista.