“Confiemos en que Gustavo Petro no defraude la esperanza de los millones de colombianos que pusieron sus esperanzas en su trabajo, y que no vaya a crear unos nuevos excluidos, otros “nadies”, aquellos que votaron por opciones distintas a la suya. Mientras tanto, sigamos cuidando a Colombia y su democracia.”
Hace algunos días, el país vivió un hecho realmente histórico, la izquierda conquistó el poder ejecutivo de Colombia, en nombre del “cambio”.
Gustavo Petro, político y economista colombiano, exguerrillero del M-19, lideró una coalición política que denominó Pacto Histórico, y con más de 11 millones de votos ganó la segunda vuelta presidencial y ahora se posesionará el próximo 7 de agosto como el primer mandatario de los colombianos.
Pasados algunos días luego de las apretadas y crispadas elecciones, es hora de resaltar lo bueno y lo malo del triunfo del ahora más destacado líder de la izquierda democrática en el país.
Dentro de lo bueno cabe resaltar el entusiasmo despertado por esta campaña presidencial, que ayudó a reducir el abstencionismo, sobre todo de los jóvenes y mejoró la participación en las elecciones. Con el triunfo de Petro, aunque el futuro nos genere dudas y temores, se fortalece la democracia, porque millones de colombianos, nos guste o no, se sienten representados en el liderazgo de Gustavo Petro. Muchos de esos colombianos comienzan a recuperar la confianza en las instituciones y en la democracia, el argumento de que “siempre gobiernan los mismos” se acabó de un tajo.
El triunfo del polémico exalcalde y senador, hace resonar fuerte en la arena política colombiana la voz de los “nadies”, millones de ciudadanos que ya no se sentían representados en los políticos tradicionales, que se sentían excluidos, ignorados. Si alguno tiene dudas revise el mapa electoral, Gustavo Petro ganó en las regiones más pobres, en las más azotadas por la violencia, por ejemplo, en Chocó ganó con casi el 82% de los votos y en Cauca con el 79%. Otra de las bondades del triunfo de Petro es la llegada a la vicepresidencia de la primera mujer afrodescendiente, una mujer con liderazgo propio y que fue una absoluta sorpresa electoral.
Sin embargo, no todo es bueno con el triunfo de Gustavo Petro. Desafortunadamente se hizo al poder rompiendo toda frontera ética, de la mano del muy cuestionado Sebastián Guanumen, que lideró las bodegas petristas en las redes sociales, encargadas de destruir moralmente los adversarios políticos, tergiversando la información, exagerando las nimiedades, ridiculizando, mintiendo sin ningún tipo de pudor; estrategia que quedó al desnudo con los “Petrovideos”.
Aunque el ahora presidente electo prometió el “cambio”, está rodeado por Armando Benedetti, Piedad Córdoba (que la tuvieron que esconder en la campaña), y Roy Barreras, cuyo nombre ya se propuso como presidente del senado en nombre del Pacto Histórico, un señor que ha sido uribista, santista y ahora petrista, investigado por la Corte Suprema, por supuestamente participar en “presuntos actos de corrupción” en la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP). Al momento de escribir esta columna, el nuevo presidente ya había nombrado el primer ministro de su gabinete: Álvaro Leyva, que ya fue ministro de Belisario Betancur, secretario privado de Misael Pastrana y excongresista. Lo que parece, de momento, es que son los mismos con las mismas más Petro. Es triste y preocupante, además, que con el triunfo del nuevo presidente, se fortalecen las dictaduras del continente, con quienes tiene profunda afinidad ideológica.
Los primeros 100 días del gobierno Petro serán claves para conocer su talante, su capacidad de ejecución por cierto muy pobre en la alcaldía de Bogotá; conoceremos su actitud frente a la crítica y la oposición, puesto que durante su campaña se mostró soberbio y egocéntrico. Confiemos en que Gustavo Petro no defraude la esperanza de los millones de colombianos que pusieron sus esperanzas en su trabajo, y que no vaya a crear unos nuevos excluidos, otros “nadies”, aquellos que votaron por opciones distintas a la suya. Mientras tanto, sigamos cuidando a Colombia y su democracia.
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