Literatura, una dama solitaria

Hay una tendencia generalizada a creer que los escritores están locos, sienten todo demasiado, se alejan de la sociedad y por eso, terminan intentando atentar contra su vida”.

Requisitos para ser escritor: ser tímido, tener pocas habilidades sociales, pensar en el suicidio, ser rechazado por la familia por el camino que escogió, morirse de hambre porque su carrera no paga bien.

Virgina Wolf, Hemingway, Alfonsina Storni, Alejandra Pizarnik, entre otros autores, se quitaron la vida. ¿Soledad? ¿Desamor? ¿Fracaso?, no lo sabemos, tal vez todo junto. Hay una tendencia generalizada a creer que los escritores están locos, sienten todo demasiado, se alejan de la sociedad y por eso, terminan intentando atentar contra su vida. ¿Acaso es culpa de la literatura? ¿Será ella la maldita, la infeliz que los seduce con el olor de la muerte?

Las letras, las palabras se confunden en los laberintos del ser, se hallan en lo recóndito del dolor o de la felicidad, se marcan en la piel. No me sorprende que en Colombia llamen raritos a las personas que deciden dedicar su vida a la literatura, un país en el que se lee 2,9 libros al año, según la Encuesta Nacional de Lectura 2017, realizada por el DANE, no necesita escritores, pues no hay una demanda, no hay un amor por la lectura.

Nuestro billete de 50 mil pesos posee una foto de Gabriel García Márquez y temo que algunas personas solo lo conocen porque es plata. No sé si lo más sorprendente es que Colombia le haya dado la espalda a Gabo y terminará exiliado en México o que ahora sea un símbolo de orgullo patrio. Los escritores también son perseguidos por el régimen social y político, el paquete completo para elegir las letras.

Hay jóvenes escritores nacientes, con ganas de contar historias y que su voz sea escuchada, jóvenes influenciados por el Boom Latinoamericano, las vanguardias e incluso el Romanticismo. Futuros poetas y novelistas esperan su oportunidad, luchan contra el miedo de mostrar su talento, de las críticas, de no ser buenos y terminar siendo nada.

“Muchachos, cualquier cosa me dicen, es que en estas carreras hay que estar pendientes porque ustedes tienden a la depresión”, ese comentario causó risitas entre los que empezaban Estudios Literarios, no obstante, era serio, tan serio que escuché en una conversación de pasillo como cada uno de mis compañeros había tenido pensamientos suicidas e incluso escrito cartas de despedida. Esto no es 13 Reasons Why, esto es vivir y morir con y para la literatura.

Claro, hay muchos que no son así, que el sentimiento no los lleva por las lagunas de la angustia, y eso no quiere decir que no estén atados al amor por las palabras. Son, tal vez, necesarios en estos grupos para que mantengan vivos a los demás, recordarles que ellos pueden ser un Poe (y no morir de forma sospechosa), un Ernesto Sábato, un Saramago, una vida de escritor lleno de posibilidades.

Requisitos para ser escritor: amar a la solitaria literatura.