De las leyes lerdas, líbranos señor

Se acerca la Semana Santa, o la Semana Mayor como la llaman otros. Época para reflexionar, orar, sacar lo mejor de cada uno de nosotros, eso sí, en un lugar paradisiaco y preferiblemente lejos de la ciudad, yo por ejemplo, lo hago en Pácora, mi paraíso personal.

Allí mismo, y por estas épocas años atrás, estaba de moda en la jerga juvenil la palabra lerdo, según la RAE -dicho comunmente de una bestia: Pesada y torpe en el andar-, con ella nos referíamos de forma jocosa a aquellos amigos que cometían alguna pesadés. O, mejor dicho, era una forma más gentil de hacer bullyng.

Esa palabra se me viene a la cabeza cada que intento comprender el porqué de las medidas que vienen implementando las administraciones Municipal y Departamental, y compararla con lo que meses atrás fue la mal recordada por nosotros prohibición del parrillero hombre, que tras de impopular, resultó ser inoperante e ilegal.

Bastaba con salir a cualquier esquina de barrio de la ciudad para encontrarse no solo motociclistas con parrillero hombre, sino que además de ello sin casco y no cumpliendo las normas mínimas de tránsito, ¿y la policía y la secretaría de Movilidad de Medellín?, bien gracias!

Con la norma de la prohibición del consumo de licor y drogas en el espacio público que ha sido tema de discusión en estos días vuelve a mi cabeza esa palabra: Lerdo.

No me imagino a la policía en un barrio de Medellín, en pleno domingo de resurrección, haciendo un operativo para dañar el sancocho tradicional de la familia acompañado con una cerveza. ¿O estarán felices dañando el “parche” de amigos conversando de fútbol a la entrada del clásico antioqueño?

Espero que este “receso” de Semana Santa, traiga consigo recogimiento espiritual y, sobre todo, sensatez para los mandatarios. O al menos, que, si van a aplicar la norma, la apliquen en todo el territorio, no como la del parrillero hombre, que solo se cumplía en las avenidas principales.