Si se pudiera sacar una conclusión política del Hay de Cartagena, el Festival de Escritores, en el que siempre se reserva un espacio para estos temas, es definitivamente que la Democracia Mundial está en peligro.
En este caso no se trata de un Stalin o un Hitler planeando apoderarse del mundo e imponer una ideología comunista o fascista, sino de que ahora las verdades falsas o fabricadas, que siempre existieron, se “salieron de madre” por la falta de control de las redes sociales.
Los indiscutiblemente muy creíbles invitados, especialmente Luke Harding, el famoso periodista británico que develó las conexiones de Moscú con Trump en su libro Conspiración, fueron unánimes en que algo anda mal en este sentido de las redes, y muy mal.
En entrevista realizada por Rodrigo Pardo, director editorial de Semana, Harding reconoció que Putin no quería ni esperaba que Trump ganara, sino más bien que se volviera un opositor fuerte durante el futuro gobierno de Hillary. Pero insistió en que sí influyó mucho en las elecciones a través del Internet, y explicó como desde la Unión Soviética ya venían “trabajando” al actual presidente desde las agencias de espionaje rusas.
Muy claramente explicó que en San Petersburgo hay un edificio inmenso y moderno dedicado totalmente a crear estrategias de fabricación de verdades falsas por Internet, con jóvenes contratados con sueldos fijos en dólares, y dijo que hay rumores (¿o falsas verdades?) de que hasta las Naciones Unidas pueda tener un cuartel parecido, al igual que la mayor parte de los países importantes del actual escenario político mundial.
El asunto de la mala noticia de las falsas noticias quedó confirmado en otro panel posterior en el Teatro Adolfo Mejía, en el que participaron Alejandro Santos, director de la revista Semana, el propio Luke Harding, corresponsal de The Guardian, Yolanda Ruiz, directora del noticiero mañanero de RCN Radio y el editor del FT Weekend, Alec Russell.
En efecto se concluyeron tres cosas: Se están creando noticias falsas a través de diversos instrumentos de Internet relacionados con las redes sociales, estas mentiras están siendo creídas por los ciudadanos y afectando sus decisiones especialmente electorales, y no se ve la manera de frenar esto porque pedir control de la información es como renunciar a la tan duramente conquistada libertad de prensa.
La única pequeña esperanza, dijo Harding y coincidieron casi todos es: compren periódicos. Pero personalmente no creo que la solución esté únicamente en las espaldas de los gobiernos y de los medios. Yo por mi parte he decidido no volver a leer ningún mensaje en cuyo encabezado no venga la referencia de una fuente seria y verificable. Los invito a hacer lo mismo, aunque sea: “de a poquitos”, como quien deja de fumar.
Via: El Mundo.
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