En un ambiente y cosmovisión globalizada donde las fronteras han pasado de ser verdaderos límites a meras palabras, donde la cultura ha perdido espacios en la mente de las personas y las decisiones que se adoptan en distintos países generan un efecto en cadena en la región y en determinados casos, en el mundo, se han prendido las alarmas en las distintas zonas de América por los fenómenos electorales que se han presenciado y que vivimos actualmente a razón del peligro que representan ciertos candidatos que aspiran a los diferentes espacios de participación democrática.
Con los acontecimientos electorales que se vivieron en Honduras, Venezuela y que se están viviendo en Chile, entra de nuevo la conversación en los sectores sociales del poder amenazante que las partes radicales de izquierda representan en las democracias y economías del continente, una amenaza que se puede materializar velozmente con la posible victoria del candidato Borick en Chile, ya que en Honduras ganó la amenaza y en Venezuela reina desde hace varios años.
En el continente americano, especialmente en el cono sur, se han vivido un sinnúmero de gobiernos con posiciones de izquierda radical (Bolivia, Uruguay, Ecuador, Argentina, Venezuela, etc), estos gobiernos han llevado a los Estados a la crisis y como consecuencia, sus habitantes han sido arrastrados a la miseria. Lo expresado anteriormente no son fantasías ni producto de la imaginación, son la realidad, una realidad palpable por todos y un claro ejemplo de esto, es la masiva migración de ciudadanos venezolanos a países vecinos, personas que salen corriendo de un régimen que los llevó a la miseria, otro ejemplo lo encontramos con los ciudadanos argentinos que no pueden adquirir distintos productos de la canasta básica por la inflación descontrolada. Estos pequeños pero sustanciosos ejemplos, muestran que esta realidad es un riesgo latente para los países del continente y se debe ser cuidadoso al momento de actuar para no caer en ese abismo sin salida.
Colombia vive un escenario similar al que vive Chile en este momento e inclusive la sociedad vivió jornadas y espacios iguales como las marchas de manifestantes que terminaron en violencia, saqueos y terrorismo, situaciones que presenciaron ambos países. Es curioso las inmensas similitudes en el ámbito social y político que se presentan entre Colombia y Chile, pareciera que lo sucedido fueran movimientos fríamente calculados que buscan generar desestabilización democrática y derrumbar la institucionalidad para poder implantar sus postulados y pensamientos dictatoriales.
Ante lo anterior existe un agravante para Colombia y es la fragilidad económica que presenta, lo cual desencadenaría una caída del país más rápida y más profunda en comparación de otros Estados que han sido víctimas del yugo de los radicalismos políticos, siendo esto peor para los habitantes colombianos ya que al mínimo destello de un posible mandato de los radicales, los dueños de los capitales privados saldrían huyendo hacia países libres y seguros lo cual generaría una debacle en Colombia, ya que son estos capitales los que mantienen la economía colombiana.
Solo los ciudadanos podemos impedir el desastre, nosotros tenemos el poder de evitar que los radicales lleguen y esa labor es un deber para nosotros. Seamos prevenidos, actuemos y elijamos bien.
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