Las cuentas de Fajardo y Petro ¿no cuadran?

El problema con las cuentas y cálculos que hizo el candidato Sergio Fajardo en el último debate de Semana, y que circulan en las redes, es que no tienen en cuenta que Petro está calculando en función de la posibilidad de poder obtener los recursos necesarios para enfrentar y solucionar algunos de los más graves problemas que tiene el país. Esos recursos deben provenir de una propuesta tributaria amplia, –de una reforma agraria– que obligue a pagar a cada ciudadano y empresa, de manera justa y equitativa, lo que le corresponde, de acuerdo con su nivel de riqueza. Lo que Petro muestra en sus cuentas es precisamente que el costo de los cambios que deben hacerse es infinitamente superior a lo que los otros candidatos y algunas universidades de élite están calculando. Y Petro tiene un cálculo aproximado de esos costos porque ve de forma más objetiva y precisa algunos de los problemas más complicados que tiene nuestra sociedad, que son, entre otros, la pobreza y la desigualdad. Porqué Fajardo no puede ver esto? Lo diré más adelante.

Uno de los problema centrales que tenemos en este país, que consiste en que, según el DANE, más de 20 millones de personas están en situación de pobreza y 7 u 8 están en extrema pobreza. De otro lado, según los datos de los que disponemos, el 77% de la tierra disponible en el país está en poder del 13% de propietarios, y además, 3,6% de estos tiene el 30% de la tierra. Otro dato es que la política capitalista emprendida con tanta astucia por los paramilitares y liderada por Álvaro Uribe y el Centro Democrático, produjo una expropiación calculada en más de 5.5 millones, que equivale al 10.8% de la superficie agropecuaria del país.

Esta situación estructural determina una profunda división en la sociedad: una minoría, que es la propietaria de la mayoría de los recursos representados en grandes haciendas, empresas industriales, de comercio, acciones, tiene para ellos y sus hijos todas las oportunidades en educación, bienestar, salud, mientras que una mayoría compuesta por los casi 30 millones de pobres y la clase media baja, tiene muy pocas oportunidades y en muchos casos ninguna.

En relación con las posibilidades de educación esto se puede mostrar así: las clases altas reciben una mejor formación no solo porque tienen la posibilidad de mandar a sus hijos a instituciones donde la educación tiene una mayor calidad, sino que también, aseguran las condiciones para que los estudiantes mejor formados tengan éxito más fácilmente que los de las clases desfavorecidas. De los estudiantes pertenecientes al estrato 1, el 93% atiende colegios públicos, y de los estudiantes de estrato 6, el 98% asiste a colegios privados. El actual sistema educativo debe ser transformado no solamente porque conduce a una distribución desigual de los recursos, sino porque le cierra el paso a los jóvenes de las capas desfavorecidas para que desarrollen sus capacidades creativas, cognitivas, artísticas y deportivas.

Comprender el problema de cómo la pobreza afecta la educación no significa solamente afirmar como lo hacen Federico Gutiérrez y Sergio Fajardo: “sí, el problema existe y lo vamos a enfrentar”. Al no entender qué causa el problema quedan atrapados en una ideología, que implica una especie de ingenuidad básica y constitutiva que comprende el falso reconocimiento de sus propios presupuestos, de sus propias condiciones materiales, sociales. Se plantea una distancia entre la llamada realidad social y la falsa conciencia que se tenga de ella. “La definición más elemental de ideología, escribe el pensador esloveno Slavoj Zizek, es probablemente la tan conocida frase de El Capital de Marx: “Ellos no lo saben, pero lo hacen”.

Presos de ideología neoliberal están los mencionados candidatos, que se “hacen los que no saben, pero lo hacen”. En relación con la pobreza, debe ser dicho con todas las letras que los pobres no son pobres porque así lo decidieron, lo son porque la pobreza es la consecuencia de una forma de organización de nuestros asuntos sociales y políticos. La pobreza es creada. “Los pobres de este mundo no son simplemente pobres y hambrientos, sino que son empobrecidos y conducidos al hambre por nuestras instituciones comunes, las cuales determinan sus vidas”, escribe Thomas Pogge.

Este problema que deriva de lo que planteó Fajardo al cuestionar las cuentas de Petro, no lo puede ver el primero con sus lentes neoliberales, pero está en el centro del programa del Pacto Histórico.  ¿Qué harán los otros candidatos? Federico Gutiérrez aumentará la pobreza, la desigualdad, porque él no va a hacer nada distinto de lo que le imponga Uribe, que es ya un modelo consolidado de hacer política en este país y así esté imputado, tras bambalinas, está vigente. Uribe es el gestor de un modelo necropolítico de expansión y expropiación de riqueza y tierras, que Duque preservó y cuidó mediante la paralización o detención de los procesos de restitución de tierras. Y que están dispuestos a continuar como sea. El candidato Hernández ni sabe dónde es Vichada ni sabe de los procesos de expropiación paramilitar. No conoce el país, no conoce su historia, no conoce las causas de las injusticias. Es el prototipo del hombre fuerte que grita y cachetea, es un truhan, es un bufón. Pero eso parece que le gusta a cierto público machista, vulgar, clasista, fascista, aburrido con la politiquería.

El problema de desigualdad, pobreza extrema, debe ser resuelto. Es un asunto que no da espera. Si a una sociedad se la lleva a un punto máximo de pobreza, exclusión, desigualdad, inseguridad y violencia termina por explotar. Es lo que se conoce como revolución. Y desde 1789 en Francia ha explotado mil veces, hace poco en Chile, y ya van con constituyente y presidente de izquierda. La constelación de fuerzas políticas de izquierda es la única alternativa para darle un giro a muchas políticas, instituciones y prácticas imperantes con el fin de crear las condiciones para que todos los ciudadanos puedan disfrutar de sus derechos, libertades y oportunidades. Se requiere por ejemplo una política de redistribución de la riqueza para que esos más de 20 millones de personas en pobreza puedan mejorar sus condiciones de vida. En las cuentas de Fajardo eso no está calculado. Pero cómo va a calcular ese problema si ni siquiera lo ve. Es que cuando uno esta atrapado en una ideología, como el el neoliberalismo no puede ver o reconocer sus propios presupuestos sociales y políticos, no puede ver lo que está produciendo en este país la máquina destructora del capitalismo neoliberal, que se ha fortalecido con el “capitalismo paraco” y el narcocapitalismo.

Francisco Cortés Rodas

Doctor en Filosofía, Universidad de Konstanz (Alemania), Filósofo y Magister en Filosofía, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. Estancias postdoctorales en la Johann-Wolfgang-Goethe Universitat Frankfurt, en Columbia University, en la Universidad Libre de Berlín, becario del DAAD y de la Fundación Alexander von Humboldt. Profesor titular del Instituto de Filosofía de la Universidad de Antioquia.

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