La sociedad que odia a las mujeres

Según Medicina Legal, entre enero de 2018 y el 20 de febrero de 2019, se dieron 1.080 asesinatos de mujeres y aumentaron las cifras de violencia interpersonal, delito sexual y violencia intrafamiliar. La mayoría de estos crímenes fueron cometidos por sus parejas, exparejas, conocidos y familiares, y la impunidad se convirtió en un factor común.

¿Cómo responde nuestra sociedad ante este tipo de situaciones? Su carácter sistemático nos habla de una estructura social que propicia la violencia contra las mujeres y encubre a sus agresores. Quizá esto parezca obvio, pero lo cierto es que la justificación discursiva de la violencia de género no suele ser reconocida como tal y por el contrario, es naturalizada.

A estos crímenes popularmente se les conoce como “crímenes pasionales” e incluso así se les designa en la legislación de muchos países. El lenguaje no es inocente. Lo pasional es aquello que surge espontáneamente, de manera imprevista e inexorable. Aquellas conductas que se ejecutan bajo sus efectos no se consideran intencionadas o meditadas racionalmente, y en esa medida, no ameritan una sanción significativa ni representan una auténtica responsabilidad de quien las comete.

Miriam Jimeno (2007, pág. 26), antropóloga colombiana, explica que el discurso que soporta los mal llamados crímenes pasionales es que son producto de un exceso de amor: “este exceso de amor, si bien se ve como enfermo, es poetizado, casi vuelto amor sublime”. Así, muchas mujeres mantienen relaciones afectivas con hombres basándose en una sensación ambivalente: aquél que les hace daño en realidad las ama, y lo que hace se debe únicamente a un descontrol en su plano emocional, que desde una perspectiva occidental, es siempre inferior e incluso patológico en contraposición a la racionalidad.

¿Cómo pensar en este tipo de violencia como una reacción química indebida o como un simple momento de debilidad emocional, cuando históricamente hemos construido imaginarios que someten a la mujer a una condición de vulnerabilidad? Negar las razones estructurales por la cuales más de 1.080 mujeres murieron en el último año es revictimizarlas.

Tan inmensos son los imaginarios socioculturales instalados detrás de estos acontecimientos, que muchas de ellas los resisten: si la violencia es “exceso de amor”, ellas se quedan porque también aman, porque se convencen de que simplemente fue un desliz, una ocasión aislada.

Han (hemos) aprendido que el amor de pareja es “para toda la vida”, que tiene que ser real y desde el sacrificio. No vaya a ser que el amor se nos muera sin antes morir nosotras.

Referencias

Jimeno, M. (2007). Cuerpo personal y cuerpo político. Violencia, cultura y ciudadanía neoliberal. Universitas humanística, Vol (63), pp 15-34.

La violencia contra la mujer empeora en los últimos meses. (2019). Disponible en https://www.semana.com/nacion/articulo/cifras-de-violencia-contra-la-mujer-en-2018-y-2019/604118