La seguridad no es de izquierda ni de derecha

Creer que la seguridad del centro de Medellín se refuerza con la sola presencia de 500 policías es un insulto para quienes creyeron.

La seguridad no es de izquierda ni de derecha dice Federico Gutiérrez, muchos le creyeron, yo aún no, y estoy dispuesto- si lo demuestra- a reconocer que esa frase es más que discurso.

Me van a perdonar por escribir cada semana sobre algún hecho de la «Alcaldía de la gente», pero Medellín cuenta conmigo para hacerlo.

Decir que la seguridad no es de izquierda, ni de derecha exige que el líder, administrador o gobernante sea de centro, y el centro, al menos el ideológico, no existe, no lo digo yo, aunque lo repito, lo dice Lakoff, quien explica que en política «es imposible que la mayoría de los asuntos puedan colocarse en una escala lineal y los moderados estén siempre en el punto medio de las escalas. Primero, porque muchos de ellos son asuntos de «sí o no»: no hay escala». Además, deja claro que lo que existe son «biconceptuales«, personas que en algunos aspectos de la vida son conservadoras y en otros son progresistas.

Hace unos días el titular en la página de la Alcaldía de Medellín era: «500 integrantes de la policía reforzarán la seguridad en el centro de Medellín». Creer que la seguridad del centro de Medellín se refuerza con la sola presencia de 500 policías es un insulto para quienes creyeron. El centro de la ciudad, como muchos otros sectores están en manos de los ilegales, no es culpa de la administración pasada, ni de la anterior a esa, ni de Luis Pérez, ha sido un proceso lento, pero seguro. Se fortalecen cada día, tienen más rentas legales e ilegales, cuentan con más adeptos y más personas que les temen y al temerles no los denuncian.

500 policías podrán (haciendo mucho esfuerzo) proteger del raponero, de los cosquilleros que abundan, pero quién nos protegerá de la apatía creciente por visitar el centro, quién nos protegerá de los dueños del centro que tienen una estrategia de miedo e inseguridad para poder comprar predios más baratos. Quién nos protegerá de los Defensores de Espacio Público, contratistas que pagan nuestros impuestos y que Análisis Urbano denunciaba en 2014 como «vacunadores»en el centro (Parte 1, Parte 2). Las rentas ilegales no se forman solas, requieren de tiempo y de cómplices por convicción, por pago o por miedo.

Uno de los comentarios a este anuncio de los 500 policías que reforzarían la seguridad en la cuenta de Facebook de la Alcaldía reza: «Nada nuevo, las mismas ideas de siempre que nunca solucionan nada. Pamplinas…, que rápido se diluyen las propuestas de seguridad de nuestro nuevo alcalde. Lamentable. Siempre anuncian aumento de policías y pasada una semana todo sigue igual… La ficción política de la Medellín de siempre.»

Seguiremos esperando más que incrementar el número de policías, seguiremos esperando la seguridad integral que ofrece en el discurso el alcalde de la gente, seguiremos esperando capturas, eliminación de estructuras criminales, pero también presencia del Estado para ofrecer oportunidades al raponero, al vendedor ambulante que tiene que huir cuando ve al de chaleco rojo, a los cientos de personas que venden sus cachivaches debajo del viaducto del metro, que no cuentan siquiera con baños públicos. Seguiremos esperando un centro más limpio, más llamativo, con  oferta cultural, con iniciativas de apropiación del espacio público, eso es seguridad integral.

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Nota 1: Si quiere conocer más sobre Lakoff, le invito a leer «No pienses en un elefante: lenguaje y debate político».

Nota 2: Deja mucho que pensar el maltrato que la policía de la gente propinó a la Concejal Luz María Múnera (ver la noticia).

Nota 3: Estoy buscando hace una semana el proyecto de acuerdo que busca eliminar la vicealcaldías, no he podido, no está en la página del Concejo de Medellín, ni de la Alcaldía, muy regular que la información de la gente no esté disponible. Eso también es seguridad.

Nota 4: Pilas con la venta del 13% con el que EPM participa en ISAGEN, no vayan a decir que es bueno que lo vendamos.

Óscar Marín Garcés

Leo, escribo, hablo, enseño, hago política. Detesto la corrupción, el clientelismo, desconocer al otro y a los mesías políticos. -Quod scripsi, scripsi-.

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