“La resistencia a través de música, cantos, bailes, teatro y otras muestras culturales, dejaba ver su talante crítico, constructivo y, para algunos, conciliador”
El día 7 de agosto, al mismo tiempo que sucedía la posesión del nuevo presidente de Colombia, Iván Duque, un grupo de ciudadanos, ‘La Resistencia’ barranquillera, se dio cita en el Parque del Cementerio Universal.
Fue un contraste interesante, por decir lo menos. Por un lado, el Presidente del Congreso, el bachiller Ernesto Macías, daba un discurso cargado de odio, evocando a la división y a la polarización, dejando ver a Colombia como un país en crisis económica, social e institucional frente a la comunidad internacional, de la mano de ‘barras bravas’ que aclamaban el nombre del expresidente Álvaro Uribe como si estuviesen en un encuentro deportivo y no en la posesión presidencial. De muy poco sirvió el discurso de llamado a la unión y a la construcción de un pacto por Colombia del presidente Duque. Una vez más se vio eclipsado por otro miembro de su partido, como ya le había pasado cuando mientras anunciaba su gabinete, el Senador Uribe era llamado a indagatoria ante la Corte Suprema de Justicia.
Por otro lado, La Resistencia a través de música, cantos, bailes, teatro y otras muestras culturales, dejaba ver su talante crítico, constructivo y, para algunos, conciliador. La reunión se dio con el objetivo de visibilizarse y recordarle al nuevo mandatario que 8 millones no votaron por él y su proyecto de país, que están allí dispuestos a hacerle control social y ciudadano, que tendrá que gobernar para los 50 millones de colombianos.
Al nuevo presidente se le vienen grandes retos, no sólo los relacionados a la implementación de su proyecto de gobierno, los diálogos con el ELN, la implementación del acuerdo de paz firmado con la otrora guerrilla de las FARC, los referendos que ya anunció; sino también los retos de su relación con el ala más radical del uribismo, no dispuesta a construir sobre lo construido y entablar diálogos, sino a destruir e imponer su visión de país.
Yo, por mi parte, le deseo lo mejor. Recordemos que si le va bien, le va bien a Colombia.