¡Qué miedo de los extremos! Y en Medellín estamos padeciendo uno, el del cicloactivismo. La ciudad está tomada por estos muchachos de estrato 6 que andan pregonando en sus millonarias bicicletas la nueva salvación, el medio para llegar al cielo.
Pronuncian con satisfacción orgásmica “rey carro” cada diez palabras en una conversación, detestan a los que llegan a las reuniones en bus y en Metro por ser unos flojos, y odian a quienes usan la bicicleta para hacer deporte, pues se toman a la ligera su religión.
Con sus despampanantes bicis eléctricas y de marcos de carbono atraviesan el sur de la ciudad de arriba abajo, exigiendo ciclorutas en los barrios de élite y usando indumentaria costosa que pueda distinguirlos como fieles miembros de esa iglesia. Mientras poco les importa que desde hace años en los barrios populares la gente viaja –más por economía que por gusto- en viejas y sencillas bicis de acero, subiendo lomas y esquivando buses.
La alcaldía anunció la Gerencia de la Bicicleta, ya la religión tiene un templo. Poco importa que esa plata burocrática podría ir para ciclorrutas, aceras ¡Los peatones tampoco contaminan! Y pedagogía, mucha pedagogía. Porque en Medellín la norma es violada por todos, no importa si van en una contaminante moto de dos tiempos o en una reluciente cicla eléctrica.
Por mi parte, seguiré disfrutando de mi amor por la bici calladamente, sin profetizar, sin creerme mejor persona por eso.
[author] [author_image timthumb=’on’]https://alponiente.com/wp-content/uploads/2014/12/Jose-Fernandez.jpg[/author_image] [author_info] José Fernando Valencia Fernández Porque me ven la barba y el pelo y la mochila dicen que soy politólogo ¡y de la Nacional! Llevo el pereque en mi sangre y me gusta ora ponerlo ora incitarlo. Lusófono, paisa, latinoamericano. Me gustan algunas causas perdidas, para la muestra soy del DIM. @JFValenciaF #Chepepregunta. [/author_info] [/author]
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