La verdad es que las labores del campo están subestimadas, pese a que de estas depende la soberanía, seguridad y autonomía alimentaria.
Según la página oficial de el Departamento Administrativo Nacional de Estadística -DANE- que es la entidad responsable de las estadísticas oficiales de Colombia; en el trimestre enero – marzo de 2023, determinó que el total de la población campesina fue de 15.226 mil personas, que se identificaron subjetivamente como campesinas, para el total nacional.
El 14,2% de la población que reside en cabeceras son campesinos, equivalente a 5.582 mil personas. El 83,1% de la población que se encuentra ubicada en centros poblados y rural disperso son campesinos (9.644 mil personas), frente al 16,6% que no se consideran campesinos (1.925 mil personas).
En Colombia existe un movimiento campesino, abanderando la lucha más allá del acceso a la tierra, exigiendo regular los tratados de libre comercio, ya que sólo favorecen a entidades extranjeras.
En el año 2020, durante el Gobierno de Iván Duque, se destinaron 14,6 billones de pesos para la importación de alimentos, mientras que el presupuesto destinado para el agro en 2020 fue 1,9 billones.
Para nadie es un secreto la población campesina han permanecido desprotegidas ante los grupos al margen de la ley, quedando en medio del conflicto del país; por ello piden que se le garantice el derecho a la vida, ante aquellos que buscan adueñarse de sus territorios, quienes ante su la resistencia a contribuir con estos grupos o simplemente por estar en vulnerabilidad, terminan siendo víctimas de robos, torturas, abusos, desplazamientos, secuestros y asesinatos.
La verdad es que las labores del campo están subestimadas, pese a que de estas depende la soberanía, seguridad y autonomía alimentaria. Los campesinos, no quieren que sus hijos vivan en el temor y el abandono, así que dejan de transmitir sus saberes y los envían con mucho esfuerzo, a pueblos y ciudades, para que sean profesionales y no sufran el flagelo del abandono del estado y el abuso de los grupos armados.
Juancho Muñoz, precandidato a la Asamblea de Antioquia, por el Partido Alianza Verde, quien se encuentra acompañado en su candidatura por líderes campesinos como Ermilson Hernández, conocido como “Mincho”, Concejal del municipio de Peque.
Y Víctor Samuel, quien es pre candidato al Concejo de Jericó, promueve el cuidado del suelo y la naturaleza, impulsando su emprendimiento a Urantia, una finca agroecológica que se dedica a la producción de alimentos orgánicos https://instagram.com/urantiajerico?igshid=MmJiY2I4NDBkZg==
Juancho, publicó en sus redes sociales un podcast, que contiene una sentida historia, basada en hechos reales, que nos estremeció:
Llevo el campo en el alma, como la finca en mis uñas.
Un día, muy de prisa, me tocó dejarles, o pá mejor decir, me hicieron dejarles y no tuve más remedio que empacar todo lo importante que pudiera caber en la maleta y en el cuerpo.
En el último y sin dudarlo empaqué la montaña, el río y los cultivos, en el útero guardé como semillas los saberes y mis esperanzas por el regreso, en la pensadera, guardé el chocolatico caliente, el cacaraqueo de la gallina y el olor de mi vaca y su lechita recién ordeñada.
La prisa no me permitió guardar todo, muy a mi pesar tuve que dejar cosas que hoy se sienten como la falta de lo indescifrable ¿acaso lo que se quedó fueron los sueños?
Se quedó también, el café de la mañana, el despertar del gallo, la tertulia de las tardes con don Norberto, las oraciones vecinales a la virgen del Carmen para que nos iluminara y nos salvara del monstruo de las 7 cabezas: el desarrollo, la violencia, la impavidez del Estado, la destrucción de suelos, el robo de tierras, la corrupción, el extractivismo.
Salí con lo imprescindible para no morir: la estampita de la Virgen del Carmen, unos chiros viejos pero cachacos, una taza de peltre, un termo con agua de panela, un pan, y un hijito del rosal de la entrada. Con eso llegué a la ciudad, en el fondo y a pesar de su bullicio no éramos tan diferentes. Estaba llena de cuerpos con montañas, ríos, semillas de saberes, esperanzas por el regreso y piecitos de rosas para ver de nuevo florecer.
En las uñas todavía tengo mi finca, se llama La Utopía, no sé cuándo estaré reposando en ella, pero cada día camino para llegar allí y ver florecer de nuevo el rosal que planté en la entrada.
Ver aquí podcast:
https://www.instagram.com/reel/CtAJvCMJExa/?igshid=MzRlODBiNWFlZA
La realidad de los campesinos en Colombia es que tienen un día para exaltar su labor, pero por décadas los gobiernos los miraron con desdén; un claro ejemplo es Agro Ingreso Seguro, programa que parecía un innovador, para préstamos con bajas tasas de a campesinos y agricultores colombianos, bajo la presidencia de Álvaro Uribe, implementado por el entonces Ministerio de Agricultura, al mando del extraditado Andrés Felipe Arias.
Esta fue una clara burla a la población a quienes se destinarían los recursos y quienes vieron como quedaban en manos personajes como la ex reina y actriz Valerie Domínguez, entre otros.
Convirtiéndose en uno de los grandes escándalos de la Presidencia de Uribe Vélez.
No todo está perdido, e l presidente Gustavo Petro, entregó en el mes de febrero 243 hectáreas de tierras a los campesinos del municipio de La Villa de San Benito Abad (Sucre) en la subregión del San Jorge, como uno de sus compromisos con esta población y dejando un mensaje a las 56 familias beneficiadas con las tierras, para que las pongan a producir para el beneficio de todos.
Además, se desarrollan iniciativas como CampeSena, para que las poblaciones rurales puedan acceder a la oferta educativa que ofrece el Servicio Nacional de Aprendizaje, eliminando requisitos que impedían que estudiaran carreras técnicas afines al sector agrario con el primer objetivo de industrializarlo.
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