La Quinta columna

 

“La buena situación del Estado que registraba el Presidente de la Legislatura de Antioquia, Don Mariano Ospina, al término de la Administración Berrío, se había mantenido hasta este año que precedió a la guerra durante la Administración de Don Recaredo de Villa. En efecto, al dar posesión a este mandatario, Don Mariano Ospina se expresaba en los términos siguientes:

“Antioquia tiene un justo motivo de orgullo al presentarse entre los pueblos de Hispano – América como uno de los raros ejemplos de Estados que han acertado a practicar el Gobierno representativo.

“Este Gobierno, que es el resultado natural del desarrollo y difusión de la civilización cristiana, no puede practicarse sino en los pueblos que poseen un alto grado de moralidad, buen sentido práctico, espíritu público, y la energía y el valor necesarios para ejercer y hacer respetar sus derechos políticos y privados.

“La prueba de que en Antioquia el Gobierno representativo es una verdad, la ofrecen hechos notorios, que no pueden ponerse en duda: las leyes son puntualmente cumplidas, las autoridades acatadas y obedecidas, las personas y las propiedades respetadas, la justicia administrada con laudable rectitud, en cuanto no depende de la caprichosa arbitrariedad del jurado irresponsable; el orden público se mantiene inalterable, y la confianza en la seguridad y en la paz ocupa todos los ánimos; y todo sin que la autoridad necesite tener un soldado sobre las armas para hacerse obedecer. Recorred la América Latina del uno al otro extremo de su vasta extensión, observad los numerosos Estados que la ocupan, y veréis cuán pocos ejemplos de este género pueden señalarse…

“…Siento la más grata satisfacción al poder aseguraros en este venerable recinto que el Estado de Antioquia sigue con paso lento, pero firme y constante, el camino del progreso de la civilización cristiana…” Francisco Duque Betancur; Historia de Antioquia; Pag. 818

Hoy no podemos decir lo mismo de nuestra Antioquia. Su corazón, Medellín, está siendo objeto de una TOMA HOSTIL por parte una Quinta Columna.

“«Quinta columna» es una expresión utilizada para designar, en una situación de confrontación bélica, a un sector de la población que mantiene ciertas lealtades (reales o percibidas) hacia el bando enemigo, debido a motivos religiosos, económicos, ideológicos o étnicos. Tal característica hace que se vea a la quinta columna como un conjunto de personas potencialmente desleales a la comunidad en la que viven y susceptibles de colaborar de distintas formas con el enemigo.

La expresión se atribuye al general Emilio Mola, al referirse -en una locución radiofónica de 1936– al avance de las tropas sublevadas en la Guerra Civil Española hacia Madrid. El general mencionó que, mientras bajo su mando cuatro columnas se dirigían hacia la capital (una que avanzaba desde Toledo; otra, por la carretera de Extremadura; otra por la Sierra; y la de Sigüenza), había una quinta formada por los simpatizantes del golpe de Estado que, dentro de la capital, trabajaban clandestinamente en pro de la victoria del bando golpista.1​ Según otros autores, como Mijail Koltsov, corresponsal del diario moscovita Pravda y enviado personal de Stalin a España, fue el general José Enrique Varela quien pronunció la frase.2​ La expresión se popularizó durante la guerra como demuestra su presencia en diferentes crónicas de la misma.3

Esa idea y expresión pasó seguidamente a todas las guerras posteriores, como en la Segunda Guerra Mundial, y se llamó así a los franceses que, residiendo dentro de Francia, esperaban en 1940 el triunfo de la Alemania nazi. Dicho término se extendió en los Países Bajos y Noruega para sus ciudadanos que mostraban más simpatía y lealtad hacia el Tercer Reich que hacia sus dirigentes, apoyando la invasión de sus países de origen. Del mismo modo, simpatizantes del Eje consideraban a los partisanos que combatían clandestinamente al fascismo en sus propios países como una quinta columna.

Los miembros de la quinta columna reciben el apelativo de quintacolumnistas.” https://es.wikipedia.org/wiki/Quinta_columna

La Administración de Quintero Calle se ha dejado definir como esa Quinta Columna que se ha infiltrado, sin tener la mayoría de la ciudadanía, en el corazón de nuestra ciudad.

Sus constantes ataques a la clase empresarial, la toma hostil que ha querido hacer, sin lograrlo de la Cámara de Comercio de Medellín, el amiguismo destructivo que mantiene con el Presidente Gustavo Petro para colocar sus fichas en la misma Cámara de Comercio de Medellín y en la Junta de nuestro Metro para sabotear como zapador las estructuras sólidas de las que hablaba Don Mariano Ospina Rodríguez en 1875.

Este sueño de una ciudad con cohesión social ha sido perturbado por la pesadilla de tener como burgomaestre a un aparecido que sin conocimiento, con ligereza y superficialidad enturbia los procesos sociales que hemos construido los ciudadanos del común durante tantos años como lo recuerda Ospina Rodríguez.

Estos de la Quinta Columna que se apoderaron de la dirigencia de las Empresas Públicas de Medellín con la intención de destruirla, colocando una bomba en Hidroituango, sumiéndola en el desprestigio, ahora posan de “salvadores” cuando sólo salvaron el proyecto el tesón, la entereza de los funcionarios antiguos, como William Giraldo, que no pudieron marginar.

Estos Quinteristas, Quintacolumnistas, que nadan en el cieno de la corrupción, la superficialidad, el odio y el afán desmedido de destruir desde adentro lo que con tanto amor han construido nuestros padres y abuelos.

Estos quintacolumnistas que torpedean, atacan, vulneran y violan la Constitución y la Ley al no permitir que el pueblo, en forma civilizada, pacífica, en derecho, decida la revocatoria de este personajillo que ha llegado de lejos con un séquito de cortesanos dizque para en enseñar a Medellín lo que esta domina y conoce.

Esta enfermedad que carcome a Medellín y que se ha vuelto peste o plaga y que la ciudad entera desprecia como se ha evidenciado en las tres grandes marchas que se han hecho desde el mes de agosto de este año.

Hay que ubicar, distinguir esta Quinta Columna que se ha metido a nuestros barrios, para señalarla y sacarla de nuestra ciudad para que, juntos, unidos en todas las clases sociales, mujeres, madres de familia, sindicatos, gremios, fundaciones, corporaciones, universidades, colegios, instituciones religiosas, estudiantes, profesores, campesinos, trabajadores, profesionales, artesanos, comerciantes, empresarios, todos, retomemos el rumbo perdido con ocasión de la toma hostil de estos alpujarros.

La ciudad debe reconocer, descubrir, dentro de este Honorable Concejo de Medellín, quiénes conforman la coalición de gobierno o mejor, de desgobierno, que acompaña a Quintero Calle y a su Quinta Columna, para que no los respalden con su voto en las próximas elecciones del mes de octubre próximo del 2023.


Otras columnas del autor en este enlace: https://alponiente.com/author/juliogonzalez/

Julio González Villa

Doctor en Derecho U. Externado de Colombia; Abogado UPB; Magíster Administración de EAFIT; Especialista Derecho Ambiental U. Externado y Derecho Administrativo y Comercial.

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