Carlos Sáenz Echeverría compuso una bellísima canción que tituló EL PROFESOR DE CANTO, a la que Eusebio Ochoa en ritmo bambuquero le colocó música. Aquí su primera estrofa:
«A cantar a una niña yo le enseñaba, y un beso por cada nota siempre me daba, y aprendió tanto, y aprendió tanto, que aprendió muchas cosas menos el canto…»
Antes de entrar en el meollo de mi columna, traté de datiarme sobre el concepto de Crimen, para más luego concluir a quién, por sus hechos, se le pueda endilgar sin ninguna consideración el calificativo de Criminal. Claro, también pensando en que mi apreciación me pueda traer líos jurídicos.
«El término crimen no tiene, en el derecho penal moderno, una definición simple y universalmente aceptada, aunque se han proporcionado definiciones legales para ciertos fines», se lee en wikipedia, y sí menciona la intención de «matar» o «herir gravemente» a alguien.
Conocimos los colombianos esta semana, la «criminal acción» pedagógica de la profesora Sandra Ximena Caicedo que con cuestionario en mano, construido sapiencialmente para «matar» la imagen que del expresidente Álvaro Uribe Vélez se pudieran formar sus pequeños educandos. Raro, bien raro que en ese cuestionario con respuestas inducidas, el nombre de quien era ministro de Defensa no apareciera por ninguna parte.
Decía «criminal acción» no solo por el daño contra la imagen del expresidente, sino por el odio -que evidentemente encierra ella contra el líder político- y el interés de sembrarlo en sus alumnos.
Buena parte de los de mi generación, la del 67 y sus alrededores, ya amamos u odiamos al que, gustenos o no, es el líder político más importante de Colombia en los últimos años, pero no tenemos porqué adoctrinar a las nuevas generaciones para que piensen igual que nosotros. A esos nuevos inquilinos hay que dejarlos que investiguen y lean, pues material en el ciberespacio van a encontrar por montones.
Hay también unas instituciones, que bien o mal, ahí han venido haciendo su tarea. Las fuerzas armadas y de policía tienen una misión y una historia que no podemos desconocer por más y que algunos de sus miembros -depronto hasta infiltrados- la embarren. Transmitirle a estudiantes una mala imagen de la policía y el ejército porque a su interior algunas piezas humanas actuaron mal, sería lo mismo que afirmar que todo el magisterio colombiano es malo, porque una docente siembra odio.
A mis contemporáneos, a los que gozamos o padecemos la presencia de Uribe en la arena política, nos corresponde la tarea de tolerarnos, de salvar amistades en medio de los sentimientos encontrados, casi siempre irracionales, que nos produce el personaje.
Parodiando un poco sobre la primera parte de EL PROFESOR DE CANTO, yo sí quisiera que esas infantiles víctimas de la profe Sandra Ximena, aprendieran todo, menos el odio.
En medio de todo, yo sí quisiera saber quién controla la labor de los docentes. ¿Para qué serán las Asociaciones de Padres de Familia?: en mi tiempo eran para, vía venta de empanadas, conseguir la imagen de San Luis Beltrán y colocarla frente al colegio de mi natal Entrerríos…pero presiento que tienen un papel más protagónico. Y ni preguntar por el qué hacer de Fecode que cada día goza de más desprestigio.
Saludos desde la «ciudad blanca», Popayán, a quienes me leen.
[…] Crédito: Enlace fuente […]