La pax nostra

Jesus Ramirez

“Las finanzas son una arma de fuego. La política es saber cuando apretar el gatillo.”
Mario Puzo, “El Padrino”


“Huele a libertad”.
Danilo Rueda


Hace cerca de un mes conocimos el video y las fotos de lo que alpparecer era un matrimonio o una piñata pues el blanco reinaba en el entorno: blancos eran los ramos de flores colocados por doquier, blancos los manteles que cubrían las largas mesas y blancas las guayaberas, camisas y camisetas con el escudo verde de Antioquia, que portaban algunos asistentes. Pero no, se trataba de la instalación formal del “Espacio de Conversación Sociojurídico entre el Gobierno Nacional y las estructuras armadas organizadas de Medellín y el Valle de Aburrá”, un cónclave de pillos en la Cárcel de Alta y Mediana Seguridad de Itagüí que presidía el Alto Comisionado de Paz y a la que asistían algunos políticos y políticas oportunistas, delegados de iglesias imaginarias y uno que otro curita amante de las indulgencias plenarias. Este espacio, que fue el resultado de un año de creación de confianza entre el Gobierno y las estructuras armadas, se bautizó con el rebuscado nombre de “Fase Dialógica”. No estaban allí, o al menos no se manifestaron, los empresarios, las víctimas y la academia. La única “ausencia” explicable era la de la administración municipal, pues funcionario que allí asistiera, corría el riesgo de que lo dejaran de una vez guardado.

En una enorme pantalla flanqueada por sendas guardianas del Inpec, se proyectaban los himnos Nacional y de Antioquia, mensajes edificantes y las figuras de quienes intervenían. Habló un curita y en su corta homilía cambió víctimas y victimarios por testigos y nada dijo distinto a entregar a dios el proceso que se iniciaba. Intervino un burócrata internacional de la paz leyendo el acuerdo entre el Gobierno Nacional y las estructuras armadas de Medellín y el Valle de Aburrá en el cual, palabras más o menos, se establece que luego de constatar el buen comportamiento de los bandidos, se inicia la segunda fase del espacio dialógico sociojurídico, se agradece a todo el mundo el apoyo recibido y se reivindica que esta etapa será un canto a la palabra del otro, que se mejorarán los barrios y que los miembros de las bandas se reintegraran a la vida civil. Al final “reafirman su compromiso con la ética de la vida”…(sic)

Hacia la mitad del evento, intervino el Alto Comisionado que presentó a los representantes del Gobierno nacional para, lo que según dijo, criaran el o la bebé con apodo de paz al que asemejó el diálogo que se iniciaba después de 9 meses de concebido; nombró tres asesores de los representantes gubernamentales y llamó a entender este proceso inédito que tiene espejos en El Salvador, México y USA. ( ¿El Salvador de Bukele, el México de los abrazos y no de los balazos, o el Estados Unidos de Rudy Giuliani?)

Durante el evento intervino o mejor, improvisó y balbuceó algunas frases el coordinador del grupo de representantes del Gobierno Nacional; Freyner Alonso Ramírez García (alias Carlos Pesebre) y Jorge de Jesus Vallejo (alias Vallejo o el Doctor), Secretario General de la delegación de las estructuras armadas, presentaron a sus 17 voceros principales y suplentes. Luego Sebastián Murillo Echeverry, en medio de los cuchos y “pas” (jefes) motilados al rape, leyó un documento en el que ponía de presente los problemas del espacio dialógico por carecer de marco jurídico, la ausencia de las voces de los muchachos victimarios en los barrios, la falta de oportunidades del Estado y se reivindicó como actor real de poder, como excluido y huérfano de las políticas de paz del Gobierno .

En el ambiente se podía otear un espeso aroma a discurso Oenegero y fue patente que no hay una ninguna política de paz urbana, que no hay claridad en el camino a seguir, que no hay metodología, protocolos, ni tiempos establecidos. Y lo peor, que no existe un marco jurídico del llamado proceso sociojurídico de negociación con las bandas criminales de Medellín y el Valle de Aburrá.

Son más de trescientos combos articulados a bandas y 4 oficinas, que copan los barrios de Medellín, el Valle de Aburrá y ya casi todos los municipios de Antioquia. Las preguntas elementales que hay que hacerse son, entre otras: i) que se van a negociar y a cambio de que los pillos dejarían los ingentes ingresos por extorsión, manejo de plazas de vicio, minería ilegal, lavado de activos, cobro de deudas, adulteración de licor, vacunas, etc., etc.? ii) que programas se ofrecerán a los más tres mil jóvenes enrolados en las filas de los combos y bandas y quien diablos se va a encargar de su ejecución? Iii) ¿cuál es el alcance legal y sobre qué temas se suscribirán los acuerdos? ¿Y la pregunta del millón: qué papel van a jugar en las próximas elecciones locales las mesas instaladas y los bandidos involucrados en el proceso de Paz Urbana? ¿Serán el salvavidas político de Quintero?

Aunque no conozco y creo no existen estudios serios sobre el tema, un alto porcentaje del PIB local y regional proviene de actividades ilícitas. ¿Cómo se va reciclar ese dinero, cómo va a ingresar al torrente económico más allá de nuestros bancos con “alma” y cuánto costará el proceso de paz urbana que se plantea? Entre otras cosas, ¿qué plantea ese proceso? ¿Qué pasará con la economía en general y con la economía barrial en particular, si cesan los ríos de dinero procedentes de las economías ilegales y los pillos dejan de generar ingresos para ellos y sus familias?

Un estudio de EAFIT ha catalogado la presencia delincuencial en la ciudad como un ejercicio de “Gobernanza Criminal” sobre el territorio. ¿Qué mecanismos habilitará el gobierno nacional y los gobiernos locales y departamental para resolver los conflictos y dirimir los desencuentros ciudadanos que son actividades comunes ejercidas por los pillos?

En relación con las elecciones locales, lo único rescatable es que esta vez los candidatos a concejales, diputados, alcaldes y gobernador, van a poder hacer sus acuerdos a la luz pública, bajo el manto virtuoso del proceso socio-jurídico de paz. Esperemos que no vuelvan los cruces o acuerdos bajo la mesa en las frías casas de campo de municipios vecinos, a la manera de los últimos pactos entre bandidos y políticos que posibilitaron alcanzar la alcaldía de Medellín.

Sin que signifique una reivindicación nostálgica por lo que representó la farsa del proceso de reinserción de Medellín, lo cierto es que comparado con el que ahora se inicia, solo se advierten vacíos. En lo particular, me siento ante una copia borrosa de lo que nos pasó luego de la firma de los acuerdos con el Bloque Cacique Nutibara. Vivimos un déjà vu mal editado de la Donbernabilidad.

*Abogado de la Universidad de Antioquia.

Medellín, Junio 29 de 2023.


Todas las columnas del autor en este enlace: https://alponiente.com/author/jesus-ramirez/

[1] https://youtu.be/SGlnPV6dT-g

[2] https://elpais.com/america-colombia/2023-06-02/en-medio-de-la-incertidumbre-juridica-se-instala-la-mesa-de-dialogos-con-las-estructuras-criminales-de-medellin.html

[3] “Cristopher Blattman, Gustavo Duncan, Juan Pablo Mesa, Gobierno Criminal en Medellín. Octubre del 2020.

Jesus Ramirez

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