“Las enemistades entre los petristas que conforman los partidos de gobierno, solo dejan ver sus prejuicios personales en contra de las tendencias socialistas dictatoriales de quien se cree un emperador, al cual, ellos mismos impulsaron desde su hambre de poder sin conciencia social”
En lo corrido del gobierno de Gustavo Petro, todas las semanas es casi normal un escándalo de corrupción, presentando así un nefasto mandato, con un desgobierno que desde una doctrina política de izquierda, solo favorece el aumento en las estadísticas de impunidad, criminalidad y delincuencia que, sirve además, como mal ejemplo a los débiles perfiles de los cargos gubernamentales y diplomáticos escogidos a dedo para incrementar sus desaciertos por oportunismos soportados en clientelismo, contratación, tráfico de influencias y bolsas o maletines con dineros de cuestionable aparición, por nombrar algunos.
“La nadie” como se podría renombrar a la niñera petrista, abre nuevamente escándalos desde las intimidades de los subordinados de Petro. Representa una coherencia dolorosa de su actividad profesional conforme a los apalancamientos de campaña del pacto hi$tórico, gracias a la perspectiva de nuestra ilustrada vicepresidente y de la cual, según ella misma, de alguna manera hizo parte; autodescriminandose continuamente por su profesión anterior. A pesar de todo, la forma despectiva de una congresista de su línea de gobierno por esa actividad en razón al concepto de “sirvienta”, ahora sí e hipócritamente no merece ninguna consideración, ni mucho menos golpes de pecho populista en su defensa.
Por otra parte, las constantes equivocaciones en lo recorrido de un desgobierno con tan solo 10 meses en la casa de Nariño, ponen a la Nación en una verdadera y anunciada desesperanza desde las cuestionables políticas de turno y sus malas prácticas e improvisaciones día a día en donde finalmente, le depara a Colombia una nefasta prospectiva que se afianza con reformas dictatoriales y coaccionadas, total desconocimiento de las normas y una muy limitada, por no decir nula gestión de gobernanza.
Ahora, “la nadie” conocida entre los círculos del presidente como la niñera, solo es un capítulo más de lo que poco a poco continuará saliendo a la luz pública sobre un entorno oscuro de poder cerrado que puede proceder desde los compromisos adquiridos en lo que se denominó el “pacto de la Picota” y que suscita acontecimientos personales y familiares como el de Nicola$ Pe$o$ (perdón Nicola$ Petro), amigos, vecinos, etc., en el poder; nombramientos sin preparación profesional y sin perfiles meritorios, iniciando por el cargo de presidente de la República en donde son paupérrimas las exigencias para consideración de quienes pueden ocupar este cargo.
El país entonces parece enfrentar un proceso símil al que se evidencio en el mandato aparentemente patrocinado por el narcotráfico para el gobierno de Samper, con el espinoso presente de un gobierno actual de un ex guerrillero que se alejó supuestamente de las vías de hecho armadas, pero no de sus ideologías, y que se permea de la complacencia de un descarado progresismo y sus exigencias internacionales. Sin pensarlo, son los mimos personajes cuestionables del gobierno Petro, quienes están iniciando una colaboración franca con la oposición, aunque como es de conocimiento general, se mantienen negando lo innegable.
La pregunta a toda esta historia al estilo House of Cards sería: ¿Cuánto se hubiese ahorrado en escándalos el gobierno del cambio, si se le hubiesen ofrecido un tintico y un puestico a Benedetti, o al menos un saludito mientras esperaba por tres horas en palacio para ser atendido por quienes él mismo ayudó a subir al poder? Pero en el actual mandato, ni las niñeras ni los embajadores tienen corona si ya no son útiles para las marañas politiqueras; así como se deja de lado la humildad y victimización vendida en el populismo desde que se surcan los cielos de Colombia en aeronaves del Estado y solo lo justifican con un “de malas”.
Así mismo, si los impolutos políticos del pacto hi$torico mantuvieran su teoría de gobernar por los “nadies y las nadias” y en general por los grupos más necesitados socialmente hablando, los cuales fueron su bandera de campaña bajo el criterio de igualdad; prometiendo hasta un ministerio que, según la proponente requiere profundos cambios sin aun haberse iniciado. Por lo menos esos políticos, pagarían la seguridad social a sus empleados.
En conclusión, se esperan más y más audios, junto a las reiteradas negaciones y correcciones de sus participantes en lo que resta de este desgobierno; las salidas en falso ante la opinión pública de subordinados del presidente en aparente defensa e igualdad social, encabezada entre otros, por el discurso populista de defensa de la mujer solo cuando es conveniente, pero haciendo caso omiso a los malos tratos entre sus propios militantes que conforman el ya nombrado pacto petrista, que se sostiene con frases célebres como: “yo no lo crie, yo no escribí…”, Etc.
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