La muerte de una madre: ¿el destino o la negligencia médica?

Levantarse de la cama, ponerse de pie, bañarse y hasta comer, para una mujer enferma, a veces es un acto de dolor y desencanto. Y si le agregamos el ser madre, es un acto de valentía. Porque ellas mueven montañas, se arriesgan, anteponen a sus necesidades las de sus pequeños, dan su vida por ellos en sentido figurado y muchas veces, en el literal”


En el mes de Julio del 2020 comienza la historia de esperanza y sufrimiento de una mujer de 54 años, su nombre: María Inés Mira Gómez. Vivía en el Barrio La Gabriela del Municipio de Bello con su familia conformada por su madre Ana Clementina, por su padre León Tulio que falleció en el año 2019, por sus dos hermanas Luz Marina y Elizabeth, su esposo Edgar y su hija Sofía Quintero.

Una mujer ejemplar y noble que todos los días enfrentaba los obstáculos de la vida con una sonrisa.

Foto tomada por: Sofía Quintero Mira

Sin embargo, era una falsa alarma porque lo que para ellos parecía una mañana de alegría por la mejoría en la salud de María Inés, se convirtió en uno de los días más tristes y dolorosos que había tenido la familia. Pues ella, aunque tenía presente la contingencia que se vivía a nivel mundial por el Covid-19 (enfermedad infecciosa provocada por el virus SARS-CoV-2.), manifestó su necesidad de ir al hospital porque sentía dificultad para respirar y quería estar totalmente curada. Antes de irse, su hermana Luz Marina Mira Gómez le había trenzado el cabello, demostrando el amor y la esperanza que tenía en su regreso. En cambio, su hija, que en ese momento tenía 17 años, desde lo profundo de su corazón, presentía que era la última vez que la vería, por lo que, al despedirla, con lágrimas en los ojos le suplicaba que no la dejará sola.

Contrario a lo que sentía su hija, su esposo se mostraba fuerte ante la situación por lo que la llevó a la Clínica Antioquia del Municipio de Bello donde al atenderla, la especialista en medicina interna Alexandra le manifestó la necesidad de intubarla para que pudiera respirar; propuesta que se vio obligada a aceptar tanto ella como su esposo para poder seguir viviendo.

La complicada espera

Después de aprobar el procedimiento médico, María Inés ingreso a la unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Anteriormente, cuando no existía la pandemia, frecuentemente padecía de problemas respiratorios a causa del EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva que consiste en la obstrucción del flujo de aire de los pulmones. Los síntomas incluyen dificultad para respirar, tos, producción de moco (esputo) y sibilancias). En Colombia, según la OMS (Organización Mundial de la Salud) en el año 2020 esta enfermedad ocasionó 3,23 millones de defunciones donde casi el 90% de las muertes se produjeron en menores de 70 años. Esta vez, se creía que era la misma situación, pero por la contingencia los médicos la asumieron como una persona contagiada con el virus. Por su parte, la familia estaba segura que los doctores estaban equivocados porque ella no salía nunca de casa, a excepción de las citas de control mensual y siempre con precauciones para no exponerse.

El sábado, 18 de julio, cuando el reloj marcaba las 5 de la tarde, le informaron a la familia que iba a ser trasladada al hospital La María ubicado en Castilla donde se hallaban los mejores especialistas que tratarían su enfermedad. 

El dolor más grande

El domingo 2 de agosto aproximadamente a las 12:00 del mediodía, Sofía recibe una llamada de un número desconocido, era la enfermera de su madre, contándole que había sufrido un paro cardiaco y que todos debían estar preparados para lo peor. Ese día fue extraño para Sofía pues al colgar al teléfono sintió como un frío extraño recorría su cuerpo y sus manos temblaban, tal vez por la tristeza que en ese instante la dominaba.

A pesar de ello, Luz Marina aseguraba que María Inés se iba a recuperar porque siempre había demostrado ser una mujer luchadora y decidida que enfrentaba la vida con valentía.

Por otro lado, para su madre Ana Clementina era difícil aceptar que una de sus hijas estuviera sola en un hospital. Pues para ella, María Inés se había convertido en el apoyo que necesitaba después del fallecimiento de su esposo León Tulio.

El lunes 3 de agosto desde el hospital llamaron a la casa para que alguien fuera porque al parecer la salud de María Inés se estaba deteriorando. Su hermana Luz Marina con mucha tristeza busco al cuñado para que fueran juntos al hospital. Allí al acercarse a la UCI, salió la enfermera Adriana, la cual les informó que María Inés no estaba bien y necesitaba la autorización para realizarle una traqueotomía que consiste en una operación quirúrgica en la que se realiza una abertura en la tráquea para insertar un tubo por donde le llega el oxígeno al cuerpo y que también les notificaba que se le había realizado otra prueba del Covid-19 porque aún tenían dudas de su contagio. El esposo y la hermana aceptaron que le hicieran dicho procedimiento, aunque con mucha tristeza porque un año antes dicha operación se la habían realizado a su padre León Tulio y los resultados fueron nefastos.

De regreso a casa, Edgar y Luz Marina sentían una inmensa intranquilidad, pero tenían la esperanza que todo saldría bien. Con tan mala suerte, que al poco tiempo de haber llegado a casa recibieron una inesperada llamada en la cual les informaban que María Inés había muerto, que no habían alcanzado a realizarle la traqueotomía y que tuvieran en cuenta que por protocolo para ver el cuerpo tenían que cumplir con una serie de requisitos, en caso de ser aprobado por el cuerpo médico; en otras palabras, ver su cuerpo sin vida iba a ser casi imposible.

Su hija Sofía con el nudo en la garganta y el profundo dolor que esa llamada había causado lloró como nunca, pero tomo valor, llamó un taxi y se dirigió a la clínica con su tía Elizabeth así supiera que ingresar era una tarea inalcanzable. Al llegar a la puerta del hospital pudo sentir el frio y la tristeza que invadía a quienes estaban allí. Había muchas personas en la calle esperando sus familiares muertos y nunca olvidará cuando les informaron que por posible contagio su madre debía ser cremada y que no la podían ver. Eran casi las 2:00 de la mañana cuando la Funeraria San Vicente salió con un cuerpo que según le dijeron era su madre, ese es el último recuerdo que quedó en la memoria de Sofía.

Su hija manifiesta el gran dolor que siente por la pérdida de su madre “Solo cuando terminamos de depositar a mi madre en su cenizario, acepté el silencio por herencia. Busqué un cuarto cualquiera, me derribé sobre una cama y, por primera vez en esa noche oscura, lloré y lloré como cuando se desprende una parte del alma porque la persona que más ama no se volverá a ver. Para entonces yo ya no tendría ojos, los habría perdido en medio del llanto y la tristeza. Y al tiempo en que yo vagaba por caminos solitarios, casi fílmicamente comenzaron a proyectarse miles de recuerdos en mi cabeza. Y así como los amigos vienen a dar las condolencias, los recuerdos de mi madre se hacían presentes en mi cabeza”.

Y vino hasta Sofía la imagen de su madre. Recuerda sus ojos, su mirada tierna, su transformación en leona ante la presencia de algún peligro para ella o su familia, su ilimitado amor que siente hoy, aun cuando la presencia física ya no la acompaña. “Ella fue y será mi valiente; como lo es su abuela para sus hijas.”

La negligencia médica o el momento inoportuno

Después del fallecimiento, su familia tiene dos teorías. Una, que fue negligencia médica porque los doctores desde el primer momento asumieron que María Inés estaba contagiada del virus y la trataron como tal: la aislaron, la sedaron y la ubicaron en un cuarto frio y solo. Fue tanta la sedación que no se dieron cuenta que al parecer su cerebro había dejado de funcionar.

Para esa fecha, el informe presentado por la Asociación Defensa del Paciente (Agrupación que se encarga de prestar asesoría y apoyo a pacientes que hayan podido ver vulnerados sus derechos o que se hayan visto afectados por algún tipo de negligencia médica) calcula que hubo 757 muertes por esta situación. Muchos son errores humanos y quedan impunes por desconocimiento del procedimiento legal que se puede interponer, por los costos de la defensa legal de las víctimas o porque la consecuencia de verdad lo llegó a afectar a sobremanera para poder realizar este proceso legal.

Aunque en Colombia no existe una ley específica sobre casos de responsabilidad o negligencia médica si están algunas leyes que permiten la protección de las personas de su bien más preciado, la salud como las leyes 23 de 1981 (Normas en materia de ética médica) y el Código Penal Colombiano en sus Artículos 3 al 5 y del 35 al 38.

Así mismo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó que más de 138 millones de personas se ven perjudicadas cada año por errores médicos y 2,6 millones mueren.

Y la segunda teoría, es que lamentablemente a María Inés le dio en el momento menos oportuno, una de las crisis respiratorias que comúnmente le daban: los días de la pandemia, en la cual la trataron como si estuviera contagiada. Es de resaltar, que al día siguiente de su cremación salieron los resultados igual que en la primera oportunidad “Negativos”.

Finalmente, su familia quedó totalmente devastada por la inesperada partida de una buena persona y una excelente madre. Una mujer que dejó en su hija el ejemplo de nobleza, perseverancia y amor por los otros. Para Sofía, la vida no ha vuelto a ser igual porque siente que una parte de su corazón y de su alma se desprendieron en el momento que su madre cerró los ojos para siempre. Se fue sin que pudieran despedirse y sin que pudiera decirle cuánto la amaba y orgullosa que estaba de ella.


Otras columnas del autor en este enlace:  https://alponiente.com/author/sofiaquintero/

Sofía Quintero Mira

Estudiante de sexto semestre de comunicación social y periodismo, al mismo tiempo curso una tecnología en publicidad de manera virtual en el Sena. Me caracterizo por ser una persona extrovertida, amable, servicial, paciente y responsable en todo lo que hago.

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