En diciembre de este año, la emblemática aerolínea colombiana Avianca cumplirá 100 años de existencia, un aniversario que no parece llegarle en su mejor momento, pues la situación financiera de la multilatina de la aviación la tiene en medio de una crisis como hace rato no se veía. Problemas de liquidez, excesivo apalancamiento, falta de gobierno corporativo y una coyuntura económica atravesada por un repunte en los precios del petróleo completan un panorama adverso para la aerolínea en el último año.
La más reciente evidencia de la crisis se reflejó en la salida, luego de tres años, del presidente Hernán Rincón el pasado 30 de abril, prematura si se tiene en cuenta que las transformaciones propuestas por Rincón para convertir a Avianca en una empresa digital dedicada a volar aviones quedaron a todas luces, a mitad de camino. Valga resaltar que desde que German Efromovich -máximo accionista de la compañía y presidente de su junta directiva- compró la aerolínea en 2004, su anterior presidente Fabio Villegas duró 10 años en el cargo, un período razonable para generar transformaciones de fondo. En todo caso, luego del anuncio, tanto Efromovich como otros altos ejecutivos de la compañía salieron a aducir motivos personales en la renuncia de Rincón, empero, quedando en el ambiente la duda pues estaba previsto que él encabezara la conmemoración del centenario de la aerolínea.
Sin embargo, las decisiones que llevaron a esta crisis no fueron propiamente de Rincón. Tal como lo expuso Mauricio Vargas en su Columna en el diario El Tiempo del pasado 30 de marzo, el pecado provino de Efromovich, a quien le pasó lo del comensal que se sirve mucho más de lo que es capaz de digerir. Lo cierto es que, fueran épocas de vacas gordas o no, varios años atrás decisiones de él llevaron a Avianca a un excesivo plan de adquisiciones y compromisos de inversión, que hoy muchos tienen que echarse para atrás como ha ocurrido con el acuerdo de compra de aviones con la empresa francesa Airbus. Y no suficiente con eso, las necesidades de liquidez han llevado a la venta de participaciones en otras empresas y toda una serie de medidas que buscan reducir el endeudamiento de la compañía para enfocarse en la rentabilidad del negocio, como así lo ha dicho reiteradamente a los medios en los últimos tres meses.
La situación no es nada fácil, pues la caída en ley de quiebras de Avianca Brasil en diciembre del año pasado, y la muy probable salida de operación de Avianca Argentina, más allá de afectar la imagen reputacional de Avianca Holdings en el mercado, la pone en entredicho en su estabilidad financiera pues tanto ésta como las otras forman parte del conglomerado Synergy Group de Efromovich. En el caso de Avianca Holdings, y dados los términos del acuerdo y alianza comercial alcanzado con United Airlines el año pasado, se estaría vislumbrando una toma de control por parte de esta última, todo dependiendo de cómo Synergy, y, por ende, Efromovich logren sortear sus compromisos de pagos con dicha aerolínea. La situación no pinta bien, pues una nueva subida en los precios del petróleo en las próximas semanas golpearía aún más la estructura de costos de operación, donde el combustible de los aviones representa buena parte.
En el entre tanto, sus accionistas minoritarios deben observar con resignación como el precio de sus papeles alcanzan mínimos históricos tanto en el mercado interno de la Bolsa de Valores de Colombia como del ADR en la bolsa de New York. Una tendencia bajista que completa casi un año y no parece ver por lo pronto un punto de inflexión, si de análisis técnico se trata.
Esperemos que los resultados del primer trimestre de 2019 que la compañía entregue esta semana al mercado, empiecen a reflejar los efectos de los cambios que ha emprendido la administración para lograr mejores márgenes de rentabilidad. Sería una buena señal de que la mala hora de Avianca termine, pues cualquier mal desenlace al final lo terminaremos pagando los viajeros en un mercado donde Avianca tiene el monopolio de rutas a varias ciudades intermedias del país.