“Nos han hecho ver a los países que han tenido un fuerte movimiento feminista que ya no hay nada más que hacer y a los países frágiles en su lucha que no tiene más opción que resignarse, todo lo contrario”. (Falcón).
La pluralidad humana, condición básica de la acción y del discurso al que Hannah Arendt dedica gran parte de su libro posee un doble carácter. Por un lado, se encuentra la Igualdad, lo que permite a los hombres entenderse, planear y prever las necesidades de los que llegarán después. Y por el otro, la distinción, pues de no ser diferente cada sujeto no necesitaría del discurso ni la acción para entenderse.
Dentro de la condición humana, búsqueda incansable de Arendt en su libro se encuentra: la vita contemplativa y la vita activa, es esta última la que está conformada por: la labor, trabajo y acción.
La vita activa, particularmente la labor y la acción son de las que vamos a hablar más adelante enlazándolas con la lucha feminista iniciada hace décadas. Movimiento que surge a partir de la profunda inconformidad de las féminas frente a las múltiples desigualdades de género.
No obstante, abarcar toda la lucha feminista además de ser algo extremadamente agotador no tendría fin, por esta razón, vamos a profundizar en la economía del cuidado. El arte de cuidar a los integrantes del hogar, la destreza de despertarse a las cuatro de la mañana a preparar el desayuno al primero que se va de la casa y planchar una camisa a las diez de la noche para que el hombre (generalmente) se dirija en óptimas condiciones al trabajo, esta profesión de la que pocos hablan pero que sin ella la sociedad tal como la conocemos sería una completa utopía.
La economía del cuidado, en primera instancia con Hannah Arendt se ha visto directamente vinculado con la labor: conservación de la vida, lo cíclico y la necesidad son los elementos que hacen de esta profesión una parte esencial de la condición humana, sin contar que, esta ha sido una de las causas que ha mantenido a las mujeres en pie de lucha, y por supuesto, ha logrado un fuerte accionar político que se ha materializado en movimientos sociales.
Arendt define la labor como: “la actividad correspondiente al proceso biológico del cuerpo humano, cuyo espontáneo crecimiento, metabolismo y decadencia final están ligados a las necesidades vitales producidas y alimentadas por la labor en el proceso de la vida. La condición humana de la labor es la misma vida.” (Arendt, 1958).
Ahora bien, porque la economía del cuidado de la que dependemos todos para nuestra subsistencia no encajaría perfectamente en el gran significado de labor que esta pensadora alemana plantea, imaginar un mundo sin los cuidados de nuestra mamá las primeras horas de nacidos sería prácticamente un mundo impensable, es esa condición de necesidad y vida la que hace que no exista mejor ejemplo para demostrar lo que es labor que el cuidado del hogar.
Paradójico es que seamos incapaces de imaginar un mundo sin los cuidados de nuestra madre, pero no un mundo donde le sea remunerado desde el primer día que toman una escoba para barrer. Por qué contrario a lo que se puede pensar la economía del cuidado representa el 20% del PIB en Colombia, es decir, más de USD 51 millones según el DANE.
Según Infobae (2021) el 90,8% de las mujeres colombianas dedica tiempo a trabajos domésticos no remunerados, lo que quiere decir que en Colombia la labor de la que hablaba Arendt no es un tema alejado de la realidad, es palpable y estremecedora.
Eso lo tiene claro el gobierno de Colombia de no ser así no hubiese creado la ley 1413 de 2010 que ordena incluir en las cuentas nacionales la economía del cuidado. Sin embargo, dicha ley no se ha ejecutado ni ha significado ningún cambio real para Colombia.
Son problemas como estos los que han conducido a la creación de movimientos feministas en todas partes del mundo. El 67% de población femenina mundial hoy por hoy se sienten parte de un grupo que las protege de la violencia patriarcal pero que además las motiva a luchar por sus derechos.
A esto Hannah Arendt lo llamaría acción política entendiéndose como la disrupción del orden ideológico.
Pese que su origen se ve plasmado en el siglo XVIII – XIX con el reconocimiento al voto y derechos laborales de la mujer, esta contienda no ha llegado, ni llegará a su fin.
La resignación en países donde que no se ha tenido un gran avance comparado a los que sí, no hace parte de la acción política que Arendt propone pues, en primer lugar, si bien la acción política sigue un principio, el cual pone en marcha la acción, la resignación no es uno de estos.
En segundo lugar, el objetivo u meta de la acción es diferente al fin, si la disputa va dirigida a un fin carece de total sentido, por eso, la lucha feminista no decreta un objetivo, todo lo contrario, refleja un accionar político continuo como proceso de una constante construcción y transformación de la sociedad.
En este sentido, el objetivo de todo el movimiento no está definido al iniciar, sino que pueden ser redefinidos con base a las consideraciones de la población femenina recordemos que este cumple la función de regular y orientar su curso.
Por esta razón, la resistencia de las féminas no se limita a un reclamo con lo sería el derecho al voto porque de ser así carecería de sentido. Lo que sí ha hecho es ir reclamando diversas facultades que se les ha venido vulnerando a lo largo del tiempo e ir redefiniendo esas solicitudes de acuerdo su avance.
Complementario a lo anterior, cuando hay un fin se corre el riesgo de transgredir el límite de lucha pacífica y violenta. Dicho en otras palabras, el fin es benéfico, pero ¿a qué costo? El feminicidio definido como el asesinato de una mujer por el hecho de serlo, es el ejemplo cercano de la manifestación de una contienda patriarcal y si no es así que lo digan las familias de las 614 mujeres asesinadas en el 2022 en Colombia, aun así, las mujeres no asesinan hombres por razones de género en su incesante lucha.
En tercer lugar, el sentido de una actividad tiene que ver con su realización, aquello que lo orienta y lo justifica. Basta con realizarlo sin importar si se cumplió o no su fin.
A pesar de no haber hecho justicia frente al feminicidio de Yajaira Herrera, lo cierto es que lograr que salgan a la calle multitudes de mujeres en defensa de sus derechos es una buena señal de que la acción política de la que habla Arendt si está presenta en la actualidad y que está siendo lógico.
En conclusión, el pluralismo ha hecho de nuestra igualdad y distinción encontrar en la acción política la única forma de transformar el orden ideológico. Ejemplo de ello ha sido la economía del cuidado problema que se ha convertido en una de las banderas más grandes de la lucha feminista en la actualidad.
Si hace unos años la gran lucha estaba encaminada al sufragio femenino hoy diría que es la remuneración del cuidado del hogar y la suspensión en la tasa de feminicidios. Una autentica acción política no ha llegado ni llegará a su fin porque sin importar el tiempo que conlleve el reconocimiento y dignificación de esta gran labor (economía del cuidado) su lucha seguirá intacta.
Como dijo Lidia Falcón, fundadora del partido feminista “nos han hecho ver a los países que han tenido un fuerte movimiento feminista que ya no hay nada más que hacer y a los países frágiles en su lucha que no tiene más opción que resignarse”. Al revés, no importa las miles de batallas que tengamos que disputar por la tan anhelada equidad de género.
Todas las columnas de la autora en este enlace: Sara Daniela García
“El futuro será feminista o no será” (Tagle).
Bibliografía
Arendt, H. (1958). La condición humana . En H. Arendt, La condición humana (págs. 200-276). Francia: Paidós.
Informémonos. (s.f.). Cómite 68. Gobierno . Informémonos , México.
Joenes, M. (Dirección). (2019). What the fuck is going on? [Película].
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