Hasta que el hemisferio occidental se percata de la deplorable circunstancia política en la que se haya sumido. Pero como hábito… nunca se hace nada.
Como gatos y ratones, como inquisidores y sometidos… como lo que son y nunca serán. Esta, es la circunstancia de mansedumbre que hace que los iberoamericanos y estadounidenses, se hallen inmersos en la obediencia perpetua a un gobierno que, como gatos, busca la manera de modificar sus vidas y hacerlas más favorables para ellos, cazadores, los que con eufémicas reformas, le hacen creer a ellos, ratones, que construyen la vida a su beneficio.
La circunstancia no es un hecho de omisión, es un hecho de modificación de las pautas, de las reglas del juego. Se cumple lo estipulado, sin embargo, se hace bajo unas condiciones poco favorecedoras para el nacional de a pie, pero bastante ventajosas para las entidades custodiadas por los hijos de los hijos, los que, con curules, velan por lo que hoy en día rige la existencia global… el dinero, con el que hacen y deshacen, el que multiplican y encubren, el que rige sus vidas y por el cual venden las nuestras.
Este es un hecho que le compete a cada uno de los componentes de la sociedad, amas de casa, obreros, médicos o constructores, diseñadores, arquitectos y hasta a estudiantes, a los unos y a los muchos, por igual, y sin limitar o delimitar, cumpliendo, como ciudadanos el deber y derecho de ejercer sabia y vivazmente la labor de ser escuchado con la única e inalienable opinión del voto… Juzguen mucho, que la única posible salvación de esta pobre humanidad agobiada y doliente, es una crítica social al sistema sociopolítico que nos ha hecho perecer ante sus descaradas mejillas rosadas… Vale la pena apostar por usted mismo, por su prójimo y por el país que lo vio nacer. Vale la pena luchar por la vida que le están robando amigo americano…
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