El legado de Quintero en su paso por la alcaldía de Medellín llenará varios tomos de la enciclopedia universal de la infamia. Voy a limitarme a los que me parece son los cinco mayores desafueros de su desastrosa administración.
- Retraso de Hidro-Ituango. Por razones inconfesables mas no difíciles de imaginar, desde su posesión en el cargo, Quintero hizo todo lo posible por sacar a los contratistas iniciales del proyecto – los mismo que superaron la contingencia de 2018 salvando al País de una gran desgracia – y poner en su lugar contratistas chinos con socios colombianos de cuestionable reputación. Todas sus maniobras provocaron retraso irrecuperable del proyecto que ha provocado el alza del precio de la electricidad y puesto al País en riesgo de racionamiento. Especialmente perjudicado es el Departamento de Antioquia cuyo interés se ve lesionado al ver aplazada indefinidamente su participación en las utilidades.
- Destrucción del capital humano en EPM. Quintero se va dejando en la dirección de EPM – Junta Directiva y Comité de Gerencia – una serie de personajes que entraron allí desprovistos de conocimiento en servicios públicos y sin ejecutorias empresariales de importancia. El proceso de desprofesionalización de EPM llegó a la gerencia media y a los cargos profesionales de alto nivel lo cual conduce a crecientes errores y aumenta las oportunidades de corrupción. Se ha desatado un régimen de terror e intimidación contra los directivos y profesionales de tradición. Se han manipulado los procesos de selección.
- Venta de AFINIA y varias entidades municipales. Quintero revivió la institución colonial de venta de cargos y empleos públicos, pero a gran escala pues, en su caso, vende la totalidad de una empresa o establecimiento público. Está denunciado penalmente por haber vendido a AFINIA poniendo al frente de la empresa a un personaje con antecedentes disciplinarios para servir obsecuentemente a los compradores. En lo que parece ser solo la punta del iceberg, la Veeduría Todos por Medellín, en excelente investigación, puso en evidencia la existencia de un cartel de la contratación que habría defraudado la ciudad en 268.000 millones de pesos. Entidades como METROPARQUES, el INDER y Terminales de Transporte fueron entregadas a la voracidad de “amigotes” del ex – alcalde, el cual, no obstante, se reserva para si la parte del león como el contrato con Canacol, firmado a escondidas en su oficina de la alcaldía.
- Afrentosa dilapidación de los recursos públicos. ¿Dónde está la plata? es la pregunta recurrente entre los ciudadanos de Medellín. La Ciudad no es rica, pero nadie entiende – viendo las escuelas caídas, las calles llenas de huecos, los parques enmalezados, las basuras sin recoger, miles de indigentes desatendidos deambulado por todas partes y el alarmante deterioro de la seguridad – qué ha podido pasar con un presupuesto de más 28 billones que tuvo a su disposición el alcalde Quintero Calle en los cuatro años de su mandato, período en el cual extrajo de EPM unos 6 billones de trasferencias, sin que le importara la situación financiera de la entidad por la emergencia de Hidroituango.
- Deterioro de la calidad de vida de los más vulnerables e inseguridad creciente. Una calidad de sociedad se mide por el nivel de vida de los más vulnerables. La ONG “Medellín, cómo vamos” reporta la situación de insuficiencia alimentaria en 24% de los hogares, la cifra más alta en 17 años; una pobreza creciente que afecta principalmente a las mujeres cabeza de hogar; un deterioro en las condiciones de vida de la infancia y una situación de fragilidad financiera para enfrentar la vejez. El último censo del DANE reporta 6.248 habitantes de calle al finalizar 2021, 12 % mujeres.
Aunque se ha lanzado a las calles a apoyar las escuálidas candidaturas de sus compañeros de fechorías, Quintero Calle sale de la alcaldía huyendo de la justicia por las más de quince denuncias penales, procesos de responsabilidad fiscal e investigaciones disciplinarias que cursan en su contra. Aunque, por no pensar algo peor, la total impunidad de la que hasta ahora ha disfrutado, deja mucho que desear de la eficacia de las entidades de control.
Seguramente, para enredar los procesos en fiscalía, será nombrado en un cargo diplomático o consular, lo que lo convierte de inmediato en aforado. También puede adquirir esa condición si es nombrado ministro, lo que no puede excluirse pues es notorio que el presidente busca tener a su lado personajes cada vez más inescrupulosos y obsecuentes y Quintero cumple a cabalidad esos requisitos. Cualquier nombramiento sería una bofetada a la moralidad pública, pero eso es algo que tiene sin cuidado a Gustavo Francisco Petro Urrego.
Quintero, por supuesto aceptará cualquier cosa que le ofrezca su protector con quien tiene grandes afinidades electivas: a ambos se les subió el fracaso a la cabeza.
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