La gasolina y los pobres

“El presidente Gustavo Petro está jugando con candela y si no corrige Colombia se le incendia, y con justa razón, porque quiere dejar a los ciudadanos en la pobreza y en la miseria”


El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha manifestado que en el país debe aumentar el precio de la gasolina con el argumento de que el gobierno del presidente Iván Duque – 2018/2022 – dejó un déficit en el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles de alrededor de 10 billones de pesos por trimestre, es decir, 40 billones de pesos anuales por no subir el precio de ese combustible.

Es curioso que el presidente Petro hable de déficit y de soluciones al mismo cuando desde la alcaldía de Bogotá dejó un déficit de 217 mil millones de pesos en el transporte público de la ciudad cuando decidió bajar el precio del pasaje en Transmilenio. Con esa decisión hubo un detrimento patrimonial sobre el presupuesto de la capital, para Petro en ese momento esa decisión estaba bien porque beneficiaba a los ciudadanos con menores recursos.

Ahora que Gustavo Petro es el presidente de TODOS los colombianos sale a través de Twitter – ni siquiera sale en rueda de prensa – a decir que el precio de la gasolina debe incrementarse para “tapar” el déficit fiscal en el FEPEC y para orientar una economía con responsabilidad fiscal. Lo que deja ver esta apreciación del presidente es que desconoce cómo se maneja el tema de la gasolina y el del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles.

En primer lugar, la gasolina en Colombia de por sí es una de las más económicas de Latinoamérica, el caribe y los Estados Unidos, y si no existiera el FEPEC sería una de las más costosas en todo el continente, es decir, actualmente el galón de gasolina se cotiza en $9.523,00, ahora bien, sin el FEPEC costaría alrededor de $17.000,00 o $20.000,00. De esta manera, Colombia está en el tercer (3) puesto de la gasolina más barata seguida de Venezuela y Bolivia.

Para los conductores los $9.523,00 por galón que es lo que cuesta la gasolina en Colombia sigue siendo todavía muy costosa y tienen razón toda vez que el precio de ese combustible está sujeto a dos condiciones, la primera al precio internacional del petróleo y la segunda a los IMPUESTOS que tiene el galón de gasolina. Un absurdo que se tenga que pagar impuestos por el combustible que es necesario para trasladarse, para llevar alimentos y para generar empleos.

Solamente los conductores sobre todo los que transportan alimentos y mercancías saben que es pagar una gasolina tan cara, por ejemplo, los impuestos por galón de gasolina son:

  • Impuesto al carbono
  • Impuesto nacional a los combustibles
  • IVA al componente fósil
  • IVA a la distribución mayorista
  • La sobretasa

Prácticamente es un atraco de frente por parte del Estado que disminuye la productividad y la dinámica económica en la nación. Si en Colombia NO se cobrara esos 5 impuestos, estoy seguro de que la gasolina sería una de las más baratas del mundo, solo nos regiríamos por la variabilidad en los precios internacionales del petróleo.

Sin embargo, el presidente Petro y su “audaz” ministra de Energía alegan que, si o si el precio de la gasolina debe subir para solamente reducir el déficit fiscal en el FEPEC sin tener en cuenta que ese incremento en el precio generará INFLACIÓN, es decir, aumento generalizado en los precios de los bienes y los servicios, es más, se estima que si el incremento en el precio de la gasolina es de $1.000 la inflación aumenta en un 1%.

Así las cosas, varios “líderes” del gobierno dicen que el galón de gasolina debe subir a $18.000, esto es, un aumento del 20% en el Índice de Precios al Consumidor – IPC –, o inflación. Si esto sucediera Colombia se convertiría en una nación con los mayores índices de pobreza y miseria en la región. Al parecer para el presidente Petro esto lo tiene sin cuidado.

Estoy de acuerdo que hay que reducir el déficit en el FEPEC, que es muy alto, ya compromete al casi 3% del PIB, pero la solución no es incrementando el precio de la gasolina porque afectaría a los POBRES, aquellas personas que compran sus alimentos en los barrios y también afectaría a millones de trabajadores que utilizan el transporte de carga. La solución tampoco son más impuestos en los combustibles como propone la reforma tributaria.

La solución está en ECOPETROL, empresa pública del Estado que a través de los dividendos que produce puede el Estado empezar a tapar el déficit o que Ecopetrol siga financiando al FEPEC y con esto el Estado empieza a solucionar un problema fiscal desde sus arcas y no metiéndole mano a los colombianos en sus bolsillos.

En el escenario donde el gobierno suba el precio de la gasolina y por consiguiente el de los precios de la canasta básica y familiar, Colombia se volcará en unas manifestaciones sin precedentes en la historia. Recordemos que en Ecuador hubo un estallido social cuando el gobierno le quiso quitar el subsidio a la gasolina. Gustavo Petro está jugando con candela y si no corrige Colombia se le incendia, y con justa razón, porque quiere dejar a los ciudadanos en la pobreza y en la miseria.

Adenda 1. La ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, debe RENUNCIAR a su cargo o en su defecto debe ser censurada desde el congreso. Su desconocimiento del sector minero-energético del país pone en riesgo la estabilidad energética y económica de la nación.

Adenda 2. Bogotá está en manos de los criminales, para ellos la capital de Colombia en un patio donde pueden hacer sus negocios sin que la autoridad les diga nada, se sienten a sus anchas e intimidan a los ciudadanos. Para el 2023 los bogotanos deben elegir las autoridades que en verdad persigan el crimen, los ahuyente de la ciudad y les sirvan a los ciudadanos.


Otras columnas del autor: https://alponiente.com/author/forero-orjuela/

Aldumar Forero Orjuela

Joven oriundo de Bogotá D.C. Nacido en 1998, de familia conservadora, se ha adherido a las ideas del liberalismo que aboga por el respeto a la vida, la libertad y la propiedad como los valores más importantes de una sociedad.

Economista de la Universidad de La Salle. Con diplomados en cultura democrática y juventud constructora de paz.

Ha sido columnista en varios medios digitales de opinión y actualmente es columnista en Al Poniente.

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