La fuerza del silencio acusador

… la mayor sacrificada es la justicia la cual termina sometida a la fuerza del silencio acusador.

La Fiscalía tiene por designación constitucional ser investigadora de hechos que constituyan un delito y que lleguen a su conocimiento, como lo establece el artículo 250 de la Constitución Política de Colombia. Lo anteriormente nombrado y como todo el contenido la Constitución suena realmente impositivo en el papel; desde la designación del fiscal actual, Francisco Barbosa, se han puesto en evidencia hechos de corrupción, que, aunque parecen normales en un país como este, tienen un entramado delictivo de altas proporciones. Pero como los colombianos tienen mala memoria y los medios masivos poco o nada difunden este tipo de delitos, son procesos que se quedan en expresiones como “haremos seguimiento” “estamos investigando” y que al final nadie sabe que sucede en esos casos.

En los últimos meses el Gobierno Nacional y algunos medios de comunicación han dejado ver hechos de corrupción que involucran a altos empresarios y políticos en escenarios que agudizan cada vez más la corrupción en Colombia. Uno de los hechos más relevantes fue el de la empresa Ecopetrol, ya que se pudo evidenciar que algunos miembros de dicha compañía sustrajeron petróleo en acuerdos con integrantes del ELN, ocasionando un desfalco de altos niveles en esta empresa.

Se han dado declaraciones sobre investigaciones ante estos casos, pero el silencio de algunos medios y de la misma justicia generan terror en un país donde la impunidad deslegitima la aplicación de la justicia, se menciona este caso por hablar solo de uno, pero podríamos preguntarnos ¿Qué ha pasado con Reficar? ¿Ruta del Sol? ¿Odebrecht? Sin hablar de dinero que sigue rondando como hace décadas los corredores de las más altas esferas políticas. Se puede preguntar también ¿Qué ha pasado con las campañas financiadas con dinero del narcotráfico? o ¿Qué pasó con los bienes de la SAE? En muchos de estos casos pasan años antes de tener una respuesta y cuando se obtienen se cuentan con condenas irrisorias, pero en otros casos el silencio es el protagonista, parece que hay más intereses del ente acusador en hacer política que cumplir su labor de investigación.

El fiscal más joven que ha tenido Colombia ha doblegado su que hacer a poderosos políticos, acaudalados empresarios y a jefes a quien le debe su carrera como fiscal. Se le reconoce la celeridad con la veeduría al actual Gobierno al igual que su discurso de justicia e independencia que predica por distintos medios de comunicación. Pero es evidente que en cabeza de él lo que menos ha tenido esta entidad es independencia, sigue supeditada a voluntades políticas e individuales, un fiscal joven que tiene la gallardía de gritar en fuerte tono que es independiente y que no tiene jefe, pero que en la ejecución de su labor deja vislumbrar los intereses de algunos. Colombia sentada ve pasar casos de corrupción ante sus ojos donde poco o nada pasa y donde la mayor sacrificada es la justicia la cual termina sometida a la fuerza del silencio acusador.


Todas las columnas de la autora en este enlace: Maria Isabel Zapata Cataño

Maria Isabel Zapata Cataño

Estudiante de Derecho de la Universidad Católica Luis Amigó - Medellín

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