La ELECCIÓN de SER feliz

La felicidad verdadera y profunda no se trata de cuántos momentos de felicidad vivimos sino de cómo percibimos nuestra realidad. Sin embargo, sea cual sea la visión que tengas sobre la felicidad, algo que es necesario entender es que la felicidad es una ELECCIÓN.   

Imagina que es lunes en la mañana, te acabas de levantar de la cama y te dispones a prepararte para iniciar la semana cuando por algún medio comienzas a recibir información negativa. Bien sea noticias en la televisión o radio; algún familiar o amigo(a) te envía un mensaje con alguna noticia triste o de alguna manera desagradable; lees en las redes sociales gente que se queja de su desdicha o de cómo se sienten abandonados por Dios y, como esas un sinfín de circunstancias que para ser sinceros, no son las que más deseamos un lunes en la mañana.

Ahora bien, tenemos varias maneras de reaccionar ante estos estímulos. Podemos dejarnos atrapar por la negatividad que estos estímulos envían; podemos agregar más negatividad enfocándonos en los retos que estamos atravesando en el momento; podemos molestarnos porque la gente es demasiado negativa y mal agradecida al no darse cuenta de lo positivo que ya tienen en su vida; podemos sentir compasión por los demás y buscar la manera de cambiar su realidad; podemos bloquear todo estímulo evitando exponernos a ellos; o podemos usar todas esas visiones para revisarnos a nosotros mismos, ver cómo hemos reaccionado -y cuántas veces- y, agradecer por tener frente a nosotros oportunidades de crecimiento y aprendizaje.

Tal como lo abordo en “El cuadrante de la felicidad”®, el concepto que fui guiada a crear y del que dicto talleres, la felicidad es una elección y consiste en mirar los retos, dificultades y/o desilusiones que atravesamos, como parte de nuestro estado de felicidad permanente.

Te explico mejor. Imagina que tu felicidad depende de la cantidad de momentos alegres y de celebración que tienes en tu vida. Lo más probable es que termines haciendo una de estas dos cosas: o construyendo una vida de ilusión y superficial sólo para vivir momentos de felicidad, o te deprimes porque te das cuenta de que los momentos de celebración no abundan tanto en tu vida como quisieras… Parece ser una manera efectiva para vivir momentos de felicidad, más no la más efectiva para construir un estado de felicidad permanente.

Construyendo un estado de felicidad permanente

Es probable que hayas escuchado muchas veces la frase sobre cómo ver el vaso, si medio lleno o medio vacío. También es probable que no le hayas prestado mucha atención o que estés convencido(a) de que tú eres una de esas personas que ven la vida en positivo.

Pero, ¿qué significa ver la vida en positivo? Comenzaré respondiendo que es lo que NO significa. Ver la vida en positivo NO significa vivir de ilusiones y buscar desesperadamente la manera de tapar el sol con un dedo. Eso es huir, lo cual es muy diferente.

Ver la vida en positivo significa observar y aceptar la situación que nos desagrada y reconocer las emociones que se derivan de ella. Una vez hecho eso, entonces nos preguntamos qué la originó y qué debemos aprender de ella. Por último, cómo podemos evitar que se repita y cómo seremos mejores personas luego de atravesar la tormenta.

Por experiencia propia sé que ver la vida en positivo siguiendo los pasos que mencioné anteriormente no es tan difícil como parece; no sólo lo he vivido sino que he sido testigo de esa maravillosa transformación en mis clientes de coaching. Sin embargo, sí requiere de dos cosas que son indispensables una vez tomada la decisión de cambiar el cristal con el que se mira la vida: 1) estar convencidos de que esto es lo que deseamos hacer y 2) ser disciplinados. Si alguna de las dos falla, entonces nos tocará comenzar de nuevo.

Ayúdame a inspirar a más gente a ser feliz compartiendo este escrito.

* Tomado del blog jaminspira.com