La educación superior pública, un desorden que no está enfocado en la realidad social y económica

La mayoría da por sentado que la educación superior pública es favorable para la sociedad en su conjunto. En efecto, si las personas más inteligentes están saliendo de las universidades, se creará mayor valor en la economía y a la sociedad.

La dificultad con esto radica en que demasiados programas no están alineados con la demanda real del mercado. Un ejemplo claro puede ser los pregrados en filosofía, religión y artes, que, aunque pueden ser de interés para el estudiante, no hay muchas empresas o trabajos que requieran tales estudios de manera precisa. Claramente existen razones para crear una fuerza laboral bien educada, es decir, capacitada para enfrentar y dar solución a la realidad social, política y económica del país, pero la educación pública se ha convertido en educar porque sí.

Muchos profesionales están saliendo de las IES públicas (Instituciones de Educación Superior) y no ejercen la profesión para la cual se formaron. Mientras las tasas de desempleo son bajas entre los graduados universitarios, muchos se encuentran en trabajos que no requieren un título o al menos el título que obtuvieron. Desde asesores de venta en Call Center hasta cajeros de almacenes EXITO, muchos de ellos ya tienen un título profesional el cual no ejercen.

Algunas carreras son más propensas al subempleo que otras. Los profesionales en artes o música tienen una tasa de subempleo mayor. Los profesionales en historia y filosofía no se encuentran en una situación más favorable. Por el contrario, los profesionales en ingeniería, administración o educación obtienen una puntuación más favorable en las medidas de subempleo. La diferencia es que hay demanda de ingenieros, administradores y educadores, pero no tanto de profesionales en música, artes o filosofía.

Existe una clara desconexión entre el mercado y las IES públicas. Mientras que el mercado exige profesionales en ciencias e ingeniería, las IES públicas ofrecen profesionales en artes y letras.

Hacer que las universidades públicas sean totalmente gratuitas no va a resolver la desconexión existente entre las IES públicas y el mercado. Si las IES públicas fuesen gratuitas, no cambia en nada la situación de subempleo. Uno de los factores decisivos de la educación universitaria es determinar si la oferta de programas es valiosa para la realidad latente y futura.

La educación universitaria pública es una inversión, aunque muchos la quieran vender como un derecho, no cambia el hecho de que la educación es un bien de consumo, una inversión en la que, como resultado, se mejorarán los beneficios futuros o al menos eso es lo que se espera. Al eliminar el costo de ella, cambian los incentivos, se modifica la relación coste-beneficio. Es decir, hay un beneficio significativo, pero nulo costo. Esto incentiva una mayor participación, claramente. Cuando el precio de cualquier bien es eliminado, la demanda por él aumentará y la educación universitaria no será distinta.

Más estudiantes que van a la universidad puede parecer algo bueno en principio. Sin embargo, ¿qué van a estudiar y qué valor tendrá realmente ese pregrado? Sobre la base de las estadísticas actuales, muchos seguirán saliendo subempleados seguramente. Si se está educando a miles de personas que no están utilizando esa educación, o sea, se están formando en programas que no son valorados en la realidad socioeconómica, los recursos que allí se están destinando se están desperdiciando, se está quemando capital sin ningún sentido lógico. Esos mismos recursos podrían destinarse para ser invertidos en bienes que incrementen la productividad real, o sea, a otros pregrados y programas.

No se demerita el hecho de que existen personas que por razones individuales prefieren estudiar música en vez de química o filosofía en vez de administración de empresas. El hecho es que los recursos públicos, es decir, el dinero recaudado por el estado a partir de los múltiples impuestos existentes del bolsillo de los habitantes, están siendo invertidos en programas que no aportan un retorno a la economía nacional y al bienestar de los individuos de la nación.

La educación superior pública debe estar enfocada en la reducción de la pobreza, esto es, enfocada en dar profesionales que la realidad demanda para mejorar la situación del egresado y su círculo inmediato, para educar en aquellos programas que nutren el alma, existen centros educativos privados y en la medida que se desprendan estos programas de las IES públicas, se generarán estos mismos programas, mejor y más barato en el sector de la educación privada.

Otra alternativa, puede ser financiar a través de transferencias a la demanda, no a la oferta, es decir, mediante sistema de baucher dar los recursos directamente al estudiante y no a la institución, así, el estudiante elije en que IES formarse y se pluraliza el pensum educativo nacional tanto público como privado.

Jair Viana

Director de Investigación de LIBERTANK. Analista económico y financiero, y columnista para varios medios con estudios especializados en políticas públicas, crecimiento económico y estabilidad. Amplia experiencia en gestión de activos, planificación financiera y macroeconometría.

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